¡El pueblo lo acompaña! Retrato de AMLO marca diferencia con otros expresidentes
El retrato de AMLO es reflejo de que durante su sexenio el poder se convirtió en virtud al siempre estar al servicio del pueblo.
Tras la develación del retrato de AMLO, usuarios en redes han destacado algo que hace única a esta pintura: la incorporación del pueblo en ella. Se trata de la primera vez que esto ocurre, en representación de que López Obrador contó con una gran aprobación popular durante todo su mandato.
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En un evento cargado de simbolismo y tradición, el presidente López Obrador develó su retrato en óleo en el pasillo de Palacio Nacional conocido como la Galería de los Presidentes. Este acto, que marca el cierre de su sexenio, se llevó a cabo a un día de que entregue el gobierno a su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo.
El retrato, obra del pintor yucateco Ermilo Espinosa, fue presentado pocas horas después de que López Obrador concluyera su última conferencia mañanera. Durante la ceremonia, el presidente estuvo acompañado por Espinosa, quien expresó su satisfacción con el resultado de la obra.
En una entrevista con medios, momentos antes de la develación, Espinosa comentó que la obra “quedó a la primera” y agradeció al gobierno federal por haberle otorgado “absoluta libertad creativa” para crear la imagen con la que será recordado el presidente.
Este retrato se suma a la colección de imágenes de mandatarios que han dejado su huella en la historia de México, y representa un cierre significativo para la administración de López Obrador.
AMLO incorpora al pueblo en su retrato presidencial
López Obrador explicó que las únicas especificaciones dadas al artista fueron que la pintura reflejara un Zócalo lleno y los detalles del Bastón de Mando que portó en su mano izquierda, adornado con listones de los colores de la bandera. Además, en la imagen se puede apreciar la Torre Latinoamericana con la fecha del 15 de septiembre.
Desde julio de este año, la Oficina de la Presidencia dejó claro que la pintura debía incluir al jefe del Ejecutivo frente al balcón central de Palacio Nacional, con un Zócalo lleno de gente a sus espaldas.
“La escena deberá desarrollarse en el balcón central de Palacio Nacional, con la Plaza de la Constitución de fondo, en la que se observa un sin número de personas representadas, sin definición de identidades, haciéndose patentes como grupo”, refiere el documento público.
El retrato debía incorporar, con singular énfasis, la importancia del Bastón de Mando, símbolo del compromiso del presidente con las comunidades indígenas y pueblos autóctonos. Además, debía representar al presidente acompañado de la gente de México.
Las especificaciones para el retrato establecían que la figura del presidente debía ser protagónica, pero rodeada de elementos de valor simbólico. El gobierno federal también detalló que la obra debía representar “la esencia del presidente, desde el punto de vista del artista y no solo la apariencia externa”.
Aunque López Obrador se negó a realizar una foto oficial, como se acostumbraba en sexenios anteriores, sí cumplirá con la tradición de dejar su retrato en Palacio Nacional.
“A fin de engrandecer el patrimonio nacional, a través de la obra pictórica de cada presidente que el pueblo mexicano ha elegido como su gobernante y con el objeto de darle continuidad a estas acciones, se requiere contratar los servicios de un artista que desarrolle el retrato. [Con él] se aportará un testimonio único y excepcional de una tradición cultural, además de ser un reflejo artístico e histórico de su época”, argumentó Presidencia.
La obra fue adjudicada a finales de julio y tuvo como fecha límite de entrega el 1 de septiembre. El 10 de septiembre se confirmó que la obra había sido recibida y ya se encontraba en Palacio Nacional.
Por otro lado, López Obrador se negó a que una estatua suya fuera instalada en el Complejo Cultural Los Pinos, donde sus antecesores sí cuentan con una efigie.
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