Con internet para todos, gana México; pierden medios, Slim y hasta el PRIAN
Por Miguel Angel Lizama
@Migueliz8
A punto de terminar el sexenio de Vicente Fox, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes autorizó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para ofrecer su red de fibra óptica paralela al tendido eléctrico en el país, con banda ancha de Telecomunicaciones para utilizar Telefonía, Televisión, Internet y Transmisión de datos. Pocos hicieron caso.
La instalación de esta red paralela en más de 11,600 kilómetros, realizada en forma secreta por más de un año, con fondos públicos y recursos materiales y humanos del Presupuesto asignado a la CFE, requiere un aislamiento especial con revestimiento de un gel particular para evitar la contaminación y el ruido estático causado por la inducción electromagnética, propia de los cables conductores del fluido eléctrico de alta tensión.
Este nuevo tendido le da a la CFE, mediante el uso de la tecnología PLC –Power Line Communications–, la capacidad de transmitir señales en banda ancha, fundamentales para la Internet, además de ser útil para telefonía y portabilidad de otros servicios afines integrados. La tecnología PLC ofrece gran ventaja sobre las conexiones normales a través de cables de par trenzado de cobre. Las línea eléctricas de baja tensión también usan cables de cobre, pero lo hacen de forma más universal, porque no dependen de la proximidad a nodos de distribución.
Esta red es abierta por ser pública ya que se tendió con recursos de la Nación es ideal para que en unos cuantos meses, la conectividad a Internet pueda llegar a lugares remotos donde haya luz eléctrica, y donde hasta hoy no existe la posibilidad de hacer llegar Internet y otros servicios por cable, sea de televisión o telefonía. Oficialmente se ha calculado que este tipo de conectividad alcanzaría el 96% de los hogares mexicanos.
La adopción de esta nueva tecnología es de una magnitud enorme. La calidad de la conducción permite que, por ejemplo, se transmitan por Internet videos de excelente resolución, que pueden competir con los contenidos normalmente manejados por la televisión por cable o abierta.
Los grandes consorcios de Telecomunicaciones no han querido invertir en ella, pues consideran poco lucrativo proporcionar el servicio a poblaciones de escaso potencial económico. Además hay una enorme diferencia de ventaja para el público en general: Internet no entra en el régimen de concesión gubernamental. Tal vez por eso Telmex empezó un uso limitado de la fibra óptica en sitios lucrativamente viables.
Lo que esto traerá, a nivel social y cultural, es de repercusiones incalculables. De ahí la importancia del anuncio hecho por el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su gira por Nayarit, sobre que ante la negativa empresarial a atender poblaciones distantes, la Administración que encabeza hará una empresa gubernamental para que todo México tenga conectividad por Internet.
Al Presidente le importa que los apoyos del gobierno federal lleguen fácilmente hasta las comunidades más alejadas, hoy olvidadas y menospreciadas por las grandes firmas de telecomunicaciones. La banca alega que la lejanía dificulta el traslado de valores y para los cajeros automáticos no hay conectividad disponible para su funcionamiento. Los telecomunicadores, por su parte, no quieren invertir en poblaciones que no les garanticen la inmediatez de sus ganancias. Nada con los pobres.
Ni la banca ni la industria de telecomunicaciones se arriesgan a invertir un peso para lograr la conectividad requerida para la dispersión de los fondos federales para el bienestar.
¿Habrán previsto esta monumental veta comercial quienes planificaron lo que pareció configurar un mega negociazo para los siguientes sexenios que se esperaban neoliberales?
Al parecer no fueron capaces de tal anticipación, para empezar, el Presidente López Obrador ya obtuvo la información del nuevo Director General de CFE, Manuel Bartlett Díaz, quien le allegó los datos y perspectivas de este gran salto en la modernización de México. Con razón fue tan atacado para que no llegara a ese cargo. Pero, viejo lobo de mares procelosos, AMLO lo mantuvo contra viento y marea, hasta de su mismo círculo cercano, y hoy López Obrador y Bartlett Díaz están a punto de dar el “campanazo”.
Google ya también está en esto
Google, el gigante internético de motores de búsqueda, junto con otros dos socios, han invertido alrededor de 100 millones de dólares en el grupo Current Communications, empresa que ofrece conexiones a Internet de alta velocidad a través del cableado eléctrico, según informó en su oportunidad el diario The Wall Street Journal.
Con sede en Germantown, Maryland, Current Communications usa la tecnología denominada PLC (Power Line Communication) que envía señales de Internet a través de las líneas regulares de electricidad, dijo el periódico citando una fuente cercana a la situación.
Conociendo la agresividad de Google, no es de sorprender este movimiento anticipado.
Aquí cabe aclarar que Bill Gates, el hombre más rico del mundo, hace un tiempo decidió dejar la jugosa presidencia de su gigante Microsoft, para ir a encabezar un nuevo consorcio de conectividad a Internet. Para Bill Gates, un salto de esta naturaleza es cualquier cosa, menos una pirueta mortal sin red de protección
Por eso el anuncio del Presidente López Obrador adquiere otra dimensión y no es “otra ocurrencia” como la oposición política, empresarial y mediática pretende denostar toda iniciativa que pretenda beneficiar a la mayoría del pueblo de México y no sólo a un reducido y hermético Club de Amigos de la Corrupción.
(Continuará con información de Blogotitlán)