Desde que comenzó el debate público en torno a la iniciativa de reforma eléctrica enviada a la cámara de diputados por el presidente López Obrador, con el objetivo de llevar a cabo un cambio constitucional que devuelva el control de este sector estratégico a la Comisión Federal de Electricidad, para evitar el riesgo de caer en una situación parecida a la que viven España y otros países, cuyos consumidores están secuestrados por la voracidad sin límite de las empresas eléctricas privadas, hemos presenciado un espectáculo de histeria colectiva entre la oposición, a la que se han sumado los representantes de los oligarcas, con una actitud pomposa de técnicos independientes.
Prácticamente todos los discursos de los opositores a la reforma, parecen haber sido preparados por el mismo guionista de la fábrica de mentiras que desde hace años montaron para desorientarnos, basando la defensa de sus privilegios y de los contratos ilegales que han llevado a cabo las empresas eléctricas extranjeras, en los mismos embustes repetidos constantemente desde todos los ángulos.
Como es su costumbre, a partir de un guion infantil que termina en desastre planetario, alquilan medios, opinadores, analistas, expertos independientes y legisladores que están ahí para acostarse con el que les pague la tarifa y el hotel, fingiendo lo que sea necesario para dejar satisfecho el ego de sus clientes.
Todos estos actorcillos montan espectáculos de saltimbanquis montados en zancos en sus diferentes escenarios, con ademanes grotescos acompañados de alaridos histéricos desde las tribunas del congreso, en las columnas de los periódicos, las pantallas televisivas, las plataformas de las redes, los medios digitales y hasta desde el foro en el parlamento abierto preparado para debatir el tema.
Los vemos y escuchamos repetir la mentira de que las empresas privadas generan energías limpias cuando el gobierno hace todos lo contrario, mientras se les demuestra una y otra vez con datos duros, que lo que dicen no tiene nada que ver con la realidad.
Se les han presentado cifras, evidencias y ejemplos de lo que está sucediendo en otros países donde su modelo está asfixiando a la sociedad, pero con su guión lamentable pero bien aprendido, ellos siguen repitiendo constantemente su mentira, sin dar ni la mínima oportunidad de ver las pruebas de la realidad, fieles a la creencia de la propaganda nazi que sostiene que una mentira repetida muchas veces, se convierte en verdad.
A pesar de que la enorme mayoría de los ciudadanos comprende el fondo del asunto y tiene clara la verdad, los oligarcas no cesan en su intento de confundirnos a través de sus merolicos en defensa permanente del capital extranjero y de los contratos amañados con los que hasta hoy nos roban la luz.
Sin embargo, la semana pasada sucedió algo que no tenían previsto en su agenda. Después de la visita de la secretaria de energía de los Estados Unidos a México, en la que el gobierno le explicó el contenido de la reforma y donde acordaron revisar caso por caso la situación de las empresas eléctricas en las que se podrían afectar los intereses estadounidenses, el embajador de ese país declaró su respaldo a la reforma del gobierno y anunció el impulso a una asociación entre los dos países para generar energías limpias.
A partir de las declaraciones del embajador estadounidense, la oposición quedó sin saber qué hacer. Su conocida inclinación aspiracionistas, defensora de los intereses de potencias extranjeras los dejó mudos. Ahora con el respaldo de los Estados Unidos a la reforma, continuar con una postura que intenta dinamitarla, también socavaría la postura de nuestros vecinos del norte. En este nuevo escenario las empresas más voraces del sector, como las españolas, se quedaron con los dedos atrapados en la puerta. Veremos ahora qué tipo de conejo intentan sacar de la chistera para seguir con su teatro.
Les haría bien entender el contenido de la frase del escritor español Carlos Ruíz Zafón: “Las derrotas en silencio saben mejor”.