En la opinión de Elí González
@calacuayoMX
El neoliberalismo agoniza. En México hicieron el último intento uniendo fuerzas que ante la vista de todos, eran irreconciliables. Sin embargo los especialistas siempre han afirmado que sus enfrentamientos en campaña, solo son fachadas.
El PRI y el PAN, son dos hijos del neoliberalismo, que como en las épocas de antaño, su padre los pone a pelear, para hacer show y para medir sus fuerzas. Al final, quien pierda es obligado a sumarse al gobierno del que gane.
En esta ocasión al verse perdidos ante un poder que no pueden controlar. Reconcilió a sus hijos y los unió para ir juntos, al rescate de los privilegios perdidos; tuvo que salir el representante de su padre, a luchar con ellos.
Pero todos sus intentos y humillaciones, fueron en vano, el pueblo ya no les cree nada. Ellos no representan al pueblo, solo buscan el dinero del pueblo, para beneficio propio y para empobrecer más a los habitantes de este país.
El neoliberalismo representó el crecimiento de la pobreza, el abandono al campo y desmantelamiento de la planta industrial nacional. Ellos no necesitaban de pandemias para entrar en crisis económicas para pedir préstamos y quedarse con su tajada. Total, el que paga es el pueblo.
Sin duda, el periodo más cruento fue de 1988-2018. 5 sexenios en los que para perpetrar el dogma neoliberal fue necesario el uso político de la justicia, el endeudamiento, la guerra y la venta de bienes nacionales; sin olvidar el intento de Vicente Fox, por descarrilar al candidato de la izquierda, un inédito desafuero al entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal
Para sacarlo de la boleta electoral, la guerra sucia en la campaña presidencial y, finalmente, el fraude (reconocido por actores tan importantes como el candidato del PRI, Roberto Madrazo). Sólo así pudo seguirse imponiendo una agenda impopular a un pueblo progresista como es el mexicano.
En 2006, Felipe Calderón emprendió una campaña militar en Michoacán. A partir de ese momento, los partes de guerra, “daños colaterales” y la pérdida de vidas humanas se convirtieron en la narrativa política y en una triste realidad que hoy sigue doliéndonos y que tardaremos en salir de ella unos años más.
De todos los despreciables hijos del neoliberalismo, queda precisamente Felipe Calderón quien pretende erigirse como una autoridad sanitaria, como especialista en energías renovables, como especialista en derechos humanos y sobre todo, como el que tiene las fórmulas mágicas para salir de la crisis económica y sanitaria lógicos de una pandemia.
Afortunadamente el pasado domingo, México volvió a ganarle a la oposición que representa al criminal neoliberalismo. Todos sus intentos con guerra sucia, noticias falsas y el fraude electoral, no sirvieron para nada. México volvió a dejarlos en el mismo lugar que los colocó en 2018.
El pasado domingo nuestro país salió con determinación, con valentía, a decirles a esos hijos del neoliberalismo que ya no pueden mandar en nuestro México, qué la decisión está ahora en su gente y que la oportunidad que le brindó el presidente de México de tener voz y voto, nunca más va ser desaprovechada.
Por primera vez en la historia, México tiene un presidente que se debe al pueblo, que le pide permiso al pueblo y que le da autoridad al pueblo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es el primer presidente que representa al pueblo y que no se arrodilla ante el poder económico del neoliberalismo.
Hoy que México se queda con la mayoría simple en la cámara de diputados, el presupuesto destinado a la ayuda social que el presidente asignó, está a salvo. La oposición se frotaba las manos para regresarlo a sus cuentas, pero no se les hizo.
El pasado domingo 6 de junio de 2021, volvimos a hacer historia. Gracias México por refrendar tu compromiso con tu país.