Calderón no fue a la marcha
Por: Pablo Meléndez
@jpms1500
La jornada fue agradable y mucha gente se unió; familias avanzaban por las calles de la ciudad disfrutando de un momento y al mismo tiempo solicitando un cambio social, la consigna era clara que crezca el uso de las bicicletas y disminuya el de los autos. El paseo nocturno de este sábado fue un éxito y una experiencia que se debe vivir más a menudo.
Sin embargo al día siguiente nos encontramos con una movilización diferente, gente enojada y violenta que reclama por un regresión al estado opresor del PRIAN y no puedo sentir otra cosa que una gran envidia por la libertad que esta gente goza.
Fue una lástima que este domingo, ni Calderón, ni Peña Nieto, ni Ricardo Anaya llegarán a la cita que ellos mismos promovieron cuando en el pasado AMLO siempre estuvo con el pueblo, mientras ellos reprimía, él viajaba por las comunidades y Estados abanderando un cambio social.
Aún recuerdo cuando el 11 de octubre del 2009, camiones de uniformados, enviados por Calderón, se reunieron en torno al zócalo para desalojar a los extrabajadores de Luz y Fuerza que protestaban por la desaparición de la empresa estatal. Eran 44 mil los trabajadores que se encontraban reunidos en la plancha.
Otra ocasión fue en el 2013 el viernes 13 de septiembre, grupos de granaderos entraron al zócalo y con pleno uso de la fuerza desalojaron la manifestación en la que se habían congregado profesores y miembros del CNTE que se oponían a las reformas de Peña Nieto.
Estas son sólo algunas de las múltiples ocasiones en que los gobiernos de PRIAN usaron toda su fuerza para reprimir a quienes reclamaron algún derecho; ahora vemos un país más pacífico con pleno derecho a la libre expresión (que para bien o para mal se ejerce) y a la manifestación.
A los primeros que nos encontramos haciendo uso de esos derechos son manifestantes que no pueden expresar verbalmente la razón por la que se están manifestando, personas rubias o aspirantes a serlo, algunos llevan guardaespaldas, algunos trabajadores de su hogar y reclaman para que regrese la represión, aunque se avergüenzan y niegan al “Super policía” Genaro García Luna autor de ella.
En ese momento aparece en mi interior el gusanito de la envidia y desea que regrese (sólo en ese momento) la represión y que por un momento esas personas sientan de manera frontal la realidad de ser reprimidos, gas lacrimógeno, un fuerte garrote, los escudos empujando, las balas de goma golpeando a quemarropa y ser subidos a una patrulla sin saber si serán desaparecidos, violados o entregados a un grupo criminal.
Pero después uno reflexiona y encuentra que eso es darles la razón; queda la emoción de saber que esos tiempos de violencia estatal quedaron atrás, afrontar que es bueno y que bueno que los pudientes son los que hacen uso del derecho
porque eso significa sólo una cosa: que el pueblo está contento y el pueblo bueno está pagando lo que recibe de su gobierno, amor.