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Los “intelectuales”
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Los “intelectuales”

Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa

“-¡aNlo es comunista, es dictador, está militarizando al país para dañarlo; es Chávez, él mismo se aplica golpes de Estado, hace recorridos en trenes virtuales; no logrará vacunar a todos los mexicanos, persigue a los católicos, odia los grados académicos. aNlo, también es asesino porque esconde medicamentos, beneficia a sus hijos con los programas de gobierno, es provinciano, está acabando con la economía. aNlo regala “nuestro dinero” a los “jodidos”, no habla Inglés, es Elías Calles, es Díaz Ordaz… es Hitler!-“

Esta es la “argumentación” cotidiana de la élite “intelectual” mexicana, y no dudemos que alguno de ellos pronto salga a decir que aNlo es Drácula, La Llorona, el Chupacabras o un holograma. El único mérito de esta debilitada clase intelectual, es que todos los días se superan a sí mismos. El delirio es cada vez más patológico.

Este espectáculo de manicomio al final, es una buena noticia: la 4T realmente está resultando ser un cambio de era.

Todo régimen tiene siempre una narrativa, un soporte ideológico: Los Científicos y su Positivismo construyeron la narrativa de la última etapa porfirista, donde se veía a Europa, especialmente a Francia como el objetivo a perseguir, y consideraba a los indígenas como inferiores. Lenin la narrativa de la Revolución Rusa, posteriormente Stalin crea un fundamentalismo socialista utilizando los mismos preceptos. Y ya que alguien trajo a la conversación a Hitler, fueron científicos quienes desde la angustia y frustración al ver a su nación derrotada en la Primera Gran Guerra, se encargaron de construir una enferma utopía basada en la estratificación social basada en la “raza”, y de esta manera, dieron forma a su antisemitismo.

La guillotina francesa utilizada durante la Revolución, probablemente sea un símbolo de que cuando un régimen se va, lo primero que se despide es la cabeza, las ideas: sus intelectuales, su soporte ideológico.

Esta obsesión por encontrar al López Obrador dictador, es el cordón umbilical que une a esta élite intelectual con el régimen abusivo al que ellos dieron una narrativa, el régimen al que ellos pertenecen. Ese régimen “del que no tranza, no avanza” que los invitaba a comer a Los Pinos, que les lanzaba dádivas, les proporcionaba favores y seguridad; les daba premios y prestigio social. Régimen en el que algunos jugaban el papel de detractores, aunque en realidad eran beneficiarios por participar en la simulación. Así se hizo política en México durante décadas, “haciendo como si”: hacemos como si, organizamos elecciones; hacemos como si, nos interesaran los ciudadanos; hacemos como si, ayudamos a los pobres; hacemos como si, damos noticias pasadas por método; hacemos como si, me enfrento al régimen. Esa es la cuna de esta élite intelectual, la simulación de un régimen de gobernantes todopoderosos.

Con todo y las herramientas metodológicas que muchos de ellos, sí poseen, no se han percatado de las características del Obradorismo, un fenómeno que ya rebasó al personaje López Obrador, ya es propiedad de la ciudadanía.

López Obrador pese a ser un extraordinario político, su génesis está en la lucha social y eso cambia por completo la ecuación. Sus objetivos no están en la acumulación de poder, sus convicciones provienen de una fuente distinta. Sin embargo, logró llegar a la Presidencia.

Así como los científicos de Hitler con toda su fortaleza intelectual justificaron un genocidio, los intelectuales mexicanos del pasado, están negados a entender que López Obrador no está interesado en el poder para beneficiarse personalmente, que no están ahí sus impulsos. Lo niegan a toda costa y con ello, anulan un análisis certero.

Pero, tampoco se dan cuenta de que buena parte de la población ya se apropió del Obradorismo: muchos por primera vez se sienten representados, por primera vez, la política no es su enemiga y se sienta con ellos a la mesa de algún pequeño local de venta de alimentos, en alguna carretera del país. Por primera vez, se sienten fuertes para enfrentarse a las élites, por primera vez dejaron de ser los humillados, los perdedores. Por primera vez, se pueden reír de una Denisse Dresser cuando ridículamente confunde clase con hablar Inglés; por primera vez, no van a soportar más a un gobernante que viva rodeado de lujos y una esposa tonta, pero bonita y vestida de Hermés.

Pese a la evidencia del fenómeno, siguen aferrados a argumentos melodramáticos donde hay desde debacles económicas similares a la caída de un meteorito, porque los números calculados desde esa visión de la que no quieren quedar huérfanos, no les cuadran. Un ejército enemigo que no tarda en atentar contra la democracia, ejército que ha resultado fundamental para cuidar el dinero público y fundamental también en la aplicación de vacunas, por ejemplo. aNlo tiene un repudio hacia las mentes brillantes, ¿cuáles mentes brillantes? aNlo hizo un pésimo manejo de la pandemia, mientras Europa sigue debatiéndose entre medidas restrictivas exageradas y una población reacia a vacunarse, al tiempo que tiene en la puerta una quinta ola de covid. Un dictador en funciones que curiosamente, no ha mandado callar o metido “un sustito” a ninguno de ellos… La aNlo-dictadura será quizás, una forma de dictadura muy New Age, una dictadura holística, o una biodictadura Zen, yo creo.

Y cuidado con que alguien, se atreva a cuestionar a los medios de comunicación corporativos, plataforma que durante años los eligió como únicos narradores de la realidad, porque les parece casi un acto de terrorismo. Los medios de comunicación en todo el mundo, han sido los más cuestionados por la forma escandalosa con que han abordado la información sobre la pandemia, su credibilidad está por los suelos; pero, esta élite intelectual anquilosada, se resiste a aceptar esta realidad que no tiene nada que ver con su odiado aNlo, sino con la incursión de tecnologías diferentes y a un nuevo modelo en la construcción de mensajes. Pero, ellos siguen viviendo en la época donde un gafete de prensa era casi como un refugio nuclear y odian ser cuestionados. Si no existe mesura en los análisis, como intelectuales son una pantomima.

Los “abajofirmantes”, están bebiendo su copa con cicuta, cometiendo suicidio colectivo al perder toda credibilidad. Siguen aferrados al modelo de gobernantes-virreyes que con pasar a besarles la mano, obtenían privilegios. Ya no pertenecen a esta nueva etapa del país, por eso no la entienden. Su misión terminó, ya no son útiles, el país ya no los necesita. Su delirio y pérdida de credibilidad son síntomas inequívocos de que México está transitando a un lugar distinto: la guillotina está manifestándose en el país.

La muerte inminente de esta élite intelectual es anuncio de un cambio de era, de régimen, de una ruptura sustancial y quizá también, de que algo bien está haciendo el régimen actual como gobierno, porque pese a la saña de este grupo de intelectuales, no han encontrado errores sustanciales y comprobables con evidencia técnica y por eso, tienen que recurrir a la mentira y al escándalo para publicar sus análisis que cada vez, sólo terminan siendo la mofa de una gran parte de la ciudadanía.

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