Sergio Aguayo, la oposición y los personajes de Chespirito
Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa
Sergio Aguayo escribió un tweet y luego un artículo donde nos advierte sobre el peligro del regreso al autoritarismo, prácticamente comparando a Elías Calles con AMLO. No sé qué registro tenga el señor Aguayo de AMLO utilizando la fuerza física o el abuso de poder contra alguien y si tiene algún registro histórico de un abrumador apoyo popular de Plutarco Elías Calles.
Quiero suponer que el señor Aguayo se quiso referir a la concentración de poder del Presidente; sin embargo, pasó por alto los niveles de aprobación de AMLO pese a atravesar por el problema monumental que seguramente será registrado en la historia de la humanidad como uno de los eventos de este siglo, la pandemia. Este fenómeno irrita tanto a cierta élite intelectual ya arcaica, que se la viven reclamando al presidente la ausencia de oposición. Pero con todo el respaldo que le da El Colegio de México en su currículum al señor Aguayo (y a otros muchos), creo que está perdiendo el toque y el piso.
Primero, por comparar a Calles con AMLO (por favor señor Aguayo, las formas en la construcción, concentración o capitalización del poder establecen diferencias y los momentos históricos también); segundo, porque no es responsabilidad de quien ostenta el poder ocuparse al mismo tiempo de darle vida a su propia oposición: el Presidente está en lo suyo, defendiendo su proyecto político y su visión de país. ¿Qué están haciendo los opositores? ¿Victimizándose? Y tercero, la forma de concentrar poder del Presidente está fundada sobre un proceso democrático, una sólida preferencia por parte de la ciudadanía y acéptelo de una vez por todas, en una gran habilidad y trayectoria políticas incuestionables. No en la imposición.
El Presidente no está impidiendo que la oposición se organice; no veo grupos de choque, no veo amenazas contra ningún opositor o líder sindical, luchador social, periodistas… ¿AMLO ya lo demandó a usted como sí lo hizo un Moreira señor Aguayo? Tampoco veo ningún intercambio de prebendas, compromisos ocultos con alguna élite, deseo de perpetuidad (no veo ningún Maximato en ciernes. Atreverse a aseverar en este sentido sería demeritar el trabajo de personajes como Claudia Sheinbaum, por ejemplo). No veo alianzas “en lo oscurito” con el ejército o generales viviendo en Las Lomas y conduciendo un Lamborghini; no veo ataques hacia algún culto, gremio o comunidad; tampoco líderes sindicales emanados de este régimen que ostenten lujos o empresarios incrementando sus fortunas de forma irracional. No veo elecciones ficticias ni dedazos. Tampoco veo grupos vulnerables pisoteados o abusados. Y lo que menos veo, es algún provecho material personal para el presidente. ¿Podemos decir lo mismo de Calles señor Aguayo?
Ahora, si desmentir desde Palacio Nacional le parece igual a las maneras de Calles, ya no estamos hablando del mismo tema. ¿AMLO se está llevando la piñata completa? Claro. La razón: el contrincante no está a la altura.
A lo que voy: una oposición se construye con trabajo, haciendo política. No por decreto, no votando por quien no nos gusta sólo para forzar la existencia de una oposición, no con la varita mágica de Flora, Fauna o Primavera.
La pregunta que el señor Aguayo debe hacerse es, ¿Quién es y qué hace la oposición?
Un pequeño repaso:
A) Los partidos políticos: Reunidos gracias a la intervención de un empresario que no es simpático para las mayorías y que ahora sabemos, hasta resultó “traidorcito” a la Patria buscando apoyo internacional para su golpeteo político. Sus apuestas: un PRI calcinado por sus propias acciones (aún sigue saliendo mierda debajo de cada piedra que pisó ese partido). El PAN, diluido en liderazgos bastante cuestionables (Fernández de Ceballos o Calderón, ¿cuál le parece menos sucio?) y personajes incapaces. Finalmente, el zombie PRD. Si votamos por estas “opciones” ya probadas y que no sirven entonces señor Aguayo, ¿cumpliremos con el mandato que pareciera casi divino de tener una oposición aunque nos dé en la madre? Si esa es su propuesta, su filosofía me suena a aquella de las abuelas; “que te mate a golpes y te sea infiel pero no te divorcies del esposo porque primero, está la familia”.
B) Los “abajofirmantes”: Los “intelectuales” caducos, superados por la historia y por la tecnología (para ser líder en la era digital se tiene que probar al fuego la capacidad) que creen tener la razón, aunque se equivocan una y otra y otra vez. De entrada, muchos de éstos aseguraban que AMLO no sería presidente y bueno, ya conocemos el desenlace de esa historia. Las ciencias sociales tienen amplio margen de error; pero tampoco nos movemos en el terreno de la especulación. Utilizar el concepto “Autoritarismo” en lugar de “Acumulación de poder” es bastante temerario, ¿piensa usted que yo le vuelvo a creer algo señor Aguayo? Pues lo mismo sucede con una larga lista de estos “abajofirmantes” que les da igual mezclar (ojalá se tratara de ignorancia, aunque sabemos que es intencional) a Marx con Adam Smith, a Keynes con Hayek o a Montesquieu con Hobbes. Están más ocupados en el ataque que en la propuesta y lo peor, la gente ya se dio cuenta y no les cree nada. AMLO está capitalizando mientras ustedes están estancados en el derroche.
