Los exilios y los asilados
Por: Pablo Meléndez
@jpms1500
El tristemente célebre expresidente Calderón sigue en España dando una gira como “perseguido político”, su esposa sigue en la bancada del PAN como diputada, y su hijo busca posicionarse como posible candidato a la presidencia (de la manera más patética posible).
La ex familia presidencial se dice ser perseguida política y se rompe las vestiduras como mártires del neoliberalismo, sin embargo México tiene una larga tradición de refugiados que sí son perseguidos políticos, siendo evidente la diferencia entre uno y un amigo del narcotráfico como lo es Calderón con el ahora convicto García Luna.
Tenemos el ejemplo de Evo Morales (2019) y la familia de Pedro Castillo (2022) que son algunos de los más recientes asilados en el país; exiliados de golpes de estado en sus países (Bolivia y Perú respectivamente) por parte de grupos conservadores de extrema derecha.
Otros asilados que han encontrado un refugio en México son Rigoberta Menchu (1981 escapando de la Guerra Civil en Guatemala) o desde España, México dio asilo a más de veinte mil activistas que salieron de su país a raíz de la Guerra Civil y la dictadura de Francisco Franco (1939 y 1942).
Existe una fuerte tendencia al ser personas miembros de grupos vulnerables quienes sueles huir de la persecución política. En los últimos años, ha habido un aumento en la llegada de asilados políticos latinoamericanos a México. Muchos de ellos son de países como Nicaragua, Honduras y El Salvador, donde la situación política y social es tensa y peligrosa. La inestabilidad política en estos países ha llevado a un aumento en la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades, lo que ha llevado a muchas personas a buscar asilo en otros lugares.
Uno de los grupos más vulnerables de asilados políticos latinoamericanos en México son los solicitantes de asilo que han huido de la violencia de las pandillas y los grupos criminales en El Salvador, Honduras y Guatemala. Estos grupos criminales, que incluyen a las maras y otros grupos armados, han causado un gran daño en la región, obligando a muchas personas a huir de sus hogares para salvar sus vidas. Muchos de estos solicitantes de asilo han sufrido extorsiones, amenazas y violencia física y psicológica, y han huido a México en busca de seguridad y protección.
Otro grupo de asilados políticos latinoamericanos en México son los defensores de los derechos humanos y los activistas políticos que han sido perseguidos en sus países de origen. Estos activistas han enfrentado amenazas y violencia por parte de las autoridades y otros grupos políticos, y han huido a México para buscar refugio. México ha sido históricamente un lugar de refugio para los activistas políticos de la región, y ha brindado apoyo y protección a muchos de ellos a lo largo de los años.
También hay un número creciente de asilados políticos latinoamericanos en México que han huido de la violencia y la persecución en Nicaragua. Desde 2018, Nicaragua ha enfrentado una grave crisis política que ha provocado una ola de violencia y represión por parte del gobierno. Muchos activistas políticos y defensores de los derechos humanos han sido encarcelados y perseguidos en Nicaragua, y han huido a México para buscar refugio y protección.
En México, los asilados políticos latinoamericanos tienen derecho a una serie de protecciones y servicios. Estos incluyen la protección contra la deportación, el acceso a servicios de salud y educación, y la posibilidad de trabajar y establecerse en el país. El gobierno mexicano también ha establecido un sistema de asilo para los solicitantes de asilo, que permite a las personas solicitar protección y establecerse en México mientras se procesan sus solicitudes.