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LOS HIJOS DE LOS NEOLIBERALES
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LOS HIJOS DE LOS NEOLIBERALES

Ayer publicó Sin Línea una nota, relacionada con los hijos del presidente López Obrador. Y de inmediato, las granjas de bots opositaras, intentaron desacreditar el contenido de la misma, con ataque masivo de cuentas de pocos seguidores y de reciente creación.

Al parecer, a la gente comandada por Claudio X González le molestó (o preocupó), que se afirmara que la oposición conservadora, tiene miedo de que alguno de los hijos del hoy presidente, pueda retomar su carrera política personal y convertirse en poco tiempo en una figura con igual nivel de popularidad y aprobación, que la que vemos en Andrés Manuel López Obrador en el momento actual.

Los apellidos pesan en política. Es algo evidente y que respaldan los ejemplos históricos recientes y pasados, de nuestra historia.

Nada más que a los integrantes del conservadurismo mexicano, solo les parece bien que el hijo de uno de los suyos haga política, siguiendo los pasos de su padre, y rechazan con violencia extrema, que intente lo mismo el hijo de un representante de la izquierda nacional.

Si Emiliano Salinas, hijo de Carlos Salinas de Gortari intenta hacer carrera política en sus inicios, los medios de manipulación reaccionarios aplauden la llegada del “delfín” del padre del neoliberalismo. Tratan de ayudarlo en todo y lo envuelven en algodones, para que no lo maltrate el rigor de la vida política. Y si fracasa y termina como líder de la secta NXIVM, fundada en Estados Unidos por Keith Raniere, esos mismos desinformadores se encargan de echar tierra al asunto, para no perjudicar la imagen del “junior”
Al hijo de Luis Donaldo Colosio se le aplaude por haber llegado a ocupar el cargo de presidente municipal en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Sin otro mérito conocido que el de ostentar el apellido Colosio. No importa tampoco si en una transmisión en vivo, es apreciable que se encuentra en estado inconveniente. Ni tampoco que ese apellido haya perdido brillo a lo largo de los años y no le alcance en el momento actual, para ser candidato a la presidencia del país.

Enrique de la Madrid es hijo del presidente que declaró la guerra a todo aquel que manifestaba tener una preferencia sexual distinta a la única reconocida por el gobierno. Persiguió y acabó con la carrera y la tranquilidad de muchos artistas, intelectuales, funcionarios y personas públicas, para impulsar una “Renovación Moral”, que en realidad aplicó como una infame “cacería de brujas”. Su hijo Enrique, nada digno de recuerdo ha hecho durante su carrera, pero era visto por el conservadurismo hace apenas unos meses, como una de las cartas fuertes para disputar la presidencia del país, en el proceso electoral de este año.

Ahí está Manlio Fabio Beltrones, que irá como plurinominal al Senado en la próxima Legislatura, mientras su hija Sylvana, ocupará un espacio en la Cámara de Diputados.
Claudio X González Laporte, hereda el imperio de los pañales y el papel higiénico a su hijo Claudio X González Guajardo. Y envuelto en ese papel, le entrega también el mando político de la oposición empresarial.

Los hijos de los representantes del conservadurismo son vistos con buenos ojos por los desinformadores profesionales. Esos que cobran por mentir a diario.
Intentan impulsar sus carreras, ocultar sus errores, arroparlos, hablar de su vida personal y de sus preferencias. Y esto tiene un motivo de peso.
Ninguno de ellos tiene brillo propio.

Llegan a la política aprovechando la imagen del padre, pero abrazados a ella, no hacen nada para forjar su historia personal. Están vacíos por dentro. Sin opciones propias.
Por eso les resulta imprescindible el respaldo de los medios de manipulación, pues de otra manera, pasarían sin pena ni gloria por la ruta política nacional.

En contraparte, el periodismo manipulador, por instrucción de los dueños del dinero en el país y de los grupos políticos neoliberales, intentan desacreditar a los hijos de las figuras públicas ligadas a los intereses del Pueblo.

Cuauhtémoc Cárdenas sufrió ese ataque permanente, durante la mayor parte de su vida política. El hijo del general y expresidente Lázaro Cárdenas, traía puesto el prestigio de un apellido histórico, ligado a la expropiación petrolera. Era una amenaza a los intereses conservadores, dado que la sociedad mexicana lo identificaba con su padre y le brindaba su respaldo.
Hoy sucede los mismo con los hijos del presidente López Obrador. Desde el inicio de este sexenio, han recibido ataques incesantes, por parte de los periodistas difusores de mentiras y montajes. Eso, no obstante que se alejaron de sus carreras políticas, para que su padre no enfrentara acusaciones de nepotismo, o tráfico de influencias.
José Ramón fue coordinador estatal de Morena, en el Estado de México.

Andrés Manuel tenía un cargo similar en la Ciudad de México.

Gonzalo Alonso hacía lo propio en Tlaxcala.

En ese momento, Morena luchaba por alcanzar el poder y los hijos del hoy presidente, ya mayores de edad, seguían la ruta de su padre y apoyaban por lo mismo el cambio democrático en el país, trabajando a ras de piso, con recursos limitados y enfrentando al aparato del Estado prianista.

Cuando López Obrador alcanza la presidencia, hacen una pausa en sus carreras personales. Es un acuerdo familiar que todos respetan.

Pero esto no significa que, ya jubilado el padre, los hijos no puedan reincorporarse a la vida política en el país.

Y eso causa terror en las maltratadas fuerzas conservadoras.

El apellido pesa. Las trayectorias cuentan. El respaldo social hacia cualquiera de ellos puede ser grande. Tan grande como el que el Pueblo otorga al presidente López Obrador.
Por eso vemos la campaña permanente de ataques en contra de los hijos del presidente y la protección incondicional del periodismo corrupto, hacia los hijos de los políticos y empresarios conservadores, o neoliberales.

Los apellidos López Beltrán, son una especie de “espada de Damocles” que pende sobre la cabeza de la oposición.

No son solo los próximos años de transformación, que asegura Claudia Sheinbaum.

Es lo que puede venir después, si uno de los hijos del hoy presidente, decide más adelante retomar su carrera política personal.

Por eso vemos a Loret de Mola y a Carmen Aristegui como locos, creando montajes, calumnias y mentiras en contra de todos ellos.

La orden venida de “arriba” es: “Ni un solo Obrador, o López Beltrán en la política, en el futuro”.

Y en eso están los medios de manipulación, que cobran por mentir y manchar a petición de sus patrones.

Claro que la mayor parte del Pueblo de México, va en sentido contrario a los deseos de los corruptos.

Malthus Gamba

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