Si Dante Delgado afirma que la unidad de los grupos conservadores, es algo imposible de poner en práctica, es porque ve lo mismo que observamos millones de ciudadanos semanalmente.
Los “Martes del Jaguar”, espacio en donde aparece la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, se han convertido en un acontecimiento esperado por todos.
Alejandro Moreno, presidente del PRI, es exhibido públicamente, en acciones que deberían ser consideradas como delitos electorales, e incluso del fuero federal. No se trata de acusaciones de terceros, que podrán o no ser válidas. Es la voz de Alejandro Moreno, la que evidencia conductas ilícitas cometidas por él mismo y por su personal de confianza dentro de la estructura del PRI. Están involucrados también, colaboradores que tuvieron puestos importantes en el gobierno de Campeche, cuando Alejandro Moreno era gobernador.
Alito Moreno acusa de viva voz a Alejandro Moreno en estas grabaciones. No se trata de guerra sucia, ni de alteraciones en los audios que se presentan. Lo que expresa el presidente del PRI nacional, ocurrió verdaderamente y resultaría fácil de investigar para cualquier autoridad, pues los datos que se desprenden de los audios publicados, explican con claridad el origen y destino de recursos económicos que de manera ilegal fueron utilizados para respaldar campañas y candidatos del partido tricolor.
Dante Delgado lo dice con todas sus letras: “no vamos a aceptar la invitación que nos hace una alianza opositora perdedora, que con seguridad tendrá el mismo fin que el Titanic”
Alito Moreno es un caso extraño dentro de las filas de un priismo que manejó por décadas una disciplina interna de observancia general. Había códigos no escritos que se respetaban y que pocas veces se intentaron rebasar. Tenían principios básicos que significaban mucho para la mayor parte de los priistas.
Si no se daban los resultados esperados, o si la permanencia en un cargo afectaba o dañaba la imagen e intereses del Partido, el político que tenía el problema encima, se apartaba por decisión propia, sin necesidad de pleitos internos y dentro la mayor reserva posible.
Con Alejandro Moreno las cosas suceden de diferente manera. No va a renunciar a la dirigencia del PRI, a pesar de que los escándalos en su contra son de diversa índole y bastante graves tanto para su persona, como para el Partido.
Es un político acabado, que se niega a renunciar al poco poder que le queda, por la urgente necesidad de protegerse en lo personal, de cualquier investigación que se abriera en su contra. Quiere fuero y la estructura del Partido, para mantenerse fuera del alcance de la Ley.
En el último audio que se presenta en los “Martes del Jaguar”, se escucha una conversación entre Alito y su gente, donde queda de manifiesto la forma en que se lavaba dinero de procedencia ilícita, para inyectarlo a las campañas políticas de diferentes candidatos que competían por el PRI en elecciones pasadas.
Ahí se escucha que este mecanismo “para no dejar huellas”, implicaba el pago en efectivo a operadores internos y externos del Partido.
Televisa es señalada como parte de esta estructura de lavado de dinero. Ahí llegaba dinero sucio con cargo a servicios no prestados y salía limpio para ser canalizado a campañas políticas.
Por su parte el INE, tan minucioso y preocupado por el uso de recursos financieros, utilizados y reportados por los candidatos de Morena, nada vio sobre esta operación millonaria, llevada a la práctica casi a la luz del día.
En este momento, tanto los Institutos Estatal y Nacional Electoral, así como los Tribunales Estatal y Federal Electoral, se encuentran revisando la elección en Tamaulipas, por una denuncia presentada por el PAN, en relación a la intervención de dinero proveniente de la delincuencia organizada, en favor del partido político ganador, Morena.
No tienen pruebas y elementos que justifiquen la queja panista. Son dichos y pequeños detalles que no constituyen por sí mismos, una prueba de que la elección debe anularse, porque el supuesto dinero proveniente de la delincuencia, fue determinante en el resultado de la elección.
En ese tipo de investigaciones, sí invierte tiempo y recursos el árbitro electoral. En una cacería donde “hay escopeta, pero no se ven los patos”.
En el caso de Alejandro Moreno, las pruebas se acumulan semana tras semana y ni el INE, ni el Tribunal, han intervenido decididamente para hacer una seria investigación al respecto. “En el ámbito de nuestras posibilidades, investigaremos si la información contenida en esos audios, es constitutiva de delito alguno, o no”. Ésa ha sido la postura de un INE corrupto, inclinado abiertamente en favor de la oposición.
El PRI debería ser sancionado severamente por estas conductas constitutivas de delito, impulsadas por el presidente del Partido. Incluso, debería perder su registro como fuerza política.
Televisa, de comprobarse su participación en el lavado y triangulación de recursos públicos, en actos considerados como propios de la delincuencia organizada, debería perder la concesión otorgada por el gobierno mexicano.
Estamos hablando de delitos electorales, considerados graves por la legislación vigente.
Alejandro Moreno construyó un “Eje” operativo, mediante el cual hacia circular cantidades millonarias de dinero en efectivo, para no dejar rastros contables o financieros, que delataran estas operaciones irregulares y pudieran representar riesgos a los políticos, funcionarios, empresas y ciudadanos involucrados con este esquema de lavado de dinero.
Muchos de los candidatos del PRI en las pasadas elecciones, ocupan en este momento cargos en el Congreso de la Unión y en Congresos locales de diferentes estados. También ellos deberían ser objeto de investigaciones particulares.
Alejandro Moreno se ha convertido en un lastre para el PRI y para la Alianza que capitanea Claudio X González.
La novela semanal sobre los audios de Alito tiene una audiencia espectacular. La noticia del martes, corre en medios de comunicación y en redes sociales por el resto de la semana. Y el martes siguiente se repite la historia.
No sabemos cuántos audios más, nos tengan preparados los “Martes del Jaguar”. Pero el daño causado a la oposición, ya es grande.
Una aplicación de la justicia, acorde a lo que establece la Ley, podría ser la única vía para la oposición en este caso.
Dejar a su suerte a Alejandro Moreno, moviendo las piezas del ajedrez político para que renuncia a la presidencia del Partido y se aleje los más posible de la vida pública.
Movimiento Ciudadano ya dijo que no va a acompañar al barco de Claudio X González, en su inevitable ruta hacia el desastre total.
Alito Moreno ya no puede aportar algo positivo a la Alianza. Es una piedra que pesa más día con día y que pone a la vista de todos, la imagen de una oposición que nada ha cambiado en los tres años que llega apartada del poder.
La cara del PRI está más sucia que nunca.
Este puede ser también un momento importante para el INE. La oportunidad para demostrar que pese a todas las manchas anteriores, hay voluntad para aplicar la Ley, tal y como debe hacerlo un árbitro imparcial. El último llamado antes de que se presente y discuta una Reforma Electoral que la sociedad pide con urgencia, ante la falta de honestidad e imparcialidad, de un organismo cargado enteramente hacia el lado de la corrupta oposición.
En este momento, Alejandro Moreno es el fiel de la balanza y con él ganará terreno, o se hundirán definitivamente, EL INE, el Tribunal Electoral y la Alianza Opositora.
Sigamos pendientes de esta novela, que por lo que se ve, lleva la marca Televisa.
Malthus Gamba