El presidente López Obrador tiene un método didáctico para comunicar al pueblo las razones de la Transformación que vive México en este momento.
Recurre a la historia reiteradamente. Ejemplifica con hechos del pasado los motivos que mueven a una sociedad como la nuestra, a tomar acciones que modifican de raíz conductas, instituciones, formas y estructuras que dan forma a la vida nacional.
Vamos a hacer algo parecido para intentar explicar qué es el Obradorismo, como movimiento impulsado desde el Pueblo.
Durante la Tercera Transformación, es decir, en tiempos de la Revolución Mexicana, el descontento social contra el sistema latifundista impuesto por el gobierno de Porfirio Díaz, era grande.
La miseria, el hambre, el analfabetismo, la violencia y la enfermedad, destrozaban la vida de los mexicanos. Solo el selecto grupo porfirista vivía bien.
Se da entonces el fenómeno revolucionario, con Francisco I Madero a la cabeza. Todos los grupos inconformes, se funden en un solo movimiento. Y esta marea revolucionaria saca del poder, casi de inmediato a Porfirio Díaz.
Madero gobierna poco y termina siendo traicionado por Victoriano Huerta. Los revolucionarios rechazan al dictador y se inicia la segunda etapa en esta lucha nacional.
Pero es en ese momento preciso, cuando se presenta un fenómeno que será recurrente en el futuro.
No todos los grupos que formaron el primer ejército revolucionario, abandonan a Victoriano Huerta. Pascual Orozco y sus “colorados”, se pasan al bando federal y combaten a sus antiguos compañeros.
Sin embargo, el “villismo” se mantiene fiel a la revolución y se convierte en la columna vertebral del movimiento, en la etapa más difícil de la revolución. Villa da las grandes batallas en contra de las fuerzas federales y obliga a la salida de Huerta del poder y del país.
Pero hay otra fractura ahí. Carranza, Obregón y Pablo González, menosprecian a Villa y a su movimiento de masas. Son terratenientes y burgueses en ascenso que no se identifican con el peón, el campesino y el comunero. Villa es el vencedor en esa guerra y sin embargo, le impiden llegar a la Ciudad de México antes que los demás jefes, no obstante que Villa estaba a poca distancia de la Capital. No quieren que la gente lo vea como el gran triunfador que es.
La columna vertebral del movimiento armado era la poderosa División del Norte. Pero los grupos pequeños presionaron tanto, que al final se dio el rompimiento que marca la tercera etapa de lucha revolucionaria.
Villa se enfrenta a Carranza y a Obregón principalmente y finalmente pierde. ¿Por qué?
Porque la División del Norte controlaba militarmente el norte del país, pero los hacendados seguían teniendo presencia en todas partes y había que mantenerlos a raya. En las batallas decisivas de Celaya y Zacatecas, Villa necesita de todos sus hombre y estos acuden, dejando sin protección a la gente del pueblo.
Villa quiere terminar rápido la guerra, para regresar y proteger a su gente y por lo mismo, desoye los consejos de Felipe Ángeles, para aplicar un sitio largo a las tropas de Obregón. Villa manda oleadas y oleadas de caballería, intentando romper las defensas enemigas y fracasa. Se desgasta y pierde.
Ahí se define el rumbo del país. Los hacendados del tipo de Carranza y la naciente clase pequeñoburguesa de Obregón y González, definirán el rumbo de la nación para las siguientes décadas.
Ése es el antecedente histórico.
¿Cómo se relaciona ese pasado con la Cuarta Transformación?
Así.
López Obrador es un luchador social de años. Enfrentado a todo tipo de adversidades. Con triunfos que han marcado cambios definitivos para el país. Él ha sido el motor de un Movimiento Social que ha crecido a lo largo de los años y que se convierte en la poderosa fuerza del Obradorismo.
El Movimiento lleva años enfrentado la fuerza de los gobiernos neoliberales. Ha preparado poco a poco las condiciones necesarias para detonar una revolución social, que rompe con el viejo régimen y trabaja en la construcción de un Proyecto Nacional de larga vida.
El Obradorismo creció bastante y está conformado por millones de mexicanos en el momento actual.
A ese movimiento se han adherido otras fuerzas políticas y sociales que contribuyen, siempre en menor medida, a la implementación del proyecto.
Hay partidos políticos que siendo aliados, mantienen agenda propia y por lo mismo, no siempre respaldan las políticas obradoristas nacidas en Morena, o en la presidencia del país.
Hay políticos que tienen agendas personales, de poca claridad, o que no son afines en todo, al proyecto inicial obradorista.
Esas corrientes y esos personajes, dicen defender al presidente y a su proyecto de cambio. Todos. Sin excepción, señalan ser los impulsores de la Transformación.
Sin embargo en los hechos, vemos que algo no “cuadra” con lo que declaran, puesto que reiteradamente reaccionan en contra del posicionamiento del presidente, o del grupo de Morena. Votan o actúan encontra de las iniciativas presentadas por el gobierno.
Esos choques están apareciendo más a menudo, dado que los tiempos para la sucesión presidencial se abren.
Y aquí señalamos lo que es el Obradorismo. Es el segmento más numeroso del Movimiento. El que respalda al presidente López Obrador íntegramente, sin regateos, ni condiciones. El que está todo el tiempo defendiendo el proyecto original, sin pensar en cargos, premios, conveniencias, o candidaturas.
El Obradorismo está dentro de Morena y defiende a la gente de Morena. No excluye a los demás grupos, pero si defiende su posición de mayoría.
Prefiere a gente cien por ciento probada dentro de las filas del gobierno y del partido, a opciones que carecen del conocimiento básico, para hacerse cargo de los más importes puestos en la estructura de gobierno.
Hay alianza entre partidos y eso queda claro. Pero esa alianza no tiene por que ser interpretada como obligación para respaldar sin cuestionamiento, a cualquier personaje que llega fuera del Obradorismo.
Incluso dentro de Morena, se rechazan posiciones como la de Ricardo Monreal, que pide una “reconciliación” con las fuerzas opositoras de Claudio X González.
Millones de mexicanos son obradoristas. Los demás grupos no cuentan con un respaldo igual y eso es una realidad comprobable.
No sabemos si habrá rompimiento final, o si la relación de fuerzas va a ser entendida por quienes piden trato igual, siendo que su fuerza es menor.
Rumbo a la contienda presidencial del 2024, los candidatos de Morena cuentan con el amplio respaldo del Obradorismo.
El Movimiento, como estructura más amplia, es otra cosa. Ahí, hay respaldo de otros grupos y corrientes para contrincantes externos. Y que bueno que suceda esto. Hay oportunidades para todos mientras la Cuarta Transformación siga en ascenso.
Pero presidente solo puede haber uno y éste con seguridad, saldrá de las filas de Morena.
La oposición no cuenta en el 2024.
Los rompimientos en un periodo revolucionario son inevitables. Pero como dijo atinadamente Citlalli Hernández, Secretaria General de Morena, hace unos días.
“El Movimiento es muy fuerte y está consolidado. Ningún político o corriente puede sentirse indispensable. Es el Pueblo el que define la ruta, acompañando en este momento al presidente López Obrador.
No hay intocables e indispensables, dentro de la Cuarta Transformación.
Hay un proyecto nacional sólido, definido por el presidente y ése proyecto es defendido por quienes han estado a su lado por años y por aquellos que se han sumado recientemente, compartiendo la visión social del mejor presidente que ha tenido México en las últimas décadas.
El Obradorismo es el pensamiento y la dirección que durante décadas, ha impulsado el actual presidente.
Malthus Gamba