Mipymes: Heroísmo empresarial
Cuantas veces escuchamos lo muy inteligentes, intrépidos y sufridos que eran los traficantes de influencias conceptualizados durante décadas como grandes empresarios, a quienes la mayoría admiraba y les hacía caravanas a su paso, con el respeto que solo merecían esos seres humanos que logran hacer cosas que los mortales comunes y corrientes no pueden.
Estaba claro también que la mayoría de ellos habían cometido ciertos pecadillos al coludirse con los gobiernos en turno para lograr hacerse multimillonarios en tiempos récord, pero eso era aceptado como producto de las circunstancias de la corrupción tolerada y promovida por quienes mandaban en el país.
Pero cuál ha sido nuestra sorpresa a lo largo de los últimos 4 años en los que nos hemos venido enterando poco a poco, cómo exactamente lograron ser los seres superiores en materia de negocios que todo mundo admiraba, montados en una práctica permanente de tráfico de influencias para perpetrar el saqueo descarado del presupuesto público, de las riquezas del país, la evasión fiscal, destrucción del medio ambiente y todo envuelto en un discurso farsante de probidad inexistente.
El proceso de transformación del país que comenzó en 2019, ha desnudado la voracidad y cinismo sin límites de toda esta caterva de ladrones disfrazados de empresarios, que todo lo tuvieron fácil siempre, sin tener que pagar impuestos, con permiso para explotar a sus trabajadores por medio del outsourcing, recibiendo contratos en exclusiva y a sobreprecios de parte del gobierno, sin siquiera tener que cumplirlos, acumulando concesiones en las que nunca invertían, mientras las usaban para especular en el mercado financiero y otras bellezas del modelo neoliberal depredador.
Todo esto que ha sido revelado sobre las prácticas deleznables de estos sátrapas, insaciables y muertos de hambre, nos ha permitido revalorar el esfuerzo al que han estado sometidos todos los demás para poder hacer un negocio, mantener una pequeña empresa o impulsar algún proyecto, sin ayuda alguna de parte del gobierno, pero eso sí, con un enorme cúmulo de obstáculos colocados ahí para que los micro y pequeños empresarios fracasaran.
Así como hemos revalorado el esfuerzo extraordinario de los paisanos migrantes que se van en condiciones infrahumanas para salir adelante en los Estados Unidos, que cuando lo hacen envían grandes cantidades de dinero a sus familias, tenemos que darnos cuenta de que los emprendedores y empresarios de micros, pequeñas y medianas empresas, pasan por un calvario permanente para mantener la actividad económica funcionando prácticamente sin ayuda de ninguna especie.
En México hoy existen 5.1 millones de micro y pequeñas empresas dirigidas por verdaderos héroes empresariales. En 2018 eran 4 millones; durante la pandemia cerraron más de un millón y así, con el cierre de la actividad económica durante más de un años, todas las dificultades propias de su negocio, de la corrupción de que son víctimas con innumerables funcionarios gubernamentales y cámaras empresariales que los explotan, en los últimos 4 años se han creado 1 millón 800 mil micro y pequeñas empresas formales que están funcionando, impulsando la economía y el empleo en todo el país.
En este escenario es indispensable que el gobierno federal y los gobiernos estatales, desarrollen programas por medio de los cuales estas empresas que son la enorme mayoría en el país, tengan acceso a financiamiento barato que les permita crecer y seguir creando millones de empleos cada año, que a diferencia de los grandes sátrapas, llevan a cabo una actividad heroica todos los días para que sus negocios sobrevivan sin apoyo de ninguna especie, teniendo éxito en el olvido de todos los que deberían apoyarlos.
Como dijo el escritor francés Georges Bernanos: “El verdadero odio es el desinterés y el asesinato perfecto es el olvido”.