El Periodismo conservador pretende imponer una falsa verdad
¿Qué pasa con el periodismo conservador en nuestros días? ¿Cómo se maneja la prensa tradicional ante el cambio total que vive el medio de la información, a partir de la llegada de López Obrador a la presidencia?
Son dos preguntas que, hasta el momento, no tienen respuesta clara.
Algunos periodistas dan el paso al frente y procuran adecuar su manera y forma de trabajo, a las necesidades que exige el presente. Buscan ser claros y veraces respecto a la narración de los acontecimientos que presentan a sus audiencias. Son pocos, pero es posible observar casos de este tipo.
Otros, han preferido mantenerse en sus cómodas posiciones confort, donde fueron reyes y señores durante el periodo neoliberal. No pueden aceptar que el ciclo se cerró en forma definitiva y luchan obcecadamente contra el cambio que termina con sus privilegios y los deja vacíos de poder.
A este tipo de periodismo quiero referirme hoy.
El pago por servicios prestados, se cerró para los periodistas, con la llegada de Morena y López Obrador al poder. Ya no hay recursos para cubrir honorarios a un sector de la prensa, que vendía su opinión y su pluma, a quienes ofrecían fuertes cantidades de dinero, a cambio de opiniones y reportajes a favor del gobierno.
Hoy, el gasto en publicidad se reduce a la mitad de lo ejercido en la pasada administración y mucho de ese dinero y de esa promoción en medios, será usado en campañas específicas, como la que se refiere a la prevención y daño que ocasionan las drogas entre los jóvenes.
La mina de oro está seca, pero el empeño de estos periodistas es volver a abrirla.
Es una batalla perdida, pero muchos no lo entienden.
Por otra parte, las fuerzas conservadoras están empeñadas en su conjunto, en obstaculizar el camino para la Cuarta Transformación y un periodismo resentido es una herramienta bastante útil.
Por eso se desata la campaña de guerra sucia, donde se presenta toda acción de gobierno, como inadecuada, deficiente y carente de visión política o económica. Los funcionarios de la actual administración, son presentados como incompetentes, sin experiencia e ineficaces para asumir las funciones que les fueron asignadas.
No obstante que los pronósticos catastrofistas que anunciaron desde antes de la llegad de Andrés Manuel al poder nunca se cumplieron, los viejos comunicadores se empecinan en su narrativa de caos inminente y solo difieren la fecha del terremoto económico que sacudirá a la nación, a un incierto día en el futuro.
Ese tipo de noticias invaden los portales informativos de la derecha. Sus periodistas, parecen actuar bajo el influjo de una sola mente, pues puede constatarse que, a diario, dan un enfoque uniforme a sus opiniones o análisis sobre el estado que guarda el país y las políticas públicas que desarrolla el gobierno.
Para ellos, el panorama es negro e intentan transmitirnos su pesimismo y su visión tendenciosa, con el fin de que el presidente y su equipo de trabajo, pierdan la confianza de los ciudadanos. Esa es la meta que persiguen.
Restarle fuerza al gobierno para que pacte con la derecha, o en el peor de los casos, para que, en las elecciones intermedias, Morena pierda impulso y fuerza, siendo rebasado entonces, por los partidos políticos que le son favorables al grupo conservador.
Afortunadamente para el público en redes sociales, existen vías alternas de comunicación, que escapan al control económico que ejercen sobre los periodistas tradicionales, los dueños del dinero en nuestro país.
Para ejercer el periodismo, no se requiere de permiso especial y en las redes sociales hemos entendido eso. Cualquier ciudadano con ideas, cultura y deseos de opinar, puede incorporar puntos de vista diferentes al los que maneja la prensa convencional.
Un enfoque real, sin compromiso contraído de antemano, hace de quienes escriben en medios alternativos, participantes válidos en la difusión de la realidad de nuestro país.
Son esas voces las que están tomando la información de una manera responsable, para hacerla llegar, limpia del lodo con que la cubren los comunicadores sin credibilidad, a un público que solicita la verdad, antes que nada.
La mentira nunca ha sido argumento y si en el pasado se usó mucho y rindió buenos dividendos a esta prensa, en el presente, no es admitida como herramienta de trabajo.
El día de ayer, circuló en varios portales de la derecha, la noticia de que Alfonso Romo había presentado su renuncia al presidente de la república. Sin aportar prueba alguna al respecto y manejando el hecho como cierto, en base a una filtración.
El periodista que dio origen a la noticia, fue desmentido unas horas después por el propio Romo.
El jefe de la oficina de la presidencia indicó que no había cruzado por su mente el renunciar a su cargo y que se encontraba a gusto participando dentro del gobierno de la Cuarta Transformación.
Uno hubiera esperado el día de hoy una rectificación por parte de este periodista, considerando que la palabra de Romo, daba certeza sobre la posición oficial de este funcionario público.
Esto no fue así. Este periodista, no solo no rectificó sobre el error cometido un día antes. Señaló hoy que Romo mentía, que había sido obligado por el presidente, o que tomaba una posición de sacrificio personal, para no dar a conocer públicamente que en efecto había renunciado, sin que el titular del ejecutivo aceptara su salida.
Habló nuevamente de catástrofes en puerta y vaticinó una próxima salida de Romo, en el momento en que el presidente lo considerara oportuno.
El personaje de que hablamos predijo antes, las salidas del canciller Ebrard, de Rocío Nahle y de Octavio Romero. En ninguno de estos casos sus predicciones han acertado.
¿Por qué les cuesta tanto trabajo a esos periodistas escribir la verdad? Su descrédito ante la opinión pública es grande y no hacen nada para corregir su conducta.
Hoy lo dijo el presidente en la conferencia mañanera. La noticia sobre la salida de Romo, fue falsa. No es verdad. Se trata de los infundios que difunden aquellos que ya no reciben dinero directamente del gobierno.
Y dijo otra cosa importante. Hay una lista con los nombres de todos los periodistas que vendían sus plumas por dinero. En el momento en que una autoridad pida que se haga pública esta información, presidencia pondrá a la vista de todos, la identidad de este grupo que fue privilegiado durante el neoliberalismo.
Ojalá y alguno de los periodistas honestos que hay en México, haciendo un trabajo de investigación, requiere, para transparentar y conocer la verdad, se proporcione toda la información relativa a este asunto.
Los ciudadanos estamos cansados de las mentiras y de los mentirosos que se dicen periodistas profesionales, sin serlo.
Malthus Gamba
@MalthusGamba