Sí, el coronavirus llegó a México y hay que tomar precauciones a nivel personal ya que, por lo visto el gobierno federal lo está tomando en su justa dimensión.
Sin embargo tenemos que conocer algunos datos, como que el índice de letalidad de éste virus fuera de China llega apenas al 1.7 por ciento, cifra menor al de la influenza estacional, tan común en nuestro país.
Pero entonces surgen las preguntas ¿porqué los medios tradicionales están tan alarmados? ¿porqué algunos actores políticos y sociales insisten tanto en el tema?
Tan solo es cuestión de pensarlo un poco para notar que los fines e intenciones son exactamente los mismos que en otros muchos países, son parte de la doctrina del shock descrita por Naomi Klein, utilizándola como componente de la Guerra Híbrida.
Me explico:
El coronavirus existe y es epidémico, de eso no hay duda; su coeficiente de contagio es muy elevado convirtiéndolo en un problema de salud pública, pero su muy baja letalidad hace injustificable la reacción mediática.
Entonces, analicemos ¿a quien beneficia la excesiva cobertura y alarma que tratan de infundir?
El gran capital ve una oportunidad inmejorable para la manipulación y especulación cambiaria y de valores, que promete jugosos dividendos como consecuencia del pánico en los mercados.
Los mercaderes de la salud tienen la gran oportunidad para impulsar sus productos, desde inútiles desodorantes de ambiente hasta todo tipo de medicamentos para aliviar los síntomas.
La amoral oposición reactiva tiene en el alarmismo un excelente ambiente de golpeteo político basado en la manipulación de cifras, tergiversación de noticias e información falsa.
Pero aquellos mas perversos utilizan situaciones serias como la actual para tratar de modificar el mapa político y las tendencias de aprobación, como sucede con la pareja Calderón-Zavala en su intento por registrar su partido México Libre.
Sus líderes y simpatizantes fomentan el terror magnificando las consecuencias del virus, critican y desprecian toda respuesta gubernamental, difunden información falsa pero, por otro lado, están aprovechando que la atención de la población está en el coronavirus y que además se encuentran vulnerables anímicamente para tratar de posicionar la idea en el imaginario colectivo de que su partido ya es un hecho consumado y que cuenta con la fuerza necesaria para enfrentar y confrontar al gobierno, convirtiéndose así en la única opción para quienes no están de acuerdo con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
Si pensamos un poco nos daremos cuenta de que las tendencias indican que el PRI seguirá perdiendo fuerza y militancia; que la pésima administración de Marko Cortéz al frente de Acción Nacional lo ha convertido en un partido marginal, y que el resto de los partidos históricamente han sumado sus lealtades a quien les garantice la permanencia.
Como consecuencia de esto, no es difícil imaginar una gran alianza opositora convergiendo en México Libre, cuya única ideología es la recuperación de prebendas y privilegios para una clase política abusiva y desvalorizada, apoyada por un gran capital especulador y comodino, que no sabe hacer negocios si no es al amparo del poder.
Tendremos que estar atentos al INE que como ya vimos, se reunió con Calderón y con “Alito” quizá para negociar la aprobación del mencionado partido; también debemos vigilar los movimientos y declaraciones de los actores políticos opositores y a los apoyos y alianzas que se generen con aquellos empresarios que han perdido privilegios.
Por lo que respecta a los medios tradicionales, han sido ya evidenciados en sendas investigaciones por Julio C. Roa y Contralínea como leales únicamente al dinero que antes recibían del gobierno y ahora de una parte de la iniciativa privada y de políticos corruptos que utilizan sus capitales mal habidos para regresar al poder.
Aunque el coronavirus es de cuidado, no podemos ni debemos permitir que sea utilizado como distractor para colocar un Golpe Blando a la cuarta transformación.