México está preparado para enfrentar un entorno económico turbulento: FMI
México está “bien posicionado para navegar” en un entorno económico “potencialmente turbulento”, dada la prudencia en la política macroeconómica y los sólidos marcos de política fiscal y monetaria, afirmó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En un documento, el organismo internacional señaló que México enfrenta un entorno desafiante ya que la inflación global ha aumentado y, si bien la recuperación post pandemia ha sido relativamente gradual, la inflación interna se ha acelerado a niveles no observados en dos décadas. Las consideraciones se dan un comunicado sobre el resultado de la revisión anual que hace a la economía mexicana.
“Como resultado, a pesar de los buenos resultados en la primera mitad de 2022, se prevé que el crecimiento disminuya en los próximos trimestres. Se espera que la inflación se estabilice en la segunda mitad de 2022 y luego disminuya gradualmente, a medida que los precios más altos de los alimentos crudos y otros factores que impulsan los costos continúen influyendo en los precios”, precisó el FMI.
El organismo expuso que las medidas fiscales que han tomado el gobierno y los aumentos en el salario mínimo, junto con el repunte posterior a la pandemia en la economía en general, han ayudado a respaldar los ingresos reales. Mencionó que el ingreso laboral real per cápita aumentó en 4% a mediados de 2022, mientras que la pobreza por ingresos laborales disminuyó.
“Principalmente, estos logros reflejan la recuperación económica, la mejora de las condiciones del mercado laboral y un alto nivel continuo de entradas de remesas. Sin embargo, los salarios mínimos más altos y el apoyo fiscal no específico también han ayudado a proteger a los vulnerables”, sostuvo.
La pulcritud, disciplina y sensatez con la que el gobierno de México ha manejado la economía le proporciona una posición cómoda en relación con la que enfrentarán otros países, contando con un margen de maniobra más amplio que la mayoría de ellos, presentando además niveles moderados de deuda pública, reservas internacionales altas, acceso a líneas de crédito internacionales en caso de que lo considere indispensable, y una orientación hacia la autosuficiencia energética y alimentaria de la que pocos países gozan.