AMLO, GRAN MAESTRO DEL AJEDREZ POLÍTICO

Muchos se preguntaron cuáles fueron las razones que sopesó y consideró el presidente López Obrador, para adelantar en más de un año la campaña dentro de Morena, para iniciar el proceso de selección del candidato presidencial rumbo al 2024.

Demasiado tiempo y una serie de circunstancias difíciles de controlar, se venían encima, por esta premura inexplicable para muchos.

Hoy que se fijan reglas claras para que seis posibles participantes (cuatro seguros y dos aún en veremos), esa decisión parece tomar sentido para quienes no comprendieron los movimientos que el presidente anticipó correctamente, en el tablero político nacional.

El juego de las corcholatas dejó ver a quienes en verdad tienen posibilidades de alcanzar la presidencia de la república y a quienes perdieron el rumbo desde hace tiempo.
Para todos es conocido que, de las cuatro corcholatas de Morena, tres han demostrado hasta ahora su lealtad al Movimiento y al presidente y otra ocupa un lugar que no ha ganado y que inevitablemente será valorado por los encuestados por Morena, a la hora de definir la candidatura.

El destape de corcholatas depuró una lista que se creía más abierta. Se habló mucho de Santiago Nieto en su momento. De Juan Ramón de la Fuente. Incluso en la etapa en que se salía de la pandemia, después de aplicar una estrategia de salud que resultó acertada y que deja a México con un nivel de fallecimientos similar al del resto de los países que se ocuparon en atender la amenaza en forma correcta, algunos vieron como posible presidenciable al doctor Hugo López Gatell. Se habló de Rocío Nahle y de Tatiana Clouthier,
La lista queda en los tres “hermanos” del presidente y uno más.

Y comienzan a jugar políticos de todas las filiaciones en esta partida de corcholatas propuesta por el presidente. La oposición, demeritando, o tratando de “jalar” a alguna corcholata desubicada hacia su territorio. Los políticos y funcionarios de Morena, queriendo ser parte del equipo ganador. Y la palabra entre ellos es ésa: equipos. Todos tratando de fortalecer a la “cabeza” del grupo, porque aunque parezca mentira, en las filas de algunos funcionarios públicos de Morena, aún permea la idea de que “si llueve arriba, algo escurre hacia abajo” y eso es más que suficiente para los pequeños burócratas, que van por el “hueso” que les da de comer y menos por las convicciones que mueven a millones que respaldan al Movimiento sin pedir nada a cambio.

Los medios de comunicación intentando despedazar el prestigio de las corcholatas de manera permanente. Para la clase conservadora, existe la esperanza de que al término del sexenio del presidente López Obrador, las cosas mejoren un poco para ellos. Si no se puede impedir la llegada de un nuevo presidente salido de Morena, sí se puede intentar debilitarlo en lo posible, para que su gobierno sea débil y dependiente de la “reconciliación” nacional. Esto es, que a ellos les toque una parte del pastel y que de algún modo, se respeten e incrementen sus privilegios.

El triunfo de Morena en el Estado de México y el peso político y electoral que tendrá en el futuro esa derrota conservadora, da la señal para la segunda fase ganadora de la estrategia del presidente.

Convoca a las “corcholatas”, a los gobernadores y a la dirigencia de Morena a un desayuno y ahí inicia la construcción de reglas claras para la competencia por la candidatura presidencial. La oposición se agotó en la defensa del Estado de México. Es un ejército que no controla territorios importantes en el país. Carece de jefes de calidad y la prensa que lo defiende está por demás desprestigiada. No tiene un solo candidato honorable para presentarlo a la sociedad en 2024.

La vía está libre y ahora hay que avanzar con orden. Y se fijan reglas claras que deben ser respetadas porque ya fueron firmadas por los cuatro importantes aspirantes a la candidatura. Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena y Mario Delgado, presidente de Morena, fueron claros ayer. “Todos los aspirantes renuncian a sus cargos actuales. El candidato se definirá por encuesta y el falló de la comisión encargada, es inapelable. No pueden participar gobernadores y sus estructuras estatales y municipales en la promoción de algún aspirante. No pueden participar funcionarios públicos. No puede participar la estructura del partido. No puede aceptarse dinero público y privado para promocionar a un aspirante. No pueden convocar a simpatizantes y militantes, a realizar campañas de odio en contra de otro aspirante. No pueden hablar mal de otro aspirante. No se puede asistir a espacios de noticias que hayan demostrado estar en contra del Movimiento. Todo esto entra en vigor a partir del 19 de este mes y concluye el 27 de agosto.
La palabra clave en todo esto es UNIDAD.

El presidente ha dejado primeramente que la maquinaria de Morena suelte aire, para que llegue afinada y lista al proceso de selección de candidatos. Mañana tendrá una reunión con el gabinete ampliado, donde dará las gracias a todos e invitará a aquellos que pretendan buscar la candidatura por un puesto de elección en 2024, a que le avisen con tiempo y tomen su camino en total libertad.

Las grietas en el actual gobierno, no se van a dar.

Las fisuras en el Movimiento por la guerra sucia que se está dando en redes sociales, donde las “fuerzas inferiores” radicales, piensan que formando grupos de “choque” en contra de otras corcholatas, lograrán el triunfo de la suya, es ilusión de quienes en muchos casos, se mueven en torno a congresistas que ven la política “a la antigüita”.
Hay algo que queda claro después del Congreso Nacional de Morena.

Las reglas están ahí y ya fueron firmadas. Quien las respete, tendrá la consideración y el respaldo de la gente. Quien decida no hacerlo, quedará exhibido ante los votantes y participantes en la encuesta que lo decidirá todo.

Se pidió Unidad, Piso Parejo y Juego Limpio. Y se logró ese acuerdo.

El presidente sigue siendo el mejor ajedrecista político de las últimas décadas.

Juega a la segura. Deja madurar la partida y en el momento adecuado, da el mate definitivo.

Grande López Obrador. Cerrará su sexenio igual de fuerte.

Malthus Gamba