La manipulación de los medios ha resultado más peligrosa que el propio coronavirus
Alguien me hizo llegar por twitter una fábula que considero muy ad hoc para la actual situación en nuestro país
El labriego y la peste
Se encuentra el labriego con la peste y le pregunta:
¿peste, para donde vas?
A lo que la peste contesta:
“voy para Bagdad a matar a 500 personas”
Días después vuelven a encontrarse y el labriego dice a la peste:
¡mentiroso! Dijiste que ibas a Bagdad a matar 500 personas
¡y mataste 5 mil!
Y la peste responde:
Efectivamente yo maté a 500 personas
¡las demás se murieron de miedo!
En estos aciagos días en que la población del planeta se ve amenazada por una nueva pandemia, la guerra de la información contra las noticias falsas se libra sin cuartel en todos los medios, tanto digitales como tradicionales.
Y es que la oposición y algunos medios contrarios a la cuarta transformación han apostado al pánico social para empujar sus agendas de recuperación de mal habidos privilegios de los que antes gozaban publicando exageraciones, tergiversaciones y francas mentiras, queriendo hacer dudar de la credibilidad de la información oficial con supuestos reportes extraoficiales obtenidos “en exclusiva”.
Pero es tal su afán por la desacreditación del gobierno que llegan a extremos francamente criminales, como difundir información obtenida en redes que ya había sido evidenciada en las mismas como falsa, sin importarles los aspectos éticos ni morales.
A esos actores políticos, sociales y medios, parece no importarles, o bien desean deliberadamente provocar, el pánico en la sociedad, que nulifica el razonamiento y fomenta la reacción primitiva del individuo. Consecuencia de esto son las compras de pánico y las medidas de restricción extremas, generando una bola de nieve que, como ya vimos, termina en el colapso de naciones, como es el caso de Italia y España. Aquellos países que no sucumben al miedo se mantienen estables, como Inglaterra o Finlandia.
No nos confundamos, el coronavirus es pandémico y altamente contagioso pues se estima que un 80% de la población en nuestro país será contagiada, pero también es cierto que su índice de mortalidad es sorprendentemente bajo, de apenas 1.7%, menor que otros virus mas comunes y cíclicos como la influenza estacional. Es verdad que muchos de nosotros seremos contagiados, pero en la mayoría de los casos con síntomas muy leves o completamente asintomáticos, de tal forma que ni siquiera habremos notado que la tuvimos.
Sin embargo hay mucha gente con un miedo completamente irracional al coronavirus, principalmente entre quienes, por diversas razones no se informan directamente en la fuente oficial y son víctimas de comunicadores sin escrúpulos, alarmistas y amarillistas, cuyo único fin es el golpeteo político para presionar al gobierno tratando de obtener beneficios inmorales.
Escuchamos continuamente sobre casos particulares que supuestamente no se encuentran en el conteo oficial, cuestión absurda y que no se sostiene ya que es imposible saber que personas específicas se encuentran en las listas. Encontramos también a conductores de noticiarios y políticos opositores de alto nivel que dan por ciertas informaciones que reciben por redes sociales sin confirmar su veracidad.
Como describe ampliamente Naomi Klein en su “Doctrina del Shock”, los poderosos con agendas contrarias al interés público utilizan las crisis para inducir al pánico, provocando así que la gente deje de razonar y sea susceptible de permitir cambios sociales que de otra manera jamás permitiría.
No bajemos la guardia, no permitamos la manipulación por miedo, busquemos información fidedigna, confiable pero sobre todo comprobable. El control de los pueblos sólo es posible mediante la ignorancia y el pánico.