En Texcaltitlán se cansaron de los socios de Calderón
Por:@jorgebarrivivas
Era la hermana de, nada más y nada menos, el presidente de la República, Felipe Calderón, quien era señalada en ese momento por el líder de la Familia Michoacana, grupo delictivo de ese estado, de ser el enlace entre ellos y el mandatario para el pago de sobornos y la coordinación de distintos trabajos.
Bajo el cobijo del gobierno de Felipe Calderón, la Familia Michoacana tuvo la facilidad para hacer crecer su zona de influencia a otras entidades; y en el Estado de México, reino de la corrupción priista, encontró un laboratorio para expandir sus negocios. En el Estado de México, con el respaldo de autoridades locales y federales pasaron de vivir del narcotráfico a sustentarse de los secuestros, el huachicoleo y la extorsión.
La explicación de lo que pasó en Texcaltitlán es sencilla: con la llegada de Morena al gobierno del Estado de México comienza a debilitarse la maquinaria bien aceitada que tenían autoridades y delincuentes. En un evidente abandono del respaldo policial corrupto del pasado, delincuentes que extorsionaban a campesinos por el derecho a sembrar recibieron su merecido a manos de una población que superó el miedo en un arrebato de valor; la población local plantó cara a los delincuentes con los resultados que hemos visto en todos los medios de comunicación.
Es lamentable que la ciudadanía tenga que hacerse justicia por su propia mano, pero esto parece la consecuencia de algo que la oposición, en su afán de golpear al actual gobierno, no ha llegado a dimensionar irresponsablemente. Ante un sistema de justicia ineficiente y corrupto, el Pueblo siente que la justicia la tiene que hacer con su propia mano; porque, dígame usted: si a esos delincuentes los hubieran arrestado, ¿en cuánto tiempo calcula que los hubiera soltado un juez?
De manera que, ante un sistema de justicia corrupto y protector de delincuentes, hay que ver cuántos otros ‘Texcaltitlanes’ veremos en México.
Y a los extraterrestres: primero investiguen; después opinen.