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Banca del Bienestar, empoderando al ciudadano
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Banca del Bienestar, empoderando al ciudadano

Por: Jorge Barrientos V.

“La lucha dormida, latente durante siglos, y que tendrá lugar tarde o temprano es la lucha del pueblo contra los bancos.” Lord Acton

Hace unos días, un grupo de inversionistas pequeños -padres de familia de clase media, estudiantes sin becas, empleados de negocios de comida rápida- le dieron una tunda a Wall Street, lo que hizo que los grandes especuladores financieros tuvieran que apagar el sistema que ha sido fuente de su riqueza en los últimos años; en cuestión de horas, un enjambre de pequeños inversores (gente con inversiones de menos de mil dólares) hizo crecer las acciones de compañías norteamericanas a punto de quebrar y con las que los especuladores esperaban ganar millones apostando a que sus acciones caerían. Al suceder lo contrario y con un crecimiento en el precio de la acción en porcentajes inusuales, las pérdidas presentadas estaban a punto de quebrar al sistema. Los señores del dinero no tuvieron otra opción que detener las operaciones, demostrando que aquello del “libre mercado” solo es válido mientras los haga ricos a ellos.

Esta acción, que ya se conoce como “el caso Game Stop” en honor a una de las compañías por las que los pequeños inversionistas apostaron a hacer crecer sus acciones, pasará a la historia como el golpe con el que el Pueblo asestó el primer susto al sistema financiero y con el que le dijo –ya aprendimos tus trucos, jugaremos con ellos-. Fue la evolución del “Occupy Wall Street”.
En México, con una población sin educación financiera y en un país donde aún se cree que invertir en la bolsa es cuestión de ricos, pensar en un golpe de ese tipo es solo un sueño; es por eso que aquí el proceso debe ser diferente, pero todo indica que viene también un cambio en los valores del juego financiero en México.

El sistema bancario en México -pues no se puede llamar mexicano a lo que en realidad no lo es- se ha convertido básicamente en el sistema de agio y usura con permiso, una banca que renunció a convertirse en palanca de desarrollo para convertirse un sistema de prestamistas y comisionistas no tiene ningún valor para la sociedad. La mayor entrada de los bancos en México la obtienen de las comisiones y los intereses a sus préstamos que superan hasta en el doble a los de sus países de origen, donde los intereses llegan a ser de un 18 a 20% en promedio mientras en México alcanzan desde el 35% y hasta el 40%. Llegan a rondar hasta los 100 mil millones de pesos anuales los ingresos por comisiones, 100 mil millones que dejan de circular en el mercado y que van en su mayoría a parar a las arcas de sus países de origen.

Por eso, la creación de una banca mexicana para el Pueblo es una acción no solo de servicio público sino de reactivación económica. La creación de un banco más cercano a la gente, con sucursales en la mayor parte del territorio nacional hasta las zonas más apartadas del país, y con comisiones mucho más bajas que las de la banca extranjera (o bueno, llamémosla “tradicional”) no solo logrará que más gente tenga acceso al sistema bancario, sino que permitirá que más de ese dinero permanezca circulante en las ciudades. Y de ahí nos pasamos a las remesas: según la asociación de bancos, sí, con minúsculas, de los 13.10 dólares que se cobran de comisión por envío, 6.60 dólares se quedan en la ventanilla de atención (Estados Unidos); 3.90 dólares en la remesadora y 2.60 dólares en los bancos y comercios aquí en México. De manera que una banca del Bienestar que cobre menos permitirá que los familiares de esos paisanos puedan obtener un poco más del dinero enviado. Y, en el caso extremo de que esa Banca del Bienestar mantuviera los mismos niveles de comisión por transacción o por envío de remesas, se puede tener la certeza de que el dinero fruto de esas transacciones será reinvertido en México a diferencia de lo que sucede actualmente.

Así, todo parece indicar que viene un gran cambio en la relación de los bancos con los usuarios, pues no serán pocos quienes comiencen a realizar sus operaciones con la Banca del Bienestar que por lo pronto ya anunció que la apertura solo requiere 50 pesitos. Hay algo interesante que señalar en todo este proceso: cuando los “agoreros del desastre” gritaban que la actual administración venía para nacionalizar los bancos una vez más, solo exhiben su manera primitiva de analizar las cosas, pues el proceso parece ser aún más sencillo. No es necesario nacionalizar, solo se requiere jugar con sus mismas reglas y convertirse en competencia.

Por cierto, para dar cachetada con guante blanco a los financieros de Wall Street, los pequeños inversionistas que obtuvieron jugosas ganancias con el golpe al sistema financiero utilizaron gran parte de esas para gastarlas en obras de caridad y hasta comprar productos en las compañías mismas que iban a quebrar como Game Stop y regalar esas consolas de Play Station, Xbox o videojuegos a niños en hospitales para su entretenimiento.

“Es bueno que la gente no conozca el sistema bancario y monetario, si no habría una revolución mañana por la mañana.” Henry Ford
Tal vez esa revolución ya inició.

Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinen.

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