Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa
El triunfo de la izquierda chilena en la persona de Gabriel Boric reveló una vez más, la pobreza de la ¿inteligencia? mexicana, y su absoluta lejanía con el pensamiento de izquierda.
Sabemos que la dictadura militar en Chile ha sido uno de los episodios más negros de la Historia latinoamericana, y que el triunfo de una plataforma de izquierda es un giro de 180 grados en la vida pública de ese país; pero también tenemos en Latinoamérica historias de éxito con gobiernos de izquierda que nadie ha festejado, pese a que muchos de los ¿cerebros? del país, se dicen ser personajes de izquierda.
Desde muchos de los “abajofirmantes”, hasta un actor de cine, cuyo nivel de fama es directamente proporcional a su carencia de conocimientos manifestaron su alegría; sin embargo, los “izquierdistas” selectivos o “izquierdistas” de ocasión, no hicieron tanta alharaca con el triunfo de Pedro Castillo en Perú o de Xiomara Castro en Honduras, como tampoco han festejado la exitosa administración de Evo Morales en Bolivia, que no es sólo una plataforma política como hasta hoy, la chilena. La historia de Evo, es una realidad.
Como recordatorio o probablemente, para algunas de nuestras ¿mentes brillantes?, como descubrimiento, Evo Morales fue el primer presidente de origen indígena uru-aimara en Bolivia, país que cuenta con una población indígena que ronda el 48%. Morales nacionalizó los recursos hidrocarburíferos del país, el PIB boliviano creció 327% en su administración, elevó las reservas internacionales a 53, 269 mdd, subió el ingreso anual percápita. Para 2018, Bolivia era el séptimo país menos endeudado de Latinoamérica, redujo la pobreza a la mitad y la esperanza de vida de sus ciudadanos subió de 64 años a 71.
Pero, ¡oh pecado!, Evo es indígena. ¿Cómo hacerle la fiesta a un inferior a “la élite intelectual”, que aunque sea “on line”, han recibido cátedras en Yale o han estado sentados en una entrega del Oscar y además, es tan occidental que algunos hasta tienen ojos claros?
Los ¿cerebros? elitistas de México se resisten a morir, aunque padecen tres problemas fundamentales:
A) Clasismo.
B) No saben el significado de Izquierda.
C) Trabajan con moldes: tratan de hacer caber la realidad en la teoría, que en términos técnicos significa, trabajar con creencias, no con el raciocinio.
Clasismo:
AMLO, Pedro Castillo, Evo Morales y Xiomara Castro, no pertenecen al tipo que le simpatiza a la élite ¿intelectual? mexicana. Como atinadamente lo confesara alguna vez Denise Dresser, ellos prefieren a un tipo blanco y yuppie como Trudeau, y Gabriel Boric está más cerca de ese prototipo, él sí merece fiesta con piñata y mariachi.
Izquierda:
Hay dos visiones para tratar de resolver el dilema del bienestar humano:
1) Priorizar el esfuerzo individual.
2) Priorizar el esfuerzo colectivo.
La Izquierda está en el inciso b.
Está claro que cada ser humano tiene habilidades, dones, aficiones diferentes y que el esfuerzo diario los hace florecer. Pero, existe una diferencia sustancial entre, poner las fortalezas individuales al servicio del prójimo y, creer que el prójimo debe rendirte pleitesía por tus logros individuales.
A esta élite ¿pensante? mexicana le fascina sentir que flota por encima del resto de los mortales, como un gas. Su ávido esfuerzo por erigirse como oposición forzada o cosmética, tiene el objetivo de sobresalir entre los demás, no para el beneficio colectivo. Están muy lejos de una posición de Izquierda y está bien, pero acéptenlo.
Los moldes:
Cuando este grupo de ¿pensadores? lanza premisas o conclusiones como estas: un gobernante poderoso, necesariamente es dictador en ciernes. Un Ejército, necesariamente es una amenaza latente. Las políticas sociales, necesariamente atentan contra el “desarrollo”. La Economía, necesariamente es el único factor de bienestar. La Ecología, necesariamente es un asunto cuidar plantitas, animalitos, vestir de Barbie a mi perrita “La Lolis”, comer bio y fumar hierba. El Machismo, necesariamente es culpa de los malditos hombres. La epidemia, necesariamente se maneja mejor en Europa (sí claro, ya nos dimos cuenta). Las políticas de izquierda, necesariamente se tratan de aborto, feminismo, comunidad LGBTI, despedazar los idiomas en un absurdo intento por la inclusión y ya, así lo dice el manual. El INE, necesariamente debe quedarse como está o se derrumba nuestra democracia (la cerrazón en su expresión más desbordada). La Democracia, necesariamente debe procesarse con una sonrisa y un globito rosa en la mano, con la imagen de Peppa Pig. Las expropiaciones, necesariamente son un retroceso. La Prensa, necesariamente siempre tiene la razón… Lo único que hacen es tratar de hacer caber a toda costa la realidad, en la teoría.
El trabajo de los grandes pensadores de la humanidad, aquellos que de verdad trabajan con el intelecto, sucede justamente a la inversa: una observación meticulosa de la realidad para luego, ir a su estante donde guardan una serie de frascos, cada uno con una poción teórica distinta. Para crear la alquimia, van tomando un poco de uno o varios frascos y así, lograr una interpretación de la realidad. Reaccionar ante las circunstancias.
El trabajo de muchos de los personajes de la élite ¿intelectual? está más cerca de la creencia, que del intelecto.
Mientras la élite de opinólogos que aplaudió a Boric, ni son tan intelectuales y tampoco son de Izquierda, Gabriel Boric sí tiene como referente a López Obrador como líder de la Izquierda latinoamericana y así lo ha manifestado. Honor a quien honor merece.