C) El INE: Lorenzo Córdova es igual a la Chimoltrufia, como dice una cosa dice otra. Fin.
D) Los medios de comunicación: Los grupos opositores ponen sus canicas en la propaganda y sus esbirros, los medios de comunicación; pero malas noticias: también han sido superados por la tecnología y no es exclusivo de México, es un fenómeno mundial. Los medios de comunicación tradicionales atraviesan por la peor crisis de su historia, agudizada por la pandemia. Ya no son líderes de opinión, su credibilidad y números en México están por los suelos así que su golpeteo político, ya no es gran amenaza para nadie.
E) Ricardo Anaya: Acaba de descubrir un país que la mayoría conocemos bien porque lo vivimos diario y nos presume sus hallazgos. Really? “Dat is onacceptabol”.
F) Gilberto Lozano y FRENA: Fugado de un manicomio. Sin más comentarios.
G) El mito del populismo: La palabra no dice mucho, creo que el concepto necesita más análisis porque se utiliza siempre en sentido peyorativo, forma simplista de usar un término creo, inacabado. Desde el discurso de Joe Biden del 28 de abril, donde refrendó lo que AMLO viene diciendo desde hace años: el neoliberalismo está acabado, no sirve más, el término populismo queda menos claro para la ciudadanía: si los dichos de AMLO son de un populismo severo, ¿qué onda con Biden? ¿Populismo es virtud o defecto? O, ¿en Biden suena a virtud porque es “güerito” señor Aguayo?
H) “El peligro para México” y “Seremos Venezuela”: Discurso perpetuo de una oposición que se detuvo en el tiempo. ¿Sentirán peligro las personas vulnerables que hoy tienen por lo menos un recurso para no quedarse sin comer y que, son ellos el target de este discurso señor Aguayo?
I) Disminuyó la aceleración de la pandemia gracias a las elecciones: Supongo entonces que los gobernadores de Jalisco o Sinaloa o Guanajuato confabulan en pro de AMLO porque son ellos quienes entregan los reportes de contagios y muertes. México señor Aguayo, ya no es el de los Teen Tops. Hoy pertenecemos a una comunidad internacional, interconectada y la pandemia es motivo de vigilancia de entrada, por parte de la comunidad científica internacional. Hoy no es tan sencillo (una vez más, gracias a la tecnología) esconder muertitos como en el 68.
Vuelvo al principio: AMLO (a diferencia abismal de Calles) cuenta con apoyo popular. De eso se trata la democracia, el autoritarismo se construye desde otro lugar muy, pero muy diferente.
La oposición hoy, no tiene liderazgos porque no tiene autoridad moral y porque nunca hicieron política de verdad ni leyeron “El Príncipe” de Maquiavelo; dedicaron su tiempo a actividades más rentables para ellos: buscar bancos e instrumentos financieros para ocultar dinero mal habido.
La cúpula empresarial no conecta con las mayorías porque la diferencia de vidas entre una y otros, es abismal. ¿A usted le resulta siquiera simpático el señor X?
Pese a la crisis de la epidemia, no hay estallamientos sociales relevantes (sólo falta que el señor Aguayo nos diga que AMLO manda amenazar o matar gente para aplacar descontentos como lo haría no un político, sino un mafioso o asesino, similar a los que don Aguayo, nos invita a apoyar para meternos con calzador una oposición aquí sí, al más puro estilo del gran “político” Plutarco Elías Calles: o le entras o le entras).
Creo que la principal diferencia entre el momento Calles y el momento AMLO, es que los opositores de Calles estaban muy lejos del nivel de la oposición actual. Mientras Plutarco Elías Calles tuvo como opositores a grupos con convicciones claras y decisión como Los Cristeros por ejemplo, AMLO tiene a una clase política hundida en fango pestilente, élites haciendo berrinche porque pierden privilegios, personajes de circo como Anaya y ausencia de una inteligencia sólida, coherente y comprometida.
Casi puedo describir a la oposición utilizando los personajes de Chespirito: tenemos desde partidos políticos ladinos como La Chilindrina y uñas largas como Los Caquitos, doñas Florindas viviendo de glorias pasadas como los medios de comunicación, Chimoltrufias dirigiendo institutos, Kikos en el empresariado haciendo berrinches porque les cobran impuestos y porque se les va de las manos su estrategia preferida para incrementar ganancias: “la tranza”. Intelectuales Chifladitos que ya les da lo mismo asemejar a Stalin con Lutero, La Popis como Anaya, El Profesor Jirafales y Doña Florinda empeñados en regresar a la presidencia o héroes de pacotilla léase Jefe Diego, feministas, Lorets de Mola, Brozo y varios más como el Chapulín Colorado. Sin olvidar a un señor X con un tremendo parecido físico a La Bruja del 71 .
El genio de Chespirito ha trascendido al tiempo porque nos permite leer mucho sobre la naturaleza humana más básica, como básica es la oposición en este momento en México.