UN CICLÓN LLAMADO “DELFINA”
No hubo sorpresa. Se sabía desde mucho antes que el milagro esperado por el priismo en el Estado de México, era prácticamente imposible.
Hubo compra de votos de manera desesperada. Hay detenidos que deberán enfrentar prisión obligada, al ser sorprendidos fuera de alguna casilla electoral, pagando para votar a favor del PRI. Eso es delito grave y por lo mismo, no hay derecho a fianza.
Las despensas y dinero repartidos al por mayor, no alcanzaron para cubrir el porcentaje de votos necesarios para que el PRI se alzara con la victoria. Hubo amenazas, intentando generar miedo en los ciudadanos que habían mostrado su intención política hacia Morena.
Nada fue suficiente y al final del día, sin necesidad de esperar resultados oficiales, se reconoció el triunfo de la maestra Delfina Gómez de Morena, sobre la candidata priista Alejandra del Moral, quien públicamente reconoció la derrota.
La consecuencia inmediata y más evidente de este triunfo de Morena, es la meta alcanza de 22 entidades federativas bajo gobiernos emanados del partido. Eso es lo más visible y comentado sobre esta jornada electoral.
Pero hay mucho más detrás de este resultado histórico.
El Partido de la Revolución Democrática no alcanza el mínimo del 3% de la votación en el estado y pierde el registro en la entidad. Lo mismo le pasó en Coahuila, donde tampoco alcanza los votos suficientes para mantenerse con vida. El PRD es un cascarón vacío, sin fuerza, sin gente y sin futuro político. Esa derrota le cuesta mucho a un partido que traicionó su espíritu de izquierda, al sumarse al bloque opositor comandado por Claudio X González.
El ciclón “Delfina” deja muy maltratada a la prensa conservadora, ya de por sí con un mínimo de credibilidad histórico. Hace unos días, los rotativos extranjeros The Guardian y el País, de Reino Unido y España respectivamente, publicaron la investigación realizada por una periodista mexicana, donde se da cuenta de un millonario desfalco descubierto en el Estado de México y donde estarían involucrados el gobernador actual, Alfredo del Mazo y la candidata Alejandra del Moral. Las redes sociales y plataformas informativas independientes, dieron difusión a la noticia bomba. Pero los medios masivos de comunicación conservadores, callaron el hecho, para intentar salvar a la candidata priista de un descalabro mayor. Al final, Alejandra del Moral pierde la elección y queda como evidencia, ante los ojos del Pueblo de México, la falta de ética, el servilismo, el poco profesionalismo y la conducta fascista de un periodismo nacional que se vende al mejor postor.
La derrota sufrida por la oposición en el Estado de México, deja en claro que el mito de la “Marea Rosa”, es otro engaño más de la gente de Claudio X González. No hubo avalancha de votos en favor del priismo. No acudió la gente a las urnas, para atender el llamado desesperado de una oposición que pide el voto, sin tener propuesta o proyecto atractivos. Claudio X González paga por la asistencia a sus eventos y a pesar de eso, tiene un número reducido de seguidores, si lo comparamos con el grueso de la sociedad que acude por convicción a votar en favor del cambio. En una elección, la participación opositora es mínima. Por eso necesitan del fraude para conquistar victorias ilegítimas. En esta ocasión, ni la operación política a gran escala consiguió revertir la enorme diferencia de votos que tenían garantizados Morena y la maestra Delfina Gómez.
Para Claudio X y la oposición, perder el Estado de México, es desastroso. Pierde el PRI y pierde el PAN que está a bordo del mismo barco. La posibilidad de manipular un fraude electoral en 2024 en favor de los grupos conservadores, es casi imposible, considerando que pierden en el Estado de México el control y los recursos de la entidad federativa con el padrón de votantes más grande en el país.
Por último, hay un sector que a pesar de la derrota priista, se mantiene con poder político y económico suficiente y que hoy no apuesta por el PRI de Alejandro Moreno.
Se trata del Grupo Atlacomulco.
Haciendo un poco de memoria y recordando lo que varias veces ha platicado el presidente López Obrador, la victoria de Morena en 2018, se da en parte, por la decisión del entonces presidente Enrique Peña Nieto de no intervenir en el proceso electoral en favor de los candidatos del PRI y PAN. Peña Nieto deja que las cosas se muevan sin la intervención del presidente de la república y su amplio poder político. López Obrador gana y Peña Nieto sale del país. Esta decisión no la toma por separado Peña Nieto. El Grupo Atlacomulco es poderoso, uniforme y disciplinado. Se trata de políticos educados para gobernar, medir los tiempos políticos adecuados, manejar las formas y evitar conductas emocionales. Peña Nieto toma la decisión en contra del fraude descarado, porque así se convino dentro del Grupo Atlacomulco. Era insostenible un gobierno ilegítimo, ante el evidente malestar social que se vivía y ante la falta de alternativas viables que significaba gobiernos encabezados por Ricardo Anaya, o por José Antonio Meade. Si no se quería un desborde social, había que soltar aire en el globo que estaba por estallar.
El Grupo Atlacomulco sabe lo que hace. Como profesionales de la política no se desesperan, sabiendo que tienen el tiempo y los recursos suficientes para esperar.
Hoy hacen lo mismo en el Estado de México. Alejandra del Moral se queda sin respaldo del neoliberalismo priista y quienes están a su lado, son los elementos priistas ligados a Alejandro Moreno, que nada tienen que ver con ese grupo.
El actual PRI perdedor, está desligado del priismo de abolengo representado por los políticos surgidos del Grupo Atlacomulco. Ellos dejan la vía libre a Morena, porque saben que sin un fraude muy sucio y evidente, es imposible mantener el control en el Estado de México.
El PRI que pierde es el de “Alito”. El PRI servil a los intereses empresariales de Claudio X González y a sus aliados fascistas en el PAN.
El Grupo Atlacomulco se repliega únicamente y no entra en fricciones y rispideces con el gobierno del presidente López Obrador. En Yucatán tampoco lo hace.
Quizá éste aún poderoso grupo, sea el único que se salva de la fuerza del ciclón “Delfina”. Saben que está perdida la elección política en 2024. Pero tienen los recursos suficientes para aguardar en completa comodidad tiempos mejores.
Si no son ellos, serán sus hijo o nietos, preparados desde ahora para recuperar el control del país, quienes triunfen más adelante. Porque este grupo es de dinastías y lo que no consigue el abuelo, lo madura el padre, para que lo coseche el hijo.
Por lo pronto, la victoria total es de Morena y esto se mantendrá por un buen número de años.
Malthus Gamba