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¡NO SE CONFUNDAN! LÓPEZ OBRADOR ES EL ÚLTIMO GRAN LÍDER
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¡NO SE CONFUNDAN! LÓPEZ OBRADOR ES EL ÚLTIMO GRAN LÍDER

Es mentira que Claudia Sheinbaum sea la sucesora natural de López Obrador y que solo con ella el Movimiento de Cambio tiene futuro. Mentira decir que por el hecho de haberlo acompañado en buena parte de su ruta, tenga ventaja sobre las otras dos corcholatas que compiten por la candidatura presidencial de Morena.

Es mentira decir que Marcelo Ebrard es el precandidato mejor calificado para dar continuidad al Proyecto Nacional que en este momento impulsa el presidente López Obrador, por el hecho de haber sido su sucesor en el gobierno de la Ciudad de México hace algunos años y por haber aceptado el resultado de una encuesta para definir la candidatura presidencial de la izquierda, misma que salió favorable a López Obrador por un margen mínimo.

Es mentiroso afirmar que Adán Augusto López debe ser el abanderado de Morena rumbo a la elección presidencial del 2024, por apellidarse López, al igual que el actual presidente. O por ser originario de Tabasco, tierra de López Obrador, o por conocer al primer mandatario desde hace muchos años.

Cualquiera de las tres posturas descritas se mueve en el terreno de la mentira. Y más mentiroso es descalificar a las corcholatas que no son de nuestro agrado, utilizando la calumnia, los métodos de la guerra sucia y la desinformación, tan del gusto de la corrupta clase opositora.

Exponer esa argumentación endeble para dar fortaleza a alguno de los tres políticos que compiten por la candidatura de Morena y aspiran a suceder en el puesto al actual presidente de México, es ridículo y deja ver cómo un sector del Movimiento de Cambio que trabaja para mejorar las condiciones de vida en el país, utiliza el engaño como herramientas de trabajo, para conseguir sus fines.

Ninguno de los tres aspirantes a la presidencia que compiten en Morena es superior a los otros dos.
No hay más legitimidad en uno que en otro.

Los tres son buenos políticos y funcionarios públicos. Hermanos del presidente.
Y algo que debe quedar claro para quienes intentan respaldar, agrediendo a los demás, a la corcholata de sus amores.
Ninguno de los tres tiene el liderazgo social que hoy vemos en el presidente López Obrador.
Ninguno.

Hay una entrevista que Lorenzo Meyer concede a los periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, donde se habla con claridad de esto.

Lorenzo Meyer habla de “la construcción de un líder social” y sostiene que ese trabajo requiere de años de trabajo incesante, de voluntad, honestidad a toda prueba y la conciencia de que se está apostando la vida misma a un proyecto que puede o no contar con el respaldo social que se busca.

Se apuesta todo a la utopía que quiere convertirse en realidad. Y Meyer es claro en esto.
“Nadie, fuera de Andrés Manuel López Obrador, ha llevado una vida de esfuerzo sostenido, privaciones, ataques a su persona y a los suyos, defendiendo un ideal que parecía imposible”.
“Nadie”.

“La mayoría de los políticos actuales Y AQUÍ INCLUYO A LOS DE MORENA, han llevado una vida tranquila, donde las privaciones y la persecución han brillado por su ausencia. Yo no me imagino a un opositor como Claudio X González viviendo situaciones de privación o persecución”.

“Para ser líder social, hay que haber pasado por todo eso. Solo así se consigue el liderazgo que reconoce el Pueblo”.
Esa idea es compartida por aquellos que vemos que con el retiro político del hoy presidente López Obrador en 2024, el Movimiento Social que defendemos millones de mexicanos, enfrentará su primer gran peligro, después de la primera etapa de transformación.

Un liderazgo como el del presidente no lo hay ni lo habrá en el futuro inmediato, porque nadie ha dedicado su vida entera a la construcción de una imagen ganadora, respaldada en el esfuerzo y trabajo diario y una honestidad a toda prueba.

