Por: @bejerano_adrian
A quienes detuvimos la guerra en enero de 1994.
La larga marcha de la izquierda mexicana es una historia de encuentros, desencuentros y contradicciones. Bastaría un repaso sobre José Revueltas y el Partido Comunista Mexicano a propósito de la publicación de Los Días Terrenales. En octubre de 1987 el Ing. Heberto Castillo, luchador social y político consecuente, publicó un desplegado preguntando a Cuauhtémoc Cárdenas donde estaba en 1968, el desenlace es conocido. En la lucha popular está el caso de la Asamblea de Barrios, cuyas discrepancias e intereses la llevaron a tener tantas fracciones como líderes.
La unanimidad estaba en el PRI, donde no se movía una sola hoja sin la autorización del Presidente. El PAN por su corte aristócrata lavaba sus trapos sucios en casa.
El EZLN no sólo puso en el centro de la atención nacional e internacional la profunda miseria y marginación de los indígenas, también impulsó la resistencia desde la organización comunitaria, tradición de los pueblos originarios, con las Juntas de Buen Gobierno; la construcción con el CNI del quizá más vigoroso y representativo movimiento indígena en 500 años y la búsqueda de los movimientos alternativos a nivel mundial, como los Sin Tierra en Brasil o los Chalecos Amarillos en Francia.
Los últimos meses el EZLN ha expresado descalificaciones hacia el Gobierno de López Obrador. En su 26 Aniversario lo denomina capataz del capitalismo y manifiesta su oposición a lo que considera proyectos de destrucción y muerte.
En 1994 compartimos las causas del EZLN no su método, la lucha armada, por eso nos movilizamos por la Paz. La Revolución de las conciencias del 2018 representa el fin de un régimen y el principio del inicio de otro, me parece que lo dijo Lorenzo Meyer. Más de 30 millones de participativos ciudadanos apostamos a la Esperanza y me queda claro que esto no ha sido comprendido por los zapatistas. El gobierno de la Cuarta Transformación no representa la continuidad del neoliberalismo ni del prianismo. AMLO no es Salinas. Por tanto, no compartimos tales señalamientos.
Tampoco compartimos las descalificaciones sin fundamento hacia el EZLN. Las visiones colonialistas del hombre blanco y barbado que manipula a los indígenas ignoran la organización de los pueblos originarios. Quienes les llaman caras de calcetín o de trapo jamás entenderían a Super Barrio Gómez. Decir que son del PRI porque la hermana del Sub lo es o, peor aún, que fueron creados por Salinas es contrario a la lógica y la historia. Fue precisamente contra Salinas y el sistema que representaba, el neoliberalismo, que se levantaron en armas. Habrá que recordar que después del levantamiento armado del EZLN vino la ciudadanización de los órganos electorales. El cerco informativo que padeció López Obrador y todos los movimientos opositores también se ejecutó con los zapatistas. Su palabra cualquiera puede consultarla es sus medios de difusión, Además que, en mi opinión, pasaron a una etapa de repliegue, de organización interna, a la construcción y consolidación de las Juntas de Buen Gobierno en sus zonas de influencia, Donde cabe destacar está prohibido el alcohol, antigua forma de dominación, y hay una firme defensa de los derechos de las mujeres. Quizá también porque la apuesta de la ciudadanía para la transformación profunda de México fue la vía electoral, legal y pacífica.
Bien ha señalado Adelfo Regino, sus causas siguen vigentes. La fundamental el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar.
La solución la ha planteado abiertamente López Obrador, el reconocimiento a la discrepancia, genuina añadiría, y diálogo y más diálogo. No importa si los que se oponen no tienen rostro sino causas, ese es un simbolismo difícil de entender.
ADRIAN BEJERANO
Twitter: @bejerano_adrian
Foto: Proceso