Las vacunas contra el virus Sars-COV-2, causante del COVID-19 están siendo ya distribuidas y aplicadas por el gobierno federal a los empleados del sector salud en el país, que se dedican a salvar vidas trabajando para curar enfermos de ese padecimiento.
El problema en un momento como este, es la sobredemanda que existe a nivel mundial en relación con la compra de estas sustancias, con las muy pocas farmacéuticas que han logrado desarrollarlas, probarlas y conseguir que sean aprobadas por las autoridades de salud de los distintos países.
Desde agosto del 2020, el gobierno mexicano inició gestiones orientadas a adquirir la vacuna de todas las fuentes posibles, diseñando esquemas de organización con la participación de otros países como Argentina y de instituciones de la iniciativa privada como la Fundación Slim, a fin de participar en el proceso de fabricación y distribución de la que desarrollo la firma Astra Zeneca, de la cual ya se recibieron más de 5,200 litros para ser envasados y distribuidos desde nuestro país.
Las gestiones para estos fines incluyeron negociaciones con las distintas farmacéuticas como Pfizer, CanSino de China, Sputnik V de Rusia y con la Organización Mundial de la Salud, para participar en el sistema COVAX, que nos dio acceso a otras vacunas desarrolladas por distintas farmacéuticas.
De esta manera, firmando contratos y pagando anticipos millonarios, el gobierno aseguró la compra de suficientes dosis para inmunizar a toda la población mexicana, con cargo al erario y sin que ningún ciudadano tenga que pagar alguna cantidad adicional a la de sus impuestos para poder acceder a la vacuna.
A pesar de todo el trabajo realizado y de que nuestro plan de vacunación se encuentra entre los 12 en el mundo, que está logrando mejores resultados a gran velocidad, la rapidez con la que todos vayamos accediendo a la vacuna depende fundamentalmente de la disponibilidad del producto en las empresas que lo fabrican y que hoy se encuentran sobresaturadas de pedidos tratando de surtirle a todos los países.
Como era de esperarse, la derecha y los gobernadores inútiles y fanfarrones de la oposición, desataron un verdadero escándalo porque el gobierno no les permitía comprar las vacunas directamente, como si las farmacéuticas fueran a preocuparse en surtir pedidos pequeños en este momento.
En cuanto el gobierno informó que cualquiera estaba autorizado a comprarla, pero que tendrían que presentar ante las autoridades sus contratos, así como su programa de vacunación, a fin de evitar que el plan nacional se entorpeciera, todos estos farsantes politiqueros están reculando, pues saben muy bien que en caso de que se las vendieran, comenzarían a surtirles hasta el año que viene, en el mejor de los casos, y serían de nuevo, la burla nacional
También salió a la luz el caso de un coyote de Veracruz que se ostentó como distribuidor exclusivo de la vacuna rusa en México, la cual pretendía vender a 800 pesos por pieza, hasta que los mismos rusos lo desenmascararon, desmintiendo su historia.
Ya no nos extraña nada de lo que digan este montón de enfermos mentales que dejó el pensamiento neoliberal en nuestro país. Por fortuna, mientras los perros ladran, el país sigue avanzando en su transformación y en el cumplimiento de sus objetivos principales.
Como dijo el historiador español especializado en el estudio de las corrientes de derecha José Luis Rodríguez Jiménez: “Cuando un político da tumbos éticos e ideológicos y alega pragmatismo o servicio al Estado, estamos ante el arquetipo de farsante y oportunista que no dudaría en pactar con Satanás para lograr riquezas y mantenerse en el poder”.