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ARISTEGUI EN SU TITANIC
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ARISTEGUI EN SU TITANIC

La reconciliación social como mentira para atrapar incautos, es algo que no se va a dar en el México actual.
Es imposible. Hay una evidente lucha de clases a la que se ha referido el presidente López Obrador en reiteradas ocasiones, que es vista con claridad por los sectores sociales de avanzada.

Están por una parte, los que tienen todo y que “sin llenadera alguna” (como dice el presidente), quieren tener más.
Por otro lado, están los millones de mexicanos que trabajan a diario, generando la riqueza nacional y que a pesar de eso, llevan una vida de privaciones y estrecheces.

La desigualdad en México es evidente para todos. El clasismo de los que todo lo tienen, es abierto y vergonzoso. No se oculta, ni se intenta disimularlo.

Vemos a un Lorenzo Córdova en el INE, burlarse de la forma de hablar de la gente humilde, o al priista Enrique de la Madrid, sugiriendo que para solucionar el problema de la pobreza en el país, cada ciudadano poseedor de riqueza, debe “adoptar” a un pobre.

Pero la lucha de clases no es el único factor que hace imposible toda reconciliación.
Hay dos causas importantes que impiden que el fingido apretón de manos a que invitan los personajes y grupos reaccionarios, tenga futuro.

La primera tiene que ver con la honradez y honestidad del Pueblo mexicano.

En realidad, no somos una nación de corruptos. La mayoría de la gente repudia la corrupción. Somos una sociedad con valores sólidos y el contacto con la corrupción neoliberal, no consiguió que perdiéramos esa herencia de siglos. Repudiamos al corrupto, aunque tuvimos que soportar a buena cantidad de ellos, mientras el país fue gobernado por los partidos de derecha PRI y PAN.

Hoy que el gobierno está en manos de funcionarios honestos, no estamos dispuestos a dar la mano a los corruptos, rateros, saqueadores, prevaricadores, traficantes de influencias y vende patrias, que tanto daño causaron al país.
La segunda causa tiene que ver con la Revolución de las Conciencias. Los mexicanos abrimos los ojos a la realidad, gracias a la llegada de la redes sociales y al trabajo de concientización que hace el gobierno del presidente López Obrador.

Día a día, el alcance de Internet en el país, crece. Día a día, las redes sociales extienden ese alcance dentro del territorio nacional.

Los medios masivos de comunicación tradicionales, quedan exhibidos como lo que son. Aliados de la corrupción y corruptos en sí mismos. Sus periodistas no tienen credibilidad en un amplio sector social y ese rechazo hacia ellos, se incrementa permanentemente.

La información corre en redes sociales y en plataformas informativas alternas, sin maquillaje y sin pasar por la manipulación que de ella hacen los periodistas del pasado. La gente conoce su realidad y no se deja engañar cuando sabe que existe una ruta alterna para estar informada.

La prensa y los periodistas corruptos están perdiendo la batalla informativa en México, gracias a la Conferencia Mañanera del presidente López Obrador, y a un amplio sector de usuarios dedicados al periodismo ciudadano.
Al conocer que las antiguas leyendas del periodismo, sirvieron a los intereses de los gobiernos corruptos del PRI y del PAN, la sociedad muestra su rechazo a dar ese apretón de manos que proponen los saqueadores del país y sus cómplices a sueldo.

Brozo, Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Denise Dresser, Jorge Ramos, León Krauze Carlos Marín, Raymundo Riva Palacio y muchos otros más, hablan permanentemente de “polarización social” y culpan de la misma al presidente López Obrador.
Pero lo que ve la sociedad mexicana es distinto. Es el viejo y decadente periodismo conservador, quien se dedica diariamente a dinamitar toda acción de gobierno emprendida por el presidente López Obrador.

