A 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un mundo que no la aplica
Textos y Contextos
Por Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
El 10 de diciembre, se celebró el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue la respuesta de las Naciones Unidas para hacer frente a las atrocidades de las dos guerras mundiales que se habían vivido antes de su redacción, en 1948.
La ONU, al final, haciendo su trabajo, fungiendo como un órgano idealista que pretende poner en el mapa las mejores intenciones de diplomáticos y algunos líderes de Estado, quienes, genuinamente, han de velar por la paz mundial, la igualdad y todos aquellos pilares de la organización.
Me gusta creer que el actual secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, es de esos funcionarios honestos que, cuando acusa a Israel de propasarse con sus medidas de guerra en Palestina. “La situación evoluciona rápidamente hacia una catástrofe” que podría tener consecuencias “irreversibles para los palestinos” y para la región, dijo penas, e incluso denunció la “parálisis” de la ONU frente a la guerra, tras el veto por Estados Unidos de una resolución para pedir un alto el fuego.
Pero ese es el problema, discursos, documentos, palabras huecas en un mundo cuyo sistema está diseñado para violar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su cumpleaños, mira desde sus blancas páginas los conflictos en la Franja de Gaza, en Ucrania, en Nagorno Karabaj y en tantas latitudes que se han vuelto invisibles, o por la costumbre, o porque a nadie nunca le importaron.
Por ejemplo, en el año casi pasó inadvertido el éxodo de unas 120 mil personas que debieron desplazarse del enclave armenio en Nagorno Karabaj debido a una embestida de Azerbaiyán.
El desplazamiento forzado, que ya es por sí mismo una violación a los derechos humanos, implica la falta de otras garantías individuales, como una vivienda digna, educación, acceso a la salud, incluso golpea la identidad de las personas.
Qué decir del continente africano, tan olvidado en cuestiones de derechos humanos siempre, rico en recursos, pero con dictaduras o grupos armados financiados por los países potencia para mantener la inestabilidad intestina y así garantizar el acceso de Occidente a toda su riqueza.
En Ruanda, en Sudán del Sur, en tantos territorios donde las sociedades batallan con los conflictos entre grupos étnicos a los que obligaron a vivir en un mismo país, sin que ellos lo pidieran.
Actualmente, los 193 países miembros de las Naciones Unidas se rigen por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero ésta no es jurídicamente vinculante, es decir, son puras buenas intenciones. Por su trascendencia histórica, la Declaración se ha traducido a unos 500 idiomas, pero de qué le sirve eso ahora, por ejemplo, a los palestinos, cuyos derechos se violan literalmente a cada segundo desde el 7 de octubre, pero que ya batallaban con una invasión a su territorio desde 1948.
O cuestiones tan básicas como que según datos procedentes de 31 países, correspondientes al periodo 2014-2019, una de cada cinco personas entrevistadas declaró que había sido objeto de discriminación en al menos una de las instancias prohibidas por el derecho internacional de los derechos humanos. Entre las mujeres, la probabilidad de ser víctima de discriminación es más alta que entre los hombres.
Precisamente, cuando se redactaba el texto, Hansa Mehta, delegada de India y activista por los de los derechos de la mujer, señaló que la frase “todos los hombres nacen libres e iguales” a “todos los seres humanos nacen libres e iguales” al inicio de la Declaración debía cambiar.
De qué sirve cuando desde hace décadas, desde la crisis de las muertas de Juárez, las mujeres son víctimas de un sistema enfermo que las violenta en el espacio público, las viola, las asesina muchas veces impune mente por todo el país, dónde están sus derechos humanos que tanto se pugna en la declaración.
Según Naciones Unidas, una cuarta parte de la población mundial vive en zonas de conflicto, así cómo van a tener garantías básicas. Por triste que suene, 75 años de puras palabras vacías, porque no hay un cambio de sistema social, de una moral distinta, existe una degradación social innegable a nivel global.