15 de septiembre; hay mucho que celebrar
Como todos sabemos, no hay plazo que no se cumpla, y este 15 de septiembre se cumplen dos plazos, además del 210 aniversario de la independencia de México; el primero es la fecha para que se lleve a cabo la rifa simbólica del avión presidencial, organizada por el gobierno federal, y el segundo es el término legal para que se convoque a una consulta ciudadana, en la que los mexicanos decidiríamos si enjuiciamos o no a los expresidentes.
En ambos casos se ha desplegado una intensa actividad ciudadana para apoyar al gobierno con la compra de cachitos de la lotería, y para recolectar firmas que nos permitan convocar a la consulta.
En el caso de la rifa, si bien se ha identificado simbólicamente con el avión presidencial que Calderón le “regaló” a Peña Nieto, pero que en realidad nos costó casi 7 mil millones de pesos a todos nosotros, lo que se está rifando son 100 premios de 20 millones de pesos cada uno.
Hasta ayer se habían vendido 4 millones 179 mil cachitos, y ya se habían reunido más de 2 mil millones de pesos, así es que la rifa tendrá lugar mañana 15 de septiembre a las 4 de la tarde con la presencia de la Secretaria de Gobernación, el Secretario de Hacienda y el Secretario de Salud, porque todo lo que se recaude por encima de lo que van a costar los premios, se destinará para equipar hospitales del INSABI, y cada equipo que se adquiera con este dinero llevará una plaquita señalándolo como comprado con este dinero.
Es muy significativo que en medio de la pandemia, en una situación complicada para todos desde el punto de vista económico y emocional, los mexicanos se hayan volcado a gastar su dinero en billetes de lotería como nunca antes, con el propósito de apoyar esta iniciativa del Presidente; no se trata de una firma o un voto que no requieren un desgaste económico. Se trata de gastar dinero que te hace falta para un propósito que consideramos importante, y en manifestar nuestro apoyo al gobierno que elegimos y seguimos respaldando.
Hay quien presume apoyo popular por haber conseguido como 250 mil afiliaciones a un partido cuyo registro no fue autorizado por el INE, habiendo tenido que comprar una buena parte de ellas a lo largo de casi un año; comparado con eso, imagínense lo que significa tener 4 millones de personas invirtiendo dinero de su bolsa para apoyar al Presidente.
Por otro lado, en relación con las firmas para solicitar la consulta ciudadana, en 14 días se juntaron ya más de un millón, y se siguen contando, en un ejercicio de democracia participativa de dimensiones inéditas hasta hoy en el país.
Con las reglas del juego que hacen prácticamente imposible que se convoque una consulta ciudadana por la frecuencia, el plazo y la cantidad de firmas necesarias, los ciudadanos hemos hecho un gran esfuerzo para hacerle saber a estos expresidentes corruptos que los queremos enjuiciar. Ayer sólo de Tabasco, se juntaron 151 mil firmas.
Por fortuna, el Presidente también puede convocarla, por lo que viendo la gran movilización ciudadana, sabiendo que aún faltan alrededor de 500 mil firmas más y que será imposible reunirlas en un solo día, será él quien mañana envíe la solicitud al Senado de la República para solicitar la consulta, como lo marca la ley.
Aparentemente la consulta se va solicitar en tiempo y forma, habiendo una muy alta probabilidad de que se lleve a cabo el año que viene, y que los expresidentes se lleven ante la justicia como lo desean 9 de cada 10 mexicanos, según las últimas encuestas publicadas.
Sin embargo, lo más importante de estos dos procesos no son nada más sus propósitos específicos, que de por sí son importantes para la transformación del país, sino la respuesta masiva y organizada de los ciudadanos, para participar activamente en ellos con decisión y entusiasmo, y lo que significan en magnitud de apoyo hacia el Presidente y su gobierno.
No sería mal consejo para la oposición que midan las consecuencias potenciales de sus acciones, ahora que se están dedicando a violar la ley y a hacer escándalos en distintas partes del país. No hay plazo que no se cumpla, no solo para los expresidentes, sino para cualquiera que se quiera seguir pasando de listo.
Como dijo el político estadounidense Robert Green Ingersoll: “En la vida no hay premios ni castigos; sólo consecuencias”.