En la última semana parece haberle caído la maldición al PRI. Su presidente Alito Moreno no sólo ha sido exhibido en grabaciones de audio en las que se inculpa a sí mismo de viva voz, con un amplio catálogo de fechorías y robadera, sino que la Fiscalía de la República anunció que a partir de esos audios, abrió 5 carpetas de investigación en su contra; bueno, hasta el inútil INE dijo haber abierto una investigación contra Alito, aunque eso resulte absolutamente irrelevante al interés general, porque ya sabemos que a estos corruptos no se les puede creer nada.
Como si esto fuera poco, la gobernadora de Campeche Layda Sansores, ya anunció que esta semana podríamos disfrutar de otra grabación de Alito en la que sigue autodestruyéndose, en su esperado programa Los Martes del Jaguar. La mejor respuesta de este personaje fue realizar una gira por Europa para, según dijo, denunciar al gobierno del dictador que tiene secuestrado al país y lo persigue sin piedad.
Pero todavía hay más; a media semana las desgracias de ese partido se agudizaron después del anuncio de la Fiscalía que aseguró haber abierto también carpetas de investigación en contra del expresidente Peña Nieto, derivadas de las denuncias que le presentó la Unidad de Inteligencia Financiera por operaciones con recursos de procedencia ilícita, lavado de dinero y algunos otros delitos.
Nos enteramos que entre sus familiares consanguíneos y el ex presidente Peña, hubo transferencias de dinero injustificado por una buena cantidad de millones de pesos, pero también que su gobierno entregó contratos a empresas en las que él era socio, por más de 10 mil millones de pesos. Así es que este angelito diciplinado, callado y simpático, ha vivido como príncipe árabe con el dinero que nos robó.
Pero la cosa no acaba ahí, en estas transacciones la UIF involucró a otras 15 personas además del bomboncito Peña Nieto y se está también investigando a su pareja de farsa televisiva, Angélica Rivera, la Gaviota por haber gastado más de 112 millones de pesos con 3 tarjetas de crédito entre 2013 y 2019. Ahora los ciudadanos tenemos la esperanza de algún día saber a dónde fueron a parar los cubiertos, que esta actricilla sobrevaluada se robó de Los Pinos.
A todo esto hay que agregarle que la UIF a cargo de Pablo Gómez, también solicitó a la Comisión Bancaria y de Valores información de las cuentas del expresidente Zedillo y de sus cómplices Fox y Calderón, alimañas provenientes de la misma madriguera repulsiva del PAN. Así mismo el anuncio de la Fiscalía General, en la que se revela que decidió reabrir el caso Colosio y ya veremos quién más resulta embarrado.
Ya el colmo fue lo que sucedió el viernes, cuando inesperadamente se anunció el fallecimiento del último de sus paladines pre-neoliberales, Luis Echeverría, quien entre otros otros terribles asuntos, tenía en su consciencia la matanza de Tlatelolco, de la que fue por lo menos coautor junto con Díaz Ordaz, así como la del jueves de Corpus en Junio de 71, el inicio del despeñadero de la situación económica de México que no se detuvo hasta el 2018 y como la cereza podrida del pastel, haber actuado como informante de la CIA bajo una de las clasificaciones secretas con el nombre de LITEMPO-8. En resumen, una joya que nadie va a extrañar, pero que representaba la figura “respetable” del decano de ese cártel político.
Sin embargo, si bien todo esto junto parece ser una auténtica debacle para esa representación del crimen organizado mal llamada partido político, no hay mal que por bien no venga y el PRI fue compensado con creces de las desgracias que recibió. Al final de la semana el balance de los acontecimientos resultó positivo por una sola razón; el “Saco de Pus” que se fue a trabajar al PRI para que José Antonio Meade arrasara en la elección de 2018 y se convirtiera en presidente de México, decidió abandonarlos para regresar al PAN, con la misión de que su candidato gane ahora en la elección de 2024. Deshacerse de un pasivo de esta magnitud es resultado de la incuestionable buena suerte del PRI.
Como dijo el Nobel de literatura británico Elias Canetti: “Es como un suspiro de alivio entre animales: ellos no saben lo que les espera”.