Las tantas cosas que no entiende Javier Milei y la idea de Occidente
Textos y Contextos
Por Miguel Alejandro Rivera.
@MiguelAleRivera
De verdad que uno quiere dejar de hablar de Javier Milei: es molesto, es retrógrada, es ilógico, intolerante y anacrónico, pero, ahora como presidente, tiene demasiadas oportunidades de llevar su mensaje al mundo como, por ejemplo, el Foro Económico de Davos.
“Hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro, está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores de Occidente, se encuentran cooptados por una visión del mundo que, inexorablemente, conduce al socialismo, en consecuencia a la pobreza”, dijo el mandatario argentino apenas empezó su discurso.
Para empezar, ¿qué es Occidente? Occidente no es una ubicación geográfica, no es un lugar, en política internacional, Occidente es un concepto, una idea que cada día se va contaminando de los intereses neoliberales de personajes como Milei, porque por más que se llame libertario, anarcocapitalista, ultraderechista, el líder de La Libertad Avanza no es más que un neoliberal.
Entonces, Occidente es relativo porque depende desde qué punto del mundo se vea y ha alimentado un sistema de “progreso”, “crecimiento”, “democracia” y “libertad”. Todos estos conceptos son relativos porque se alimentan de una élite económica que los basa en las dinámicas del mercado, oferta y ganancia, y en el dominio de los deseos y el conocimiento colectivo.
Sin embargo, la sociedad civil y las oenegés han logrado posicionar un discurso progresista que incluso las élites deben incluir en las agendas: equidad de género, diversidad sexual, cuidado del medio ambiente, derechos humanos y demás prerrogativas que, en pleno siglo XXI, debiera ser ridículo cuestionarlas de cualquier forma.
Pero entonces llegan los personajes de la ultraderecha, como Bolsonaro, como Orbán, como Trump, como el partido Vox en España, como Javier Milei que, en foros como el de Davos, dice: “El problema es que la justicia social no solo no es justa sino que tampoco aporta al bienestar general. Muy por el contrario, es una idea intrínsecamente injusta, porque es violenta”.
Y añade: “Sectores del establishment político y económico, algunos por errores en su marco teórico y otros por ambición de poder, están socavando los fundamentos del libertarismo, abriéndole las puertas al socialismo y condenándolos potencialmente a la pobreza, a la miseria y al estancamiento”.
Milei le llama a todo socialismo, a todo comunismo, estigmatiza términos por los que, en años como 1968, se asesinó a miles de estudiantes y opositores en el mundo debido a la ignorancia sobre la política y los sistemas sociales.
En los países nórdicos más avanzados de Europa, en España, en el mundo hay partidos socialistas que no necesariamente implican la destrucción de la propiedad privada y la libre empresa, pero, dado el sistema mundial actual, buscan un equilibrio saludable entre justicia social, igualdad y libre mercado.
“Hoy los españoles saben que las viejas políticas neoliberales no funcionan (…) ayúdenos a dar a la gente una vida mejor. No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al estado como un ente puramente extractivo que no genera valor o que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas”, contrastó Pedro Sánchez, presidente de España, contra Milei.
En España, la vivienda, la electricidad, los servicios se encarecieron dramáticamente por la privatización, que hoy el gobierno trata de revertir. En México pasa algo similar, luego de que en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se redujera de forma drástica la participación del Estado en la economía.
Este 2024, que se cumplen 30 años de la corrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la escena política de México, cuya bandera fue, y sigue siendo, la reivindicación de los pueblos originarios hay que defender ese mundo que Milei no entiende, porque no se inserta en las dinámicas del mercado; qué pensaría el presidente de Argentina de la lucha que emprendió Francisco Toledo, artista oaxaqueño, para defender a la gastronomía del estado contra un McDonald’s, lo mismo que pasó con los indígenas de Bolivia, que rechazaron al restaurante de comida rápida.
Hay tantas cosas que no entiende Javier Milei y tantas aberraciones que exclama cada que puede, ahora en foros internacionales. Uno quiere dejar de hablar de él, pero ignorarlo sería aplicar la máxima de que “el que calla, otorga”, y ante el aumento de las ultraderechas en el mundo, como a las que este fin de semana se opusieron multitudes en Alemania y Francia, urge que sigamos alzando la voz por un mundo para todos, no sólo para los ganadores del libre mercado.