Aunque se vista de huipil, se queda neoliberal
Se visten de huipil
La derecha de México ha intentado colocar la narrativa de que, al poner una candidata que se identifica con algunas de las causas de las clases medias, está alejándose de su proyecto histórico. El efecto AMLO ha corrido a todas las fuerzas políticas a la izquierda. También ha despertado la presencia y activación de movimientos sociales. No obstante, su impacto en los partidos de la oposición ha sido meramente estético.
Con huipil y un discurso menos acartonado que los políticos clásicos, como Santiago Creel, que se ve cada día más derrotado, Xóchitl Gálvez ha sido la opción elegida por las élites económicas mexicanas para representar a la coalición de intereses representadas por el PRIAN. Sus dirigentes, aglutinados y dirigidos por Claudio X. González han desatado una campaña que, de la noche a la mañana, la posiciona en todos los medios de comunicación corporativos nacionales.
Indudablemente, la marginación de Lily Téllez es, en el ámbito del sentido común, un triunfo de Morena y López Obrador. En lugar de radicalizar el discurso hacia la ultraderecha, y elegir una batalla de contraste contra la Cuarta Transformación, la alianza conservadora eligió el discurso más similar posible al de la izquierda lopezobradorista.
Permanecen neoliberales
Como decíamos, este viraje a la izquierda es meramente estético. Esto queda demostrado mejor que por ninguna otra cosa, por el hecho de que el plan de gobierno de la derecha estará diseñado por José Ángel Gurría, titular de Hacienda durante el gobierno de Zedillo. Priísta encargado de la “renovación ideológica” del partido, fue diseñador del viraje del PRI al neoliberalismo, y uno de los cuadros ideológicos y económicos del salinismo, que terminó de matar al nacionalismo revolucionario dentro del PRI.
Gurría fue también una de las personas encargadas del FOBAPROA, decisión del gobierno de Zedillo que obligó a los mexicanos a adquirir una deuda privada y pagarla con dinero público. A la fecha, la economía familiar mexicana sigue cargando con el endeudamiento de un grupo de banqueros que entraron en quiebra por su propia irresponsabilidad financiera, y por la corrupción.