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Conjugando tiempos
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Conjugando tiempos

Conjugando tiempos.

Subo con trabajos y ayuda de mi nietecito, los dos tramos de escaleras que llevan al departamento de mi compadre a quien le cuesta más trabajo que a mí salir de casa y por eso lo visito.

Me recibe con un estruendoso “¡Ya estarás contento, Héctor!”, no es que lo desborde la emoción, es que ya está algo sordo y grita porque él mismo no se escucha. Apenas recobro el resuello le contesto “¿Y ahora por qué compadre?” “Ya comenzaron las venganzas, tu Peje no pudo aguantar las ganas de ser dictador y ya está entambando a todos sus enemigos. O adversarios, como él dice”

“Pero, compadre, si hace unos meses me decías que tenía pacto de impunidad con Chayito, con Romero Deschamps y con todo el viejo régimen, y ¿ahora es dictador cuando los investigan?”

Mi nietecito, que es más impaciente que yo, me anuncia que regresa al rato por mí y se despide cortés de mi compadre antes de salir lo más rápido que puede.

Ya a solas, mi compadre vuelve a la carga “Héctor ¿no te das cuenta de que se le aventó a los empresarios a la yugular? Va a arruinar la inversión y ¡ámonos todos al desempleo!”

Le explico con paciencia que los que viven del empleo son los empresarios y que, legislar para que no hagan transas y fraudes no es “írsele a la yugular” a los empresarios, sino cortarles las uñas a los ladrones, pero ya no me está escuchando porque oye radio todo el día (a todo volumen, me lo van a correr un día los vecinos) y ya me está diciendo: “¿Ya ves? Te engañó, no hace nada para meter al bote a Peña Nieto”

“No, compadre, no me engañó, toda la campaña dijo que no lo iba a meter al bote. Aunque en eso no estuve de acuerdo, voté por él y por todo su plan de trabajo.” Me interrumpe con un grito que suena a alerta sísmica “¡¡Te lo dije!! ¿No que iba a hacer lo que el pueblo mandara? ¡Pues todos queremos a Peña en el bote!”

Trato de que comprenda que la consulta popular apenas acaba de ser aprobada en el congreso, pero ya me está gritando que estoy defendiendo a Peña; yo tomo un sorbo de mi güisqui y, apenas puedo meter palabra le pregunto “¿Pues no decías que Peña estaba salvando a México? Ahora lo quieres meter al bote”

Tratar de entrar en el tema de la autonomía de la fiscalía o en la separación de poderes, es inútil. Es una terminología que no existió en nuestras largas décadas de vida y mi compadre no logra digerir…vamos, ni contemplar la idea de poderes independientes, de pueblo participativo, de no represión, de programas sociales sin intermediarismo, de gobierno contra la corrupción. Para él es como hablar de duendes, de viajes a la galaxia de Andrómeda o de que las cosas se caigan para arriba: para él eso no tiene existencia real en este universo. Fue adiestrado a pensar así, a creer que el mexicano está fatal, genética, cultural y hasta físicamente hecho de corrupción, autoritarismo y violencia.

Ni les cuento sus opiniones sobre el aeropuerto, que creo que se las oyó a la señora DD, a pesar de que la única vez que se subió a un avión fue el que está expuesto en la explanada de su alcaldía.

Por supuesto, cobra su apoyo para adultos mayores, porque recibe una pensión de vergüenza después de deslomarse décadas sin ninguna perspectiva de obtener un aceptable estándar de vida. Su departamento se lo quedará el banco cuando muera, si es que dura más que él, porque fue construido con escasa atención a las normas y la unidad ya está en ruinas cuando no tiene ni veinte años.

Mi nietecito me recoge a tiempo, porque a mi compadre ya se le subió el güisqui que le llevé y tendrá mejor compañía con “El Rudo” en la radio.

Con un entrenamiento así ¿todavía preguntan por qué me muero de la risa con los troles tuiteros?

©HéctorAtarrabia2019

@HectorAtarrabia

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