LOS PERDEDORES QUE NIEGAN SU DERROTA
Si hay un político ganador en este momento, no solo en México, sino a nivel internacional, ése es el presidente López Obrador.
La oposición mexicana se encuentra en la lona desde el 2018 y no ha podido ponerse de pie para recomponer un poco su postura y lavar en algo un rostro que está sumamente maltratado, después de cuatro años de gobierno de nuestro presidente.
Claudio X González es el representante del grupo empresarial que se opone al proyecto transformador de López Obrador. Tiene dinero en abundancia. Pero políticamente, está muerto. No tiene proyecto, ni políticos que le compitan a la amplia baraja de perfiles que militan en Morena.
El viejo periodismo manipulador de masas, está en franca caída. Y esto es comprobable, al ver como las dos grandes cadenas televisivas del país, tienen problemas financieros que amenazan con llevarlas a la inevitable quiebra.
Los López Dóriga, Loret, Aristegui, Ciro Gómez y demás “vacas sagradas” del periodismo de años recientes, están en franco declive, con audiencias que adelgazan día con día y enfrentados a un periodismo ciudadano que crece en credibilidad y en audiencia, en forma evidente.
El regreso del conservadurismo al poder, es imposible en el corto plazo.
El dinero en abundancia no es por sí mismo la “varita mágica” que puede inclinar una votación en favor de los intereses de quienes son considerados, corruptos traficantes de influencias del pasado reciente.
Hace falta una clase política con solvencia moral. Un proyecto de nación viable y una campaña publicitaria limpia, donde no haya asomo de guerra sucia. Ni de mentiras evidentes.
Y eso no lo tiene la oposición.
Hay perfiles mediocres que intentan alcanzar triunfos en 2024, aunque estén fuera de su alcance.
Vemos a Santiago Creel, viejo exsecretario de gobernación durante el sexenio de Vicente Fox, intentando hacer campaña con las fórmulas caducas que sirvieron al mentiroso panismo, para engañar al pueblo con una “alternancia” en el poder que nunca se dio.
Santiago Creel sube hace poco un video, donde critica la política exterior del presidente López Obrador, señalando que la “diplomacia”, según su criterio neoliberal, consiste en llegar a acuerdos con las autoridades de Estados Unidos, cuando congresistas de ese país nos amenazan con realizar una intervención armada en suelo mexicano, usando como pretexto la lucha contra la delincuencia organizada.
Nada de protestar enégicamente por esa decisión intervencionista. “Diplomacia” ante todo y ceder “un poquito” de soberanía nacional, si eso es preciso.
Santiago Creel es uno de los políticos derrotados desde antes de darse el proceso electoral del 2024. Él no lo entiende. No se da cuenta. Pero un discurso de ese tipo, causa un rechazo inmediato en el grueso de la población mexicana que defiende su soberanía ante cualquier intento invasor.
Dentro de los funcionarios públicos que sienten que su fortaleza personal pasa por un buen momento, sin que esto sea real, está Edmundo Jacobo Molina, consejero técnico en el INE.
A este “ratón de escritorio” lo acaba de ratificar en el cargo el Tribunal Electoral.
Ese espaldarazo no fue novedad para la ciudadanía opuesta a la corrupción. Tanto el INE como el Tribunal Federal Electoral, son parte de un aparato electoral podrido hasta la raíz.
La fortaleza del “ratón” es aparente, ya que sus dos principales protectores e impulsores, abandonan para siempre las oficinas del INE en unos días. Llegan nuevos perfiles a tomar las riendas de ese instituto y es probable que con ellos lleguen cambios internos sanos, que limiten la corrupción tan del gusto de Edmundo Jacobo.
Además, está próximo el proceso electoral de 2024, donde todo promete un avasallador triunfo de Morena a nivel nacional.
Con la muy factible mayoría calificada en el Congreso de la Unión, la Reforma Electoral tan esperada por el pueblo de México, será aprobada sin problema alguno y Edmundo Jacobo, saldrá por la puerta trasera del INE, tal y como van a hacerlo en días, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Edmundo Jacobo y el resto de la plaga de “ratones” que infectan las oficinas del INE y el Tribunal Electoral, tienen los días contados y son perdedores en una batalla que no pueden ganarle a un Movimiento Social que impulsa la democracia.
Incluso al interior del Movimiento de Transformación, hay perdedores que intentan ignorar su derrota anticipada, con el fin de engañar a ciudadanos que creen en el espejismo de una popularidad y arrastre social que en realidad no tienen estos personajes.
Ricardo Monreal es un político que al final de su carrera personal, se topa con un rechazo social infranqueable. Ha sido acusado de traidor innumerables veces, tanto por los ciudadanos que comulgan con la causa que defiende Morena, como por la militancia del partido. No tiene oportunidad alguna para alcanzar la presidencia del país.
Sin embargo, haciendo uso de una campaña de engaño, intenta presentarse como un ganador con posibilidades de conquistar el voto ciudadano en la encuesta que definirá al candidato de Morena, para la elección presidencial.
El sábado 18 de marzo, Monreal montó un farsa a las afueras del Senado mexicano. Rodeado de incondicionales que pretendían pasar como ciudadanos entusiastas, simuló ser el centro de un acto de respaldo social, muy parecido al que vivos hace unos meses, en favor del presidente López Obrador.
Incluso contrató a un dron, para que tomara una fotografía panorámica idéntica a la que muestra al presidente de México, rodeado de simpatizantes que le manifiestan su total respaldo. Una copia burda que de ninguna manera iba a funcionar.
Monreal nunca llegó al zócalo capitalino. Caminó unas calles para tomar imágenes de su supuesta participación en el evento convocado por el presidente y desapareció en las inmediaciones de la avenida Juárez, junto con el contingente que lo acompañaba y que era bastante reducido.
Monreal es otro evidente perdedor. Tendrá que abandonar el Senado en unos meses, para poder competir por la presidencia del país, donde no tiene oportunidad alguna. Y después no hay nada claro para él.
Tratará de vender su poca influencia política por un puesto secundario en la nueva administración, pero en realidad, sus mejores tiempos ya pasaron.
La Cuarta Transformación está barriendo el escenario político en todos los ámbitos de la vida nacional
En 2024, con el nuevo gobierno y ya en la segunda etapa de la Transformación, se concluirán las acciones que quedan pendientes en este sexenio.
Pero vaya que el presidente López Obrador sacudió todos los rincones del país y deja la basura en distintos montoncitos, para que el nuevo presidente, con el recogedor en la mano, los arroje al basurero de la historia, en forma definitiva.
El mejor presidente de México en las últimas décadas, cierra fuerte su sexenio.
Malthus Gamba