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NO ME VOY A QUEDAR CALLADO: AMLO
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NO ME VOY A QUEDAR CALLADO: AMLO

“¿Cómo me voy a quedar callado, cuando veo a una pandilla de rufianes, que quieren regresar a robar? Eso no. Soy presidente de México y tengo que denunciar e informar sobre ese peligro”.

Con esas palabras nos pone en guardia una vez más el presidente López Obrador, sobre el peligro que significa para el país y para los mexicanos, guardar silencio, aceptando un llamado a la “reconciliación”, que no es otra cosa que la claudicación de principios y la desactivación de un Movimiento social, que impide a la oligarquía mexicana recuperar el poder que perdieron en 2018.

Esa batalla permanente, a pesar de las sistemáticas derrotas opositoras que tienen a punto de extinción a tres partidos neoliberales, no ha concluido con la derrota definitiva de los grupos de poder que se sentían dueños del país.

La desaparición del PRI, del PAN y PRD, puede ser importante, si se da en el 2024. Pero mientras la oligarquía mantenga el poder económico que le permite gastar cantidades insultantes, en su empeño por revertir un proceso transformador que les incomoda, para dejar las cosas tal y como operaban en tiempos de Calderón y Peña Nieto, no habremos terminado con una guerra pacífica, que se da en el terreno de la lucha de clases, dentro de un sistema democrático.
Los conservadores no buscan reconciliación. Intentan restablecer el estado de sumisión, donde el pueblo vale nada y se resigna a ser agradecido con las migajas que la clase privilegiada, le lanza despóticamente.

A eso llega Xóchitl Gálvez, disfrazada de pueblo, después de la purificación a la que está siendo sometida su persona y trayectoria, por parte de los medios de manipulación tradicionales, en un intento desesperado por blanquearle la piel, el historial y la inclinación política.

Porque la Xóchitl que nos presentan en prensa, radio y televisión, poco tiene que ver con la Xóchitl Gálvez real, conocida por todos. Las imágenes descaradamente manipuladas, tratan de presentar a una Xóchitl “virtual”, de rasgos blancos.

Una “whitexican” por el color de la piel, a la que le adicionan vestimenta indígena. Porque lo curioso de esta “estrategia”, es que a los opositores les interesa mucho que Xóchitl mantenga un discurso y un atuendo propios de la gente del campo. Que haga alarde de haber nacido en una comunidad ancestral, donde aún se habla el otomí. Pero no pueden soportar que como candidata, aparezca en la publicidad que ellos pagan, con un tono de piel distinto al Accutane al característico en quienes forman parte del grupo conservador más selecto y exclusivo. El clasismo y racismo conservadores salen de inmediato, cuando intentan defender sus privilegios. Vean las imágenes que está manejando la oposición en medios de manipulación y en redes sociales. Verán a una Xóchitl “blanqueada” y rejuvenecida. Una Xóchitl bien presentada, que poco tiene que ver con la senadora que conocemos todos y que se disfraza de dinosaurio, se encadena a una curul, o duerme en el piso en compañía de sus compañeros panistas, durante la toma de un salón de plenos en el Congreso.

A Xóchitl Gálvez la está utilizando la gente de Claudio X González como estandarte. Como imagen a la venta, que refiere el “cambio” que, según los corruptos del pasado, se ha operado en ellos. Ahora son “pueblo” y Xóchitl como candidata, demuestra eso. Son sencillos y humildes, puesto que su representante aparece haciendo gala de un discurso donde el mensaje radica en destacar la “humildad” de su origen y lo duro que ha sido para ella luchar para abrirse camino. Gente del pueblo como Xóchitl, es parte importante en los partidos de oposición. Hay gente del pueblo que ya se acogió a la “reconciliación”, como si se tratara de un indulto.

Esa forma de actuar, tan propia de los conservadores corruptos, la vimos en las tres transformaciones anteriores. A Hidalgo, Allende, Morelos, Guerrero y demás héroes de nuestra Independencia, les ofrecieron el indulto los realistas españoles, si se rendían ante ellos. Y ninguno aceptó la vergonzosa oferta. A Juárez y a los liberales les sucedió lo mismo durante la Guerra de Reforma y en su enfrentamiento con el Segundo Imperio. Lo mismo ocurrió con Villa, Zapata y sus generales importantes. Indulto e incluso riqueza si se rendían.

Este ofrecimiento de “reconciliación” que vemos en los conservadores de hoy, es el mismo acto corrupto que la historia registra en cada nuevo combate entre Pueblo y Grupos de Poder.

Por eso la advertencia del presidente López Obrador al respecto. El peligro no ha desaparecido y precisamente por eso, el primer mandatario no se cansa de advertir del riesgo que significaría creer en las palabras de los viejos traficantes de influencias, que hoy quieren vendernos un candidato adulterado, que logre alcanzar las metas que tienen definidas.
Xóchitl Gálvez nunca ganaría la presidencia del país. Pero como “estandarte” bien puede “jalar” el voto de los despistados, para impedir que Morena y aliados consigan la mayoría calificada en el Congreso de la Unión. Vistiendo a Xóchitl Gálvez de “pueblo”, aunque con rasgos de “whitexican”, creen que podrán “purificar” a buena parte de los candidatos a diputados y senadores que compitan para un cargo de elección en 2024. Si la candidata principal sale del pueblo, todos los que la acompañan deben ser necesariamente defensores de quienes menos tienen.

Eso es lo que está denunciado el presidente López Obrador en este momento y en eso es en lo que debemos estar alertas. Xóchitl Gálvez no representa un peligro para las “corcholatas” de Morena. Cualquiera la barre políticamente.

El riesgo está en que ese discurso de “yo vengo del pueblo y sirvo al pueblo”, engañe a gente poco politizada.

Xóchitl Gálvez va por la recuperación de privilegios para la clase conservadora. Para ellos trabaja, a ellos sirve y de ellos recibe instrucciones. No lo olvidemos.
No puede haber reconciliación con quienes desean regresar a saquear. No puede haber tregua en un combate histórico, entre la oligarquía y la democracia.

En 2024, el Pueblo debe seguir gobernando y las Reformas Constitucionales deberán impulsarse y aprobarse en un Congreso de mayoría de izquierda.

El Pueblo de México no pide rendición, ni ofrece indulto a los viejos traficantes de influencias, como Claudio X González.
Los conoce y sabe que son sus enemigos históricos.

El Pueblo pelea, gobierna hoy y no se rinde ante quienes tanto daño han causaron a la sociedad mexicana y al país.
Que eso quede claro.

Malthus Gamba

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