Los argumentos y pronósticos de la oposición en México predecían el más completo desastre, desde que el hoy Presidente López Obrador ganó las elecciones de julio de 2018.
La gasolina y el dólar iban a llegar a 35 pesos, nos convertiríamos en Venezuela, iban a expropiarnos hasta la ropa, el comunismo acechaba al país, los vehículos ya no usarían gasolina y se volvería obsoleta, que iba a haber carestía, la deuda se iba a disparar, que se iban a ir del país y todo tipo de mentiras inventadas desde el más profundo odio racista, que toda esta caterva de subnormales profesan.
Con el paso del tiempo, la realidad se ha encargado de desmentir todos esos pronósticos desastrosos, que estos individuos carentes de raciocinio, empatía y funcionalidad cognitiva, vaticinaron.
Así la gasolina y el peso no han subido de precio; de hecho, han bajado. No nos convertimos en Venezuela del Norte, ni nos expropiaron nada; el comunismo no llega por más atentos que lo esperemos, la gasolina sigue impulsando los vehículos en todo el mundo, al grado que en Gran Bretaña su carestía ya golpes entre los compradores frustrados.
Ni en la pandemia hubo carestía, mientras por ejemplo, los anaqueles de alimentos en los almacenes del Reino Unido estaban vacíos. La deuda no sólo no se disparó, sino que disminuyó en relación con el Producto Interno Bruto del país. Ninguno de estos fulanos se ha ido de México, salvo los que salen huyendo para no acabar en la cárcel por rateros.
Con el tiempo se fueron desesperando porque no nos iba mal a todos los demás, se descararon y exhibieron los verdaderos motivos de sus argumentos falaces, el dinero y el odio irracional por lo que no entienden, derivado de su profunda ignorancia es lo que los mantiene con vida, porque estos seres que son más básicos que las amibas. Buscan desesperadamente el poder como única herramienta para hacerse de recursos económicos.
A pesar de sus esfuerzos por destruir todo lo que con tanto trabajo hemos construido, la realidad los ha estrellado una y otra vez contra el muro de la verdad.
Hoy haciendo gala de su acostumbrado desempeño lamentable, los vemos aparecer en distintos foros, para gritar desquiciados que no van a aprobar la reforma eléctrica, que evitará el desastre de los oligopolios controlando los precios del mercado, argumentando que los costos de la energía subirían para los consumidores y que se dañaría el medio ambiente.
Para su desgracia, sus peroratas las hacen al mismo tiempo que se ventila en todas partes el escándalo español, donde están sufriendo las consecuencias de haberle entregado el control absoluto de ese sector estratégico a los ladrones de las empresas eléctricas privadas. Así de idiotizados los tienen el odio y el brillo de unas monedas.
Claro que esta aprobación no sería problema, si el gobierno estuviera dispuesto a aventarles unos cacahuates, como lo hizo Peña Nieto con los legisladores panistas muertos de hambre, que actualmente son investigados por traidores.
Hoy ya no vaticinan el desastre, sino que niegan el que tienen frente a ellos, el cual sus homólogos corruptos provocaron en otros países y del que por fortuna nos estamos librando en México gracias a la iniciativa de un “dictador desalmando” que no los quiere dejar seguir robando.
Como dice el escritor inglés Gilbert Keith Chesterton: “Los ladrones respetan la propiedad siempre y cuando sea de ellos”.