El coronavirus; una excusa para la crisis mundial
Hoy, el Fondo Monetario Internacional, anuncia al mundo que la “profunda recesión” que pronosticó, puede ser “igual, o peor que la crisis financiera mundial” que enfrentamos.
Cuando los grupos conservadores en nuestro país, acusan al presidente López Obrador y al gobierno de la Cuarta Transformación de estar propiciando el deterioro de la economía nacional. Cuando las casas calificadoras informan que la nota crediticia de Pemex y del país, baja. En fin, cuando se intenta colocar al gobierno de México en el banquillo de los acusados, señalando que vienen tiempos difíciles para el país, provocados por errores al interior de nuestro gobierno, se pasa por alto, con toda la mezquindad que esto implica, que el fenómeno es mundial.
El planeta entero se encuentra viviendo momentos de recesión y esto es solo el comienzo de un problema mayor que se tiene contemplado.
La razón de esta situación, es simple. La respuesta que se pueda dar al problema, bastante complicada.
El sistema capitalista está pasando por uno de sus peores momentos.
En realidad, el modelo comenzó a deteriorarse desde la caída del bloque comunista en Eurasia. Estados Unidos y los países aliados a esta potencia, se quedaron sin oponente. Ya no había enemigo al frente, ni necesidad de apelar al patriotismo para justificar toda acción de gobierno.
Culpar a otros por los descalabros internos y externos, se hizo imposible. La industria armamentista sufrió un duro golpe y la credibilidad de los gobiernos pro-capitalistas decreció, al hacerse evidente que no todo era culpa de los comunistas.
Estamos a la espera de la crisis de crisis, puesto que el modelo capitalista, al no poder dar más de sí, o se reajusta drásticamente, o muere, para dar paso a una nueva era que en este momento es imposible predecir.
La deuda de las naciones emergentes es impagable y el empobrecimiento social, provoca y provocará cada día, conflictos sociales difíciles de contener. La desigualdad que produce el neoliberalismo capitalista, aplasta a la clase media mundial y es precisamente este segmento de la sociedad el que puede organizar e impulsar movimientos de reivindicación que produzcan dificultades mayores al interior de los países.
La clase media, aspiracionista siempre, es una aliada del poder, cuando se le brindan los espacios suficientes. Pero es también un enemigo de cuidado, si las posibilidades de ascenso se cierran. Y las puertas para la clase media en todo el mundo, se están cerrando lentamente. La clase media, si deja de serlo, se convierte en proletariado ilustrado. Un cóctel temible para los intereses capitalistas.
El actual problema sanitario, no es el verdadero motivo de la recesión económica y crisis financiera que señala el Fondo Monetario Internacional. Esta crisis ha sido provocada de manera deliberada.
Sabemos del bajo nivel de letalidad de la variante de coronavirus que hoy enfrentamos. Para nadie es desconocido que hay enfermedades de vías respiratorias que provocan más muertes en el mundo, anualmente.
Epidemias de este tipo las ha padecido la humanidad, por siglos. El número de personas que perderán la vida a consecuencia del contagio vuelto pandemia, no es inquietante. El ser humano muere y morirá por diversas causas y el Covid-19 no parece ser una de las más relevantes.
¿Por qué entonces este miedo inducido que afecta a buena parte de la sociedad mundial?
Por la campaña desinformativa que se instrumentó a nivel mundial.
Alguien movió los hilos adecuados para que el temor a una enfermedad menor fuera grande.
Y no es que el coronavirus no deba ser atendido. Indudablemente requiere de medidas de contención y atención adecuadas. Pero esto pudo haberse hecho, sin despertar el pánico mundial que todos apreciamos.
El pánico hizo entrar a las economías de la mayoría de los países, en una recesión obligada. El mundo financiero que ya estaba a punto de crisis desde hace un buen tiempo, se desploma de manera “ordenada”, sin que los grandes inversionistas que manejan las economías mundiales, pierdan sus capitales, o cierren sus bancos y demás poderosas empresas, a causa de la pandemia.
Esta crisis pega al mundo financiero en la parte de abajo. Arriba, los señores del gran poder, realizan ajustes para que el sistema capitalista se depure un poco y al mismo tiempo, para ganar un poco de tiempo ante la real crisis mundial que está por llegar.
Pensadores de nuestro tiempo como Immanuel Wllerstein, Noam Chomsky, Zygmunt Bauman y muchos otros, llevan años anunciando esta gran crisis que resulta inevitable.
El sistema capitalista está muriendo, tal y como murió antes el gran bloque comunista. O se reforma desde sus entrañas, como remedio para salir con bien de la enfermedad, o da paso a un sistema diferente que debe estarse cocinando ya en algún lugar del planeta.
Lo que estamos viviendo actualmente, parece un ensayo a nivel mundial, preparado por los grandes capitales mundiales. Un escenario de crisis controlada, sobre el que se puede aprender mucho y tomar medidas anticipadas para cuando en verdad llegue el tiempo que se anuncia.
El rostro de los poderosos grupos financieros es borroso. Es difícil ubicarlos con claridad, pero están ahí. Son los propietarios del los mayores bancos y empresas en el mundo. Son quienes controlan al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Están por encima de todo gobierno nacional y definen el rumbo de los países, al controlar las economías de toda nación. Ejercen un férreo control extraterritorial, al manejar las finanzas mundiales.
Y no están dispuestos a permitir el colapso final del capitalismo.
¿Qué les queda a las naciones emergentes en ese entorno?
Poco a quienes han aceptado la continuación del modelo neoliberal. Son enteramente dependientes de las instrucciones que les llegan del exterior. Son países pobres actualmente y lo serán más conforme pase el tiempo.
Les irá mejor a países como México, que buscan vías alternas donde el bienestar social, esté siempre por encima de las necesidades del mercado.
Crear industria, infraestructura, ser autosuficientes en sectores tan relevantes como el energético y el alimentario, dan mayor fortaleza a esos gobiernos y procuran la tranquilidad social. Desterrar la corrupción que llega aparejada al neoliberalismo, es también un paso importante.
El mundo enfrentará hoy esta pequeña crisis y cada país correrá con una suerte distinta. En México, hay un proyecto de Cuarta Transformación que marcha con fortaleza día a día. Seguramente enfrentaremos dificultades, pero los programas de beneficio social son una palanca sólida, que limita mucho el peso que paga el pueblo, ante un escenario de recesión.
Saldremos adelante de este momento. Peo es necesario seguir trabajando para dar mayor fortaleza al país.
Nadie sabe cuándo se presentará la verdadera catástrofe económico-financiera.
Pero de que va a llegar, va a llegar.
Por eso hoy México se prepara y ya es ejemplo para otras naciones del mundo.
Malthus Gamba