“En México se está viviendo un momento estelar”: López Obrador
Para aquellos que hablan de los cambios sociales, que solo pueden conseguirse pagando el alto precio de la sangre derramada.
Para los que afirman que las revoluciones armadas son la única vía abierta al pueblo, para mejorar sus condiciones de vida.
La Cuarta Transformación, impulsada en su origen por la voluntad de un solo hombre, se vuelve a los ojos del mundo, una nueva alternativa para superar la etapa neoliberal que toca a su fin.
En estos últimos meses, hemos sido testigos de la agitación social que se vive en distintos países de Centro y Sudamérica, donde la población, cansada de la desigualdad, pobreza y miseria que ha generado la aplicación de políticas neoliberales en cada una de estas naciones, sale a la calle ya no a pedir, sino a exigir el final de este periodo.
Las políticas económicas que exportan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, han sumido en la miseria a amplios sectores sociales en estos países.
Todo se ha privatizado. Incluso los recursos naturales, como el agua.
El pequeño núcleo neoliberal, dentro y fuera de cada una de estas naciones, se enriquece de manera escandalosa, mientras que el grueso de la población, ve como se reduce paulatinamente, su capacidad para acceder a los productos de la canasta básica.
Los estallidos de violencia los hemos visto en Ecuador, Argentina, Chile y Honduras. En todos los casos, los motivos son los mismos: altos índices de corrupción, desigualdad social insultante, aumentos constantes en los impuestos y servicios básicos, carencia de recursos para educación y salud, etc.
La respuesta de los gobiernos en turno también ha sido idéntica: represión.
La fractura del neoliberalismo en esta zona geográfica, es severa.
Por eso resulta severa también la respuesta de estos gobiernos. Sienten que el final de esta etapa político-económica, está cerca. Quieren extenderla un poco más y por eso recurren a la violencia, en el afán de ganar un poco más de tiempo y estudiar en tanto, posibilidades de emergencia, que puedan recomponer un poco la imagen del modelo que defienden.
En Ecuador, el presidente Lenin Moreno, pudo convencer momentáneamente al movimiento indígena y a la clase obrera, derogando las medidas de ajuste económico más severas, en su planteamiento de reajuste. Pero es un remedio temporal. Nada puede el neoliberalismo para reducir la enorme brecha económica entre ricos y pobres.
Chile vive en este momento una crisis política y social, que se traduce en episodios de violencia extrema por parte del Estado, contra una población que reclama la salida del gobierno de un presidente corrupto y cambios económicos que alivien un poco el alarmante nivel de vida de los chilenos. Hay muertos, heridos y desaparecidos. Conductas inhumanas que creíamos desterradas en todas las naciones del mundo, reviven como mecanismos de represión, por parte de los militares chilenos. Se habla de personas crucificadas en sitios públicos.
En la conferencia mañanera del día de ayer, el presidente López Obrador señaló que todo el descontento social que se viven actualmente en varias naciones de nuestro continente, obedece a la crisis inocultable que padece el proyecto neoliberal, aplicado en cada una de estas naciones.
“Es hora de abandonar este modelo, que ha demostrado su ineficiencia práctica”, ha dicho el presidente.
Lo triste, es que en estos países que tratan de sacudirse el yugo neoliberal, los mecanismos sociales elegidos provocan derramamiento de sangre, muerte y un incierto número de desaparecidos, de los que por regla general, no se vuelve a saber en absoluto.
Hoy, López Obrador vuelve a tocar el tema, en su conferencia diaria. Señala que nuestro país, es referente mundial como modelo de cambio, para recobrar la democracia y dignidad de una nación.
Aquí no ha habido sangre derramada. La política de la Cuarta Transformación, no contempla la represión como forma para consolidar o defender al nuevo proyecto nacional que se impulsa.
La guerra al neoliberalismo se está dando, pero por la vía pacífica. Los programas sociales de atención a los más necesitados, rompen con la acumulación de la riqueza en pocas manos, tal y como era costumbre durante los gobiernos conservadores.
Las políticas que definen el rumbo económico del país, no llegan del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. El peso de las calificadoras disminuye y el futuro de la nación se decide dentro de nuestras fronteras.
Esta transformación, es la misma que están buscando otras naciones en este momento. Solo que la única vía que han encontrado abierta, conduce al enfrentamiento directo con las fuerzas represoras del Estado. El resultado que obtengan después de todo este proceso revolucionario, es dudoso. Quizá todo termine en reacomodos y promesas que no resuelvan el fondo del problema. Los neoliberales mantendrán el poder y la sociedad recogerá algunas migajas que los poderosos se dignen tirarles.
El día de ayer comentábamos sobre la posición de algunos periodistas que señalan que la Cuarta Transformación no existe. Alegan que se trata del mismo conservadurismo de siempre, maquillado de distinta manera.
Esos comentarios sin fundamento y tendenciosos por donde se les vea, niegan una realidad que están construyendo gobierno y pueblo en estos momentos.
La Cuarta Transformación es real y es un movimiento social pacífico que evoluciona ante los ojos del mundo. Está saliendo del periodo de transición y adquiere fuerza diaria, para consolidarse plenamente durante el año entrante.
Somos testigos en este momento, del total debilitamiento de la clase política neoliberal en todo el país. En las próximas elecciones a verificarse en el 2021, es muy posible que los espacios políticos que aún ocupa la derecha, pasen a manos de Morena. La derrota del neoliberalismo será entonces total.
Lo que manifiesta López Obrador, respecto al papel que juega México en este momento, es muy importante. No solo para nuestro país.
Si la Cuarta Transformación logra consolidarse el siguiente año, dará la señal a otras naciones para preparar el terreno para los cambios democráticos que requieren con urgencia. Sin violencia, sin sangre en las manos y construyendo una fuerza ciudadana convencida, decidida, inquebrantable en su confianza en un proyecto de transformación posible, conseguirán derrotar en toda la línea al corrupto sistema neoliberal.
Apostar al fracaso de la Cuarta Transformación, inventar fallas inexistentes en su construcción, deslegitimar la confianza del pueblo en su proyecto, es trabajar para los intereses conservadores.
En tiempos de cambio, las medias tintas (hablando de periodistas), no son aceptables.
Lo que suceda en México en los siguientes cinco años, tendrá repercusiones no solo al interior del país, sino que definirá en mucho, el tipo de política que se aplicará en muchas de las naciones de nuestro continente.
La Cuarta Transformación, apuesta totalmente por la democracia y por la vía pacífica para alcanzarla.
Malthus Gamba