Pensaron que tenían fuerza suficiente para doblegar al presidente López Obrador. O que podían recupera la fortaleza que tuvieron durante el neoliberalismo.
Y se equivocaron.
Los periodistas tradicionales, esos que piensan que sus opiniones son verdad para todos, echaron a andar una campaña en contra del candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio. Pretendían que el presidente se inmiscuyera en el proceso de elección en Morena, dando una instrucción que no le corresponde, para dejar a Salgado Macedonio al margen de la candidatura.
Los periodistas y caricaturistas en los principales medios de información tradicionales, lanzan ataques permanentes en contra de Salgado Macedonio, denunciando que se trata de un violador, lo cual es falso.
Efectivamente existe una denuncia en su contra, que tiene algún tiempo. Al parecer, se han agregado otras recientes, que se empatan con los tiempos electorales que estamos viviendo.
Salgado Macedonio no ha sido declarado culpable. Ni siquiera se ha iniciado proceso en su contra. Corresponde a la Fiscalía del Estado de Guerrero, determinar lo que procede al respecto.
Se ha dicho que el expediente en contra del candidato de Morena estuvo “dormido” durante algún tiempo. Pero ahora se encuentra abierto de nuevo. Si hay elementos que respalden la acusación la fiscalía determinará si abre proceso en contra de Salgado Macedonio. Él ha negado los cargos desde el inicio.
Independientemente de la existencia de esta acusación, que debe resolver el Poder Judicial y no el responsable del Poder Ejecutivo, los periodistas de buena parte de los medios de información tradicionales, exigen al presidente López Obrador, que “retire el apoyo que brinda a Salgado Macedonio”.
Y esto lo dicen, porque el presidente ha declarado en la conferencia mañanera, que se trata en mucho de una jugada propia de tiempos electorales y que, si hay delito que perseguir, la responsabilidad de iniciar algún proceso es de la Fiscalía del Estado de Guerrero y no de él.
Que los afectados presenten sus denuncias y aporten sus pruebas.
Él como presidente, no puede ni debe inmiscuirse en asuntos que corresponden exclusivamente a los militantes de Morena y sobre todo al pueblo guerrerense, que es quien debe elegir a sus representantes. Él no puede decidir quién va como candidato de un partido.
A López Obrador lo han acusado de proteger “violadores”, de no respaldar al “feminismo”, de estar en contra de las mujeres.
El interés de estos periodistas, es obligar al presidente a intervenir en la vida interna de Morena, para vetar a Salgado Macedonio. Algo que va en contra de un proceso democrático dentro de una fuerza partidista. Pero además va en contra de la forma de pensar del presidente, si realizara un acto deshonesto por presión periodística.
El “linchamiento mediático”, como bien lo calificó López Obrador desde un inicio, en contra de Salgado Macedonio, tiene como destinatario final al presidente del país.
Y hay tres factores que mueven a la prensa tradicional a lanzarse con fuerza en contra del candidato de Morena en Guerrero.
El primer factor es obvio. Tiene que ver con la gente del #TUMOR, que sabe que Salgado Macedonio cuenta con la fuerza suficiente en Guerrero, para barrerlos en el siguiente proceso electoral. En su tierra, Macedonio es conocido y respaldado por muchos.
El segundo factor, se encuentra dentro del mismo partido Morena. Varios de estos periodistas que hoy atacan a Salgado Macedonio, simpatizan con fuerzas internas en Morena, que propusieron otros candidatos. En las encuestas para elegir al que representaría a Morena en la elección a gobernador, ganó Salgado Macedonio y esto no gustó a quienes pensaban que había llegado su tiempo. Incluso el presidente López Obrador trató el tema en una conferencia mañanera reciente, señalando que este problema es real y que no se valía el “hazte a un lado porque ya me toca a mí”.
Estas fuerzas dentro de Morena están jugando con fuego en este momento. Es una posición peligrosa el deberle “favores” a la prensa. De ahí podría renacer en el futuro la práctica del
“chayote”, que apenas acabamos de desterrar. Lo que no se gana en urnas o encuestas, no se puede conseguir por medio de campañas de lodo en medios informativos.
El tercer factor tiene que ver con las intenciones propias de un periodismo disminuido y venido a menos, que intenta librar sus últimas batallas, con la esperanza de recuperar el espacio de “Cuarto Poder” que disfrutó en el pasado.
Periodistas, columnistas, analistas y reporteros de filiación conservadora y también los de pretendida inclinación de izquierda, participaron en esta campaña de presión hacia el presidente.
El viejo “gremio” periodístico defiende una bandera en común y ésta es la de fortalecer el poder político de la prensa. Presionar al presidente con toda la fuerza posible, para que se “doble” y acepte lo que impone el “Cuarto Poder”.
El día de hoy, López Obrador dio una respuesta clara a esta campaña que inicia en un linchamiento mediático hacia un candidato a gobernador y termina con la presión hacia el presidente, para que acepte las condiciones que pone la prensa coludida.
“No tienen la fuerza de otros tiempos”. “A pesar de lo que dicen en radio, televisión y otros medios, el pueblo confía en el presidente”. “Yo tengo la conferencia mañanera para exponer mi punto de vista y dar mi réplica a lo que escriben y transmiten en los medios convencionales”. “Existen además las benditas redes sociales, que dan una visión objetiva de lo que en realidad pasa”. “Sigan con sus campañas. Lleguen incluso al insulto. Yo aguanto. Libertad completa”. “Pero ejerzo mi derecho de réplica y señalo mi desacuerdo con lo que muchos escriben”.
La fogatita que intentó el fallecido “Cuarto Poder”, no logró alcanzar sus fines.
El periodismo tradicional perdió credibilidad y respaldo social. Eso es un hecho innegable. Y campañas de presión y linchamiento, ya no les funcionan.
Lo ha dicho el presidente también:
“Esta Transformación es ante todo, un cambio de mentalidad. Y cuando la mentalidad del pueblo cambia, cambia todo”.
Cuando el pueblo ve a reaccionarios y pretendida gente de izquierda de la mano, entiende que se trata de algo sospechoso e investiga el asunto en otras fuentes.
“Somos mucho pueblo” y no dejamos que nos engañen.
No hay vuelta al pasado, para vicio alguno del neoliberalismo.
Malthus Gamba