En este momento recuerdo el episodio que nos narró López Obrador en una de sus conferencias mañaneras.
Los helicópteros de las fuerzas de seguridad del gobierno priista, sobrevolaban su casa. Habían estado fuera de su domicilio agentes de seguridad, intimidando al hoy presidente y a su familia.

Sus hijos eran pequeños y López Obrador temía por su seguridad.

Llamó telefónicamente a la periodista Carmen Lira Saade, hoy directora del periódico La Jornada, para pedirle que fuera a recoger a sus hijos y les diera refugio. Temía lo peor.

Cuando el presidente nos contó este episodio tan doloroso para él, las lágrimas aparecieron en su rostro. Algo extraordinario en un presidente que nos tiene acostumbrados a verlo aguantar a pie firme cualquier adversidad.
¿Qué político de izquierda o derecha ha pasado por situaciones así?
Ninguno.

Es seguro que el próximo presidente del país salga de las filas de Morena. Pero ese presidente llegará sin el fuerte respaldo social que disfruta López Obrador.

Y la oposición está esperando ese momento, porque sabe perfectamente que la elección del 2024 la tiene perdida.
Contra López Obrador no ha podido hacer algo que lo debilite o desgaste. Ni podrá hacerlo en los menos de dos años que le restan a su gobierno.

Pero con el siguiente presidente las cosas van a ser muy distintas. El ataque va a ser severo, porque los conservadores no pueden ser derrotados totalmente, mientras mantengan el poder económico en el país.

Si desaparecen PRI, PAN y PRD, con facilidad crean nuevas fuerzas políticas que operen a su favor. Sus recursos económicos son ilimitados.

Por eso sería importante para los ciudadanos que no buscan ”hueso”, ni defienden al Movimiento por interés económico, entender que la guerra sucia dentro de Morena, solo propicia el debilitamiento político del próximo presidente.
Desgastar innecesariamente a Claudia, a Marcelo y a Adán Augusto, fragmenta, crea encono, desune.

No habrá en el futuro “operación cicatriz” que restañe tanta herida nacida de la estupidez.

Menos si los agravios a cualquier corcholata tienen como base la mentira, la calumnia y la ofensa personal.
La mejor posibilidad para el próximo presidente del país, está en ir en equipo con todas las corrientes que se mueven dentro y fuera de Morena. Hacer campañas limpias, donde se compita por la candidatura en base a propuestas, buena imagen y creatividad.

Hoy los radicales de izquierda, que carecen de esa creatividad, atacan a Marcelo Ebrard sacando de contexto una declaración de Elena Poniatowska.

Otros descalifican a Claudia Sheinbaum por conceder una entrevista a un youtubero enmascarado.
A Adán Augusto ya lo asocian con personajes conservadores.

Todos ellos acusan a una y a otra corcholata, cuando aparecen en una fotografía con Ricardo Monreal, o por conceder una entrevista a López Dóriga, o a Martha Debayle.

Sabemos que hay muchos aduladores, muchos busca-hueso, serviles y lambiscones, como el mismo presidente los ha llamado, que ven más por el beneficio personal, que por un Movimiento Nacional que es de todos.

“Esos son los primeros en traicionar, si no reciben lo que quieren”, dice el presidente.
Solo una competencia limpia, dejará buenos dividendos después de la elección del 2024.

Que todos los ciudadanos se expresen con libertad, eligiendo a la corcholata de su preferencia. Que la defiendan e impulsen.

Que se vea en las calle y en redes sociales la fuerza del Movimiento.
Pero que esa competencia no se contamine con suciedad y lodo, como lo están haciendo los radicales de izquierda.
Ellos, a últimas fechas, “mienten como respiran” y se parecen cada día más a los fachos de derecha, a quienes hemos combatido por años.

Necesitamos un próximo presidente fuerte, respaldado por Morena y el Movimiento en su totalidad.

No abramos grietas ni expongamos flancos por los que pueda colarse el conservadurismo corrupto.
Es tiempo de unión aún dentro de una competencia.

Vamos a demostrar a la derecha que de verdad no somos iguales.

Malthus Gamba

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