UN ‘AUTOATENTADO’ ANUNCIADO
Hemos visto fracasar rotundamente la apuesta que hace el conservadurismo en nuestro país, para sacar de la manga un candidato a la presidencia opositor, con alguna posibilidad de ganar la elección presidencial del 2024.
Xóchitl Gálvez fue “destapada” por el presidente López Obrador hace apenas unas semanas y la campaña que de inmediato se desató en medios de desinformación reaccionarios y en redes sociales, para hacer atractiva a esta desgastada política neoliberal, no despertó interés en el grueso de la ciudadanía mexicana, que respalda con firmeza al presidente López Obrador y a su partido político, Morena.
Se ha hecho de todo para presentarla como un “producto” político atractivo a la vista. Pues, a Xóchitl no la están publicitando como candidata real. Como persona de carne y hueso. Utilizando “inteligencia artificial”, han creado una Xóchitl rejuvenecida, atractiva a la vista, de mucho menos de los 60 años que en realidad tiene. Una Xóchitl “blanqueada” que no guarda relación alguna con el discurso reaccionario que la pinta como luchadora por la democracia, venida de una comunidad indígena. La Xóchitl puesta en escaparate y a la venta, muestra rasgos de una joven no muy alejada de los 25 años. Con indumentaria de colores vivos, como la usada por la gente de nuestro pueblo. Pero eso sí, en un corte profesional, similar al que podemos ver en la ropa de marca que distingue a quienes pertenecen a la clase privilegiada del país.
De la Xóchitl real, la humana y no artificial, poco queda en la campaña publicitaria que intenta posicionarla no demasiado alejada de las “corcholatas” de Morena. Y la intención es clara. Xóchitl Gálvez no prende. No convence. No es alguien que despierte el interés colectivo. Habla y se notan lagunas culturales en su formación. No tiene carisma y en cambio sí se nota muy simple en sus reflexiones personales y en su interpretación de la vida nacional. Además de tener un problema mayúsculo e inocultable. Miente mucho. Miente de manera descarada y en una forma tan pueril, que de inmediato pueden ser desmentidas sus falsedades.
Xóchitl Gálvez se dice originaria de una comunidad y una familia en extremo pobres. Pero la gente que conoce su casa familiar y el lugar de su nacimiento, la describe como natural de un poblado que no es considerado pueblo originario. Señalan que su casa era (y es) una de las mejorcitas en el municipio. Nos dicen que no padeció carencias en su niñez y que es mentira que para estudiar, haya tenido que caminar por horas para llegar a la escuela. Su casa se ubica a dos calles del colegio donde realizó sus estudios básicos. Es mentira que tuviera un padre golpeador. Así lo señalan familiares de Xóchitl Gálvez.
Quizá por todas estas situaciones, Claudio X González optó por fabricar una réplica de Xóchitl, más amable ante los ojos de los futuros votantes. Una Xóchitl atractiva en la estampa, aunque tan hueca como la original. Si no piensan una y otra, al menos que se promocione a la que no tiene tanto desgaste físico. De lo demás, de la campaña publicitaria, se pueden encargar los periodistas, políticos y granjas de bots que tienen un colmillo largo y retorcido en las lides electorales.
Porque cada vez que abre la boca, Xóchitl da un certero golpe. Pero a su campaña. Dijo que renunciaría a la candidatura por el bloque opositor si en presidente le demostraba que tenía una fortuna, fruto de contratos públicos y privados que vienen desde la época de Vicente Fox y la alcanzan hasta este gobierno, cuando por ser senadora de la república, está impedida para que sus empresas compitan en una licitación, o en un concurso por adjudicación directa o invitación de cualquier tipo.
Y no renunció cuando López Obrador informó sobre su fortuna personal y el crecimiento de la misma, a través de los años.
Luego habló en una entrevista, sobre los Seguros Médicos contratados en forma privada, para dar atención a los trabajadores al servicio del Estado y eventualmente también, al personal que se desempeña en empresas privadas. Dijo estar de acuerdo en la privatización del sector salud y que el trabajador podría contratar un seguro de gastos médicos con cuotas mensuales cómodas, si el gobierno contrata ese servicio en “paquete”. Así el empleado solo tendría que desembolsar un máximo de $70,000.00 mensuales, para tener garantizada una cobertura médica completa y brindar esa misma seguridad a su familia. Y esto cuando dice estar del lado del pueblo.
En una imagen y un video que corren profusamente en redes sociales, se ve a una Xóchitl Gálvez consumiendo una gelatina, que tiene la forma de un pene. Sí, de un miembro sexual masculino, al que ella le da una mordida, ante las risas festivas de otras personas presentes. Esa imagen la retrata fielmente tanto como la política que aspira a gobernar al país, como a la persona responsable de promover la imagen del pueblo de México. En nuestra vida personal, gozamos de total libertad para comportarnos en la forma que mejor nos parezca, Pero en la vida pública, sobre todo cuando se trata de aquellos que compiten y desempeñan cargos públicos, la imagen debe ser cuidada minuciosamente, para no reflejar conductas que pueden ser malinterpretadas por menores de edad, e incluso niños que participan, se informan o desinforman, con lo que ven correr en redes sociales.
Quizá por todo eso, la campaña de Xóchitl ha terminado por ser una burda comedia de equívocos inevitables. Una farsa que a nadie engaña. Un error político que es difícil corregir a estas alturas.
Y por lo mismo, no es de extrañar que en este momento, el nado sincronizado en medios de desinformación conservadores, hable de un posible “atentado, o “magnicidio” en contra de Xóchitl Gálvez, por el descrédito que gira en torno a ella y del cual quieren culpar al presidente López Obrador.
Como si el primer mandatario tuviera la obligación de lanzar flores al paso de Xóchitl y guardar silencio ante los actos de corrupción que están a la vista de todos.
La letanía de este nado sincronizado, puede resumirse así. “Si López Obrador no deja de señalar la corrupción en los negocios familiares de Xóchitl Gálvez e impide que ella crezca rumbo al 2024, nosotros, como prensa contraria al presidente, afirmaremos que sus palabras ponen en riesgo la vida de nuestra candidata. Crearemos una “mártir” potencial, que corre peligro a diario, por culpa de la irresponsabilidad del primer mandatario”
Y aquí queda la duda. ¿Hasta dónde haría avanzar la oposición esta estrategia?
¿Hasta crear en el momento justo un escenario de auto-atentado donde se afirme que la vida de Xóchitl Gálvez estuvo en riesgo? ¿Hasta que el presidente se autocensure para evitar eso?
No se sabe, La perfidia conservadora es insondable.
Pero lo que sí podrían hacer los empresarios conservadores con Xóchitl Gálvez, es ofrecerle una de las camionetas blindadas que tienen a montones. Contratarle seguridad especial, idéntica a la que ellos disfrutan al estar rodeados de guardaespaldas especializados. Prestarle aviones y helicópteros para sus recorridos.
Después de todo, es un producto más, salido de sus fábricas de políticos domesticados.
Garanticen su seguridad, en lugar de intentar que el presidente guarde silencio cómplice, ante la forma en que adquirió su fortuna esta candidata de trapo.
O pidan oficialmente que se le asigne escolta especial, para que ustedes los reaccionarios y sus medios de desinformación, queden tranquilos.
Pero no quieran vendernos una “Xóchitl Mártir”, después de ver que la “Xóchitl Virgen” no funcionó y no despertó la fe de los mexicanos en ella, dentro de un culto saqueador y corrupto puesto a la venta, para que la delincuencia de cuello blanco regrese al gobierno de México.
Malthus Gamba