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Xóchitl: la putrefacción de una era
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Xóchitl: la putrefacción de una era

Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa

La literatura sobre el ocaso de la era porfirista es, por lo menos suficiente, para entender cómo sucedió el proceso de autodestrucción de un sistema que se consumía a sí mismo, víctima de sus propios excesos.

Desde John Kenneth Turner, hasta Mariano Azuela, pasando por B. Traven, describen, ya sea a través del reportaje, o de la ficción histórica, los excesos del porfiriato: el campo de concentración de Valle Nacional, la falsa percepción de que, otro ser humano simplemente debido a su origen étnico, valía lo mismo que un gusano. Las levas, las grandes fortunas amasadas desde la esclavitud, el glamour afrancesado, comprado con sangre indígena.

Un sistema o una era que, se resiste a morir, tarde o temprano, comienza a destruirse a sí mismo.

“La rebelión de los colgados” de 1954, es una cinta de Alfredo B. Crevenna y Emilio “Indio” Fernández, protagonizada por Pedro Armendáriz. Una película basada en el texto de Bruno Traven, donde se narra la historia de tres hermanos, empresarios madereros (de caoba), en el Estado de Chiapas, y la forma de obtener sus ganancias: levantando a los indígenas para llevarlos a cortar árboles, en condiciones de tortura y esclavitud.

Lo más ilustrativo de la película y del texto, es la forma en que viven estos tres hermanos. Uno podría pensar que, con poder y dinero, estos personajes se dedicarían a disfrutar de su situación, al placer contemplativo de una vida resuelta. Pero no. Viven alcoholizados, disfrutando de martirizar a los demás, tomando mujeres sin experimentar ningún placer, comiendo sin medida. Viven en la barbarie, carente de buen gusto o buenos modales en la que, ya ni el dinero les satisface. Eso sí, se autonombran ser, “la gente decente”. Me suena tan familiar a las consignas de las marchas rosas: somos, “la gente decente”.

Su soberbia, terminó por consumirlos a ellos también. Estos tres personajes, son el sistema en proceso de putrefacción. La serpiente mordiéndose la cola.

Hay señales de que, ese proceso autodestructivo, lo está experimentando el modelo vigente durante décadas en México. El modelo que da señales claras de decadencia. Revisemos algunas de estas señales:

1) Una alianza político-ideológica que, aglutina a la derecha más radical como el Yunque, y a la izquierda que promovía en su momento, el aborto: PRI PAN PRD. Una alianza que nadie entiende, que no ha dado resultados electorales y, sin embargo, se aferran a caminar en la misma dirección. ¿Alguien se imagina a Don Porfirio y a Madero, defendiendo un mismo régimen en México? ¿Alguien encuentra aquí la lógica?

2) Un empresario que detesta pagar impuestos, y le fascina exhibir su riqueza y excesos en redes, en un intento por saberse superior frente al “populacho” (supongo yo que, por algún complejo de inferioridad). Pero, cuando se siente acorralado, entonces busca el consenso y apoyo, de ese “populacho”, sacando un video dirigido a la opinión pública. ¿Los tres hermanos de “La rebelión de los colgados” pidiendo ayuda a sus oprimidos?

3) El club de los “súper sabios”, su soporte ideológico. Pese a la clara evidencia, nacional e internacional de que, todos los indicadores económicos de México están mejor que nunca, lo mismo que, los niveles de gobernabilidad, los dos pilares para tener margen de maniobra en la construcción de un modelo exitoso presentan números excelentes, los “intelectuales”, siguen hablando de un Armageddon imaginario. Su discurso ya parece el de una persona con esquizofrenia paranoide. Y sí, son los mismos de siempre: Volpi, Dresser, Schettino, Casar, Krauze, Camín y compañía. Estos personajes parecen no darse cuenta de que están prácticamente, hablándole a las cuatro paredes de una habitación de crisis, dentro de un hospital psiquiátrico. Ya solamente son objeto de burla. Están en el total desprestigio, pero, insisten en su narrativa catastrófica. En “La rebelión de los colgados” el hermano quien, al principio de la cinta parece ser el más ecuánime, el menos dañado, destruye esa imagen cuando se llama a sí mismo ser, “la gente decente”. No se percata de la decadencia humana de sus dos hermanos. Tampoco parece sentir la más mínima empatía por los indígenas colgados de las manos en un árbol, con la espalda destruida por los latigazos. El personaje está ya tan carcomido por la autodestrucción, que su aparente estado de clara conciencia e inteligencia, cuando exhibe su total negación de la realidad, termina convirtiéndolo en el personaje más podrido de todos. Los otros hermanos, al menos, tienen la justificación de vivir borrachos.

4) Sorprendió a todos, no sé si el viraje editorial, o el trago amargo que tuvo que beber ante la innegable evidencia, el periódico Reforma, publicando las encuestas tan favorables, tanto del presidente, como de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, la mayoría de los demás medios de comunicación, pese a la enorme caída en sus ganancias y audiencias, insisten en un discurso irreal, apostando por la pérdida, por su propia autodestrucción. La televisión que gozaba de espacios con 40 millones de televidentes. Hoy, pelea por llegar a duras penas, a los 3 millones.

5) La candidata del disparate, el rostro de la putrefacción. A los defensores del, llamémosle, modelo antiguo, que se quejaban de los nacos de Morena, del presidente naco, y su frase de “los nacos nos invaden”, hoy les preguntaría: ¿Dónde ven en Xóchitl una señal de sofisticación, de monarquía europea, de buen gusto?

No hay día en que Xóchitl Gálvez, no diga, o cometa, alguna estupidez. Por eso no sube en las encuestas, porque su propia conducta se encargó de exhibir su incompetencia para el cargo al que aspira. Disparates, errores en los discursos, incoherencias, pleitos internos, falta absoluta de conocimientos tan básicos como diferenciar a Tijuana de Mexicali, le han creado la imagen de tonta. Apostar por Xóchitl como su candidata, porque es “chitocha-ñerita” o “corrientita”, les está costando votos, curules, supervivencia y hasta el presupuesto de su campaña, el cual, se les terminó y sin resultados, en menos de tres semanas. Si esta mujer no supo administrar el presupuesto de su campaña, ¿cómo pretende administrar el presupuesto de un país? Una candidatura sacada de la manga, ¿es la que va a defender su postura política? Xóchitl, ¿es la candidata de la realeza imaginaria de Polanco? ¿En serio?

Los signos de autodestrucción, de podredumbre que, narra “La rebelión de los colgados”, se asemeja mucho a lo que está sucediendo en este momento en México. El régimen anterior, muere víctima de la autodestrucción y Xóchitl Gálvez, es su rostro, el rostro de la putrefacción de una era que, por fortuna, no tarda en colapsar.

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