El Presidente López Obrador puso en la mesa el tema de la desaparición de diputados plurinominales, dando lugar a que se abriera la reflexión y el debate público sobre este asunto, permitiendo así que la ciudadanía se informe, llegue a sus propias conclusiones y participe en la libre discusión de las ideas.
Como alguna vez ya lo hemos comentado en este espacio, el concepto y los espacios plurinominales en los congresos mexicanos se diseñaron a raíz de la elección de López Portillo en la Presidencia de la República, postulado por 3 de los 4 partidos que existían en esa época, el PRI, el PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) y el PPS (Partido Popular Socialista).
En esa elección de 1975 los del PAN nunca se pusieron de acuerdo y no registraron candidato a la presidencia, por lo que López Portillo obtuvo el 100% de los votos y junto con Jesús Reyes Heroles se inventó el concepto de los plurinominales para que otros partidos tuvieran representación en los congresos.
Desde entonces y hasta la elección de 2012, último período en el que la democracia fue simulada al estar cooptada por los miembros de la élites en el poder y en la oligarquía, ese concepto fue de alguna forma útil para que los electores cuyos votos eran robados, destruidos o no contados, tuvieran alguna representación a través de legisladores nombrados directamente por los partidos, a partir de una representación proporcional.
Hoy que acabamos de pasar por un proceso electoral que si bien no fue perfecto en virtud de que apenas se está logrando la democratización a niveles estatales, fue nutrido y bastante cercano a la realidad democrática que pretendemos construir los mexicanos. En este sentido, una representación proporcional de legisladores que son nombrados por sus partidos y no por los votantes es cada vez menos necesaria y menos conveniente.
La justificación que se esgrime en el debate público se puede explicar por medio de un ejemplo. Supongamos que en un distrito donde se alcanzó un número total de votos de 100 mil, el legislador ganador recibió 51 mil votos y va a representar los intereses de estos votantes en el congreso; sin embargo, para representar a los 49 mil que votaron en contra de él, el partido perdedor va a nombrar un legislador plurinominal. Este argumento hace parecer que los plurinominales son útiles en algún sentido.
Por otro lado, las listas de legisladores plurinominales son integradas por los partidos con personajes impresentables que se reciclan contantemente entre una y otra cámara de período en período, que difícilmente representan otros intereses que no sean los suyos propios, gestionando operaciones de saqueo para las élites con las que siempre se han coludido para hacerlo, como lo hemos visto constantemente en el pasado.
Si nos basamos en el desempeño hasta el día de hoy de la enorme mayoría de estos legisladores plurinominales, difícilmente podríamos concluir que su función ha sido benéfica para los intereses generales de la nación o de los ciudadanos; al contrario, hemos visto su lamentable participación en el reparto de sobornos por parte de las empresas y funcionarios para que voten en el sentido que menos favorece al país, como sucedió durante el llamado Pacto por México y las reformas estructurales de Peña Nieto. De hecho, ya hay un legislador del PAN en prisión y varios otros bajo investigación de la Fiscalía General por esta razón.
Pero el debate está abierto y todos los ciudadanos tenemos el derecho a sacar nuestras propias conclusiones, de opinar en el sentido que mejor nos parezca. Para eso es la libertad de la que hoy gozamos todos, a diferencia de lo que siempre sucedió en el pasado.
Como dijo el estadista estadounidense Benjamín Franklin: “Donde mora la libertad, allí está mi patria”.