Desean crear un clima de incertidumbre y desconfianza, que permita al neoliberalismo recuperar el poder. La mentira, la calumnia y la distorsión de la realidad, son sus herramientas de trabajo.
Veamos un ejemplo reciente.
El día viernes de esta semana, se presentan en la conferencia mañanera, las reporteras Nayeli Roldán, del Portal Animal Político y Dalila Escobar, de la Revista Proceso.
Les dan la palabra y lo que hacen ambas, es orquestar un ataque coordinado en defensa de un supuesto luchador social que trabaja en Tamaulipas y al que aseguran, “espió” el ejército, a través del sistema Pegasus.

Intentan por todos los medios manchar a las fuerzas armadas, señalando que están interviniendo el teléfonos de “luchadores” de derechos humanos que le son incómodos al gobierno.

Pero lo que ocultan, es que Raymundo Ramos, quien se ostenta como defensor de derechos humanos, es señalado por otros periodistas, por delincuentes detenidos y por el mismo ejército, como un probable colaborador de la delincuencia organizada.
Nayeli y Dalila hacen su parte en la conferencia matutina, pero salen con la cola entre las patas, cuando el presidente les señala que tanto Animal Político, como Proceso, son medios al servicio de la oligarquía corrupta. Que hablan mentirosamente de “espionaje”, cuando saben perfectamente que el ejército hace labor de inteligencia, para evitar el uso de la fuerza letal.

A la solicitud de la reportera Nayeli, para que se presentara en la Conferencia Mañanera el general Audomaro Martínez Zapata, responsable del área de inteligencia del gobierno, el presidente López Obrador contesta que él personalmente dará todos los datos que se requirieran. Pero que ni Proceso, Animal Político y Claudio X González, van a fijar la agenda a tratar en la conferencia y que por lo mismo, el general Audomaro no atendería directamente esa petición.

¿Quién preparó todo esto?

Carmen Aristegui y los directores de Animal Político y Proceso. Seguramente por instrucciones de Claudio X González.
Mientras sucedía eso en la Conferencia Mañanera, Aristegui tenía armada una “mesa de análisi” en su programa.
Ahí estaban los dirigentes de Animal Político y Proceso, esperando los datos del escándalo que pretendían armar Nayeli y Dalila.

Se iba a acusar al presidente y al ejército de “espiar” a “ciudadanos inocentes”.
Tenían todo dispuesto para armar y hacer explotar una bomba mediática en contra del gobierno.
Y les falló. La bomba se “cebó”.

El presidente acometió en contra de esa prensa corrupta, señalando la clara diferencia que existe entre el espionaje, que tiene como finalidad el acoso, la represión, la violación de derechos y la agresión y lo que significa el trabajo de inteligencia que realiza este gobierno, con el fin de prevenir, entender y atender lo que sucede dentro de las organizaciones criminales, para garantizar la paz y salvar vidas de mexicanos.

Raymundo Ramos ha sido señalado como probable delincuente y como un falso defensor de derechos humanos. Por eso se investiga a esa persona.

El periodismo practicado por Carmen Aristegui, es sucio y pierde audiencia por lo mismo.
La gente que años atrás la defendió, hoy no quiere darle la mano y mucho menos reconciliarse con alguien que ha mostrado ser defensora férrea del neoliberalismo corrupto.

Buena parte de la sociedad, tampoco quiere apretón de manos con la gente de Animal Político, Proceso, el Reforma, El Financiero, Artículo 19 y otros desinformadores que trabajan para la oligarquía nacional y extranjera, de corte fascista.

México está cambiando. La sociedad está cambiando.

Por lo mismo, no puede haber abrazo fraterno con quienes dañaron tanto al país y a su gente.

No puede haber paz con quienes se empeñan en que México dé marcha atrás, para retornar al mundo de la corrupción, donde Claudio X González, Proceso, Animal Político y Carmen Aristegui, entre muchos otros corruptos, eran felices y respetados.

Eso no va a pasar en el país, así mientan y calumnien a diario los integrantes de la vieja y desacreditada clase informativa corrupta, a quienes paga una oligarquía interesada en seguir robando.

Malthus Gamba

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