La desesperación de los ahogados

Por Serafín Morón.
@elverdugo_12

La política en México ha tomado un giro interesante con el inicio de la contienda por el Estado de México, que representa el bastión más fuerte de cualquier partido político en el país. La candidata Delfina Gómez se enfrentará al hasta ahora gobernante del Estado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha gobernado esta entidad durante casi 100 años.

El PRI ha sido responsable de una serie de problemas que han afectado al Estado de México, incluyendo la deuda, el desfalco y el amedrentamiento. Además, ha sido responsable de fraudes electorales, el desplazamiento de comunidades como Atenco, el desvío de recursos y la creación de una crisis de desigualdad infrahumana. A pesar de todo esto, el PRI quiere seguir gobernando el Estado de México.

Lo que es peor es que el PRI no va solo en esta elección, sino que se ha unido a dos de sus eternos rivales, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Estos partidos, que alguna vez tuvieron ideales diferentes y representaban diferentes sectores de la sociedad, han traicionado sus propios ideales y se han mimetizado con el PRI. Por lo tanto, se puede esperar que los tres partidos en coalición tengan los mismos objetivos y, por lo tanto, lleven a cabo los mismos actos que ya se han mencionado.

Es lamentable que muchos mexiquenses, incluyendo a mí mismo, esperábamos una contienda de clase mayor, de auténtica política. Sin embargo, en lugar de eso, nos encontramos con la misma desesperación de los ahogados, donde los partidos políticos se aferran a cualquier cosa para mantener su poder, incluso si significa traicionar los ideales que los llevaron al poder en primer lugar.

Estamos presenciando una contienda política histórica entre la coalición MORENA – PT – PVEM y la coalición PRI – PAN – PRD y Nueva Alianza. Según las encuestas, existe la posibilidad de que el PRI pierda el poder en las elecciones de Junio de este año, dejando detrás una gran cantidad de problemas por resolver. Sin embargo, el PRI está utilizando todos los medios a su alcance para mantenerse en el poder, incluso si esto implica recurrir a la guerra sucia y la difamación de su rival político.

Táctica lamentable, este tipo de estratagemas sólo crean repudio entre la gente y muchas veces obtienes un resultado contraproducente.

En conclusión, es hora de que la política deje atrás las estrategias destructivas y se enfoque en elevar el nivel del discurso y el respeto hacia los electores. La desesperación no debe justificar la adopción de tácticas de baja calidad y las críticas personales.

Los ciudadanos merecen ser tratados con respeto y consideración, y es responsabilidad de los políticos garantizar que esto suceda. Esperamos ver un cambio positivo en los días venideros, donde la ética y la moral sean los pilares fundamentales del discurso.