Por Miguel Ángel Lizama @Migueliz8
A propósito de las recientes manifestaciones de protesta por diversos motivos, que van aumentando en número, virulencia y violencia (Antorcha Campesina, feministas, opositores a la austeridad y al aeropuerto de Santa Lucía, etc.), ante la APARENTE PASIVIDAD del Gobierno de la 4T, que en realidad es EL RESPETO PLENO a la Libre Expresión y Manifestación de todos los mexicanos y a su derecho a disentir, es oportuno enfocar el tema de la Disensión, Contención o Represión, y la responsabilidad del Estado y obligación del Gobierno para preservar las libertades de su población y la Seguridad del Estado.
Todo Estado debe tener, y tiene, un dispositivo de Seguridad, para su propia conservación. Este dispositivo cuenta con mecanismos de espionaje y contraespionaje, llamados Inteligencia, que si bien nacen dentro de la fuerza armada (Ejército, Marina, Fuerza Aérea), por lo general queda encuadrado en la Seguridad Interior del Estado. Con base en los informes de Inteligencia, se diseñan estrategias, tácticas y acciones para lograr los objetivos de seguridad.
Aunque hay antecedentes tan remotos como el Imperio Romano, donde la Guardia Pretoriana no sólo resguardaba la seguridad del César, sino de todo el imperio, o la actuación de JOSEPH FOUCHÉ, ministro del Interior de Francia cuando la Revolución Francesa y el imperio napoleónico, considerado fundador del espionaje moderno, fue hasta que HERMANN GÖERING creó la Gestapo en la Alemania nazi que el dispositivo de seguridad gubernamental estableció como objetivo “Investigar y combatir cualquier actividad que entrañe un peligro para el Estado”.
Si el Estado y más particularmente el Gobierno no dispone de un mecanismo que preserve su seguridad –y con ella la de toda su población y territorio– queda inerme y expuesto ante cualquier enemigo (externo o interno) que pretenda tomar el control nacional para sus propios intereses. Por eso no hay país, por pequeño que sea, que no cuide su supervivencia. El mismo cuerpo humano tiene mecanismos de autodefensa para preservar su vida. Es un imperativo natural.
En México, desde la época post-revolucionaria, la seguridad del Estado estuvo bajo control del llamado Estado Mayor Presidencial (EMP) cuya SECCIÓN SEGUNDA, de Inteligencia y Contrainteligencia, concentraba los reportes de espionaje o contraespionaje emitidos por las áreas respectivas del Ejército y del aparato civil, distribuidas en la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, DGIPS (de la Secretaría de Gobernación y de los gobiernos de las entidades); el Servicio Secreto de la Policía del Distrito Federal y las Policías Judiciales estatales.Todas expresiones de la mano firme o dura del gobierno.
Del EMP salían las directrices a las distintas esferas de gobierno para tener en PAZ Y ORDEN el país que, según el momento que se registrara en alguna Disensión, se empleaba la Contención por convencimientos o sobornos o, en caso extremo de activismo o violencia, la Represión con las fuerzas de Seguridad. Ello originó pasajes sangrientos de la historia mexicana, como la represión a ferrocarrileros, maestros, médicos, estudiantes (del 68 y del 71), campesinos (Acteal, Aguas Blancas), normalistas (Ayotzinapa), entre los más sanguinarios y que, salvo los grupos nazófilos del conservadurismo, nadie quiere que se repitan.
Con la asunción del Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR desapareció el EMP y sus prácticas draconianas, como ya antes habían desaparecido la DFS por orden fulminante de Miguel de la Madrid Hurtado a raíz del asesinato del periodista Manuel Buendía Tellezgirón a plena luz de la tarde con todos los indicios de una ejecución bien planeada, y posteriormente la DGIPS, al iniciar su sexenio Carlos Salinas de Gortari, para dar origen al CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) que se hundió en la mediocridad, las extorsiones a sus espiados y el descrédito general.
Pero la desaparición de la Coerción y la Represión oficial, no significa UN VACÍO DE SEGURIDAD NI DE AUTORIDAD, aunque así lo quieran tomar los “adversarios” del Presidente, furiosos todavía por su apabullante derrota en 2018. Hoy lo mismo abruman al Poder Judicial con infinidad de Amparos (nada baratos) contra todas las acciones del gobierno de la 4T o para impedir que se castigue la evasión fiscal de un ex-presidente, que mediante voceros políticos y empresariales convierten en “Promoción del Odio y División de los Mexicanos” el AMOR Y PAZ, y “NADA POR LA FUERZA, TODO POR LA RAZÓN Y EL DERECHO”, proclamados con palabras y acciones del Presidente que tanto odian.
Como patadas de ahogado, EL PARASITISMO del PRI llamado “Antorcha Campesina” lanza prepotente su arrogancia golpista, proclamándose único representante de los campesinos más pobres del país, exigiendo que les vuelvan a dar Presupuesto público como hicieron todos los gobiernos a los que hacían plantones para coaccionarlos. Gritan desde estadios rentados, sin ver todo el dinero que se les empieza a entregar directamente a poblaciones enteras de extrema marginación en los lugares más pobres. Gritan porque esa Antorcha se extingue sin el dinero público.
O por parte del PAN y PRD, toman como bandera flamigera la violación no probada de una muchacha que culpa a policías de CDMX sin que las cámaras de vigilancia muestren indicios de la misma, como pretexto de protestas callejeras que tratan de imitar las de Francia con los “chalecos amarillos” y lanzan mujeres gritonas y violentas a pintarrajear edificios públicos o privados, romper vidrios de comercios, incitar a la represión policial y golpear reporteros para hacer escándalo y culpar el gobierno que responde con cautela y mesura.
La población general cada vez hace menos caso de esos desquiciados por sus derrotas, aunque los medios de propaganda patrocinada y en declive, hacen eco de los mínimos escándalos para magnificarlos y crear inestabilidad.
Como debe trabajar la Seguridad del Estado (con discreción, sigilo y eficacia), los nuevos órganos no están dormidos o latentes, sino muy alertas y apegados a las nuevas guías que impone el Presidente López Obrador para tirios y troyanos, violentos y gritones: NADA POR LA FUERZA, TODO POR LA RAZÓN Y EL DERECHO.