De la nada, nos dicen un día los medios de comunicación conservadores, que el panista autoexiliado Ricardo Anaya, es el político de la derecha mejor posicionado para competir por la candidatura presidencial en 2024, representando al bloque opositor. Salen encuestas que muestran esta tendencia.
Al poco tiempo y dado que la campaña de publicidad en favor de Anaya no prende, vuelven a aparecer en medios reaccionarios, encuestas que señalan a Enrique de la Madrid, como el verdadero puntero, en las preferencias de la clase opositora a la Cuarta Transformación, para abanderar la campaña presidencial reaccionaria en el 2024.
Pero la seca y desangelada personalidad del priista, tampoco prende en el ánimo de la sociedad. Se hace evidente que sus posibilidades reales de triunfo, son pocas.
Entonces, la gente que paga estas campañas en prensa, radio, televisión y plataformas digitales, se saca de la manga a un nuevo prospecto que a su parecer, tiene carisma, juventud y un apellido que despierta interés en la gente.
Las nuevas encuestas preparadas por los desinformadores reaccionarios, colocan a Luis Donaldo Colosio hijo, como un fuerte competidor a la presidencia en 2024, solo detrás, en cuanto a respaldo social, del actual Secretario de Relaciones Exteriores y de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Hay gente que guarda en la memoria, aquellos episodios históricos (por vergonzosos), donde antes y durante toda la campaña presidencial, se daba como favorito por alto margen, a Enrique Peña Nieto, sobre los demás candidatos presidenciales.
Al final, cuando quedó evidenciado que los datos de estas encuestadoras eran evidentemente falsos, vimos a periodistas reaccionarios como Ciro Gómez Leyva, pedir disculpas públicas, por “el error involuntario”.
El daño estaba hecho y ofrecer una disculpa al aire, en nada alteraba el resultado obtenido de esa campaña de manipulación informativa. La gente pensó que había un ganador seguro y la asistencia a las casillas de votación, para revertir la tendencia señalada por las encuestadoras, fue pobre. Muchos pensaron que no tenía objeto presentarse a votar, cuando la brecha entre el primero y segundo lugar, era tan grande.
Las encuestadora en periodo electoral, juegan al ajedrez político. Cada medición es un movimiento que intenta envolver al oponente. Y el oponente en estos casos, es todo aquel que no paga por la tendencia que debe aparecer en la encuesta.
El presidente López Obrador ha señalado en cientos de ocasiones, que la mayoría de la prensa en el país, está comprometida con los grupos neoliberales que gobernaron en el pasado. Que es en su mayoría, corrupta.
Lo mismo pasa con las casas encuestadoras. Debe haber algunas excepciones por ahí. Pero por regla general, trabajan en base a los requerimientos de quien contrata.
Para que una encuesta resulte confiable, necesariamente se requiere que el contratante sea honesto y persiga por tanto, fines honrados. De otra forma, las encuestadoras proporcionarán resultados “a la carta”. Al gusto del que paga.
El presidente López Obrador está a favor de las encuestas públicas, para definir candidatos en tiempos electorales. Mediciones de respaldo social, en donde la metodología y proceso de aplicación, estén a la vista de todos. De ahí deberán salir los mejores candidatos, de acuerdo a las preferencias de la gente.
Eso es lo que ha recomendado a Morena y al resto de los partidos políticos.
En la actualidad, solo Morena aplicará este método de selección para definir candidaturas. Se requiere por tanto una apertura total de los procesos selectivos, para que no quede duda de la limpieza en cada ejercicio.
Los aspirantes pueden y deben realizar encuestas espejo, que sirvan como referentes para medir el grado de respaldo social que los acompaña y contrastar sus resultados, con los que arroje la encuesta oficial del partido.
Solo así se consiguen resultados aceptables y democráticos, usando este método de selección. Y Morena tiene los elementos necesarios para salir airoso de este compromiso con la sociedad mexicana.
Al tiempo que aparecen las encuestas que pretender definir un candidato sólido que represente los intereses de los grupos conservadores, los medios de comunicación reaccionarios, comienzan a publicar encuestas a favor de algunos aspirantes a la presidencia en 2024, por parte de Morena.
En el Reforma, El Universal, en Milenio y otros representantes de la prensa tradicional, se publican encuestas donde la supuesta preferencia social en determinado momento, se inclina en favor de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, o del Secretario de Relaciones Exteriores. A distancia siempre variable entre una casa encuestadora y otra, figuran personajes como el diputado del Partido del Trabajo, que ha manifestado su intención de encabezar una candidatura de unidad, entre PT y Morena, con miras a ganar la presidencia en 2024. De igual forma, se ubica con distintos niveles de aceptación, al senador de Morena y coordinador de la JUCOPO en esa Cámara, que tiene interés en competir por la candidatura.
Todos los interesados tienen pleno derecho a participar en el proceso. Ninguno puede ser excluido anticipadamente. El resultado de las encuestas, será el que decida quién gana la candidatura. Hasta ese momento, todos aspirantes y en su momento, participantes en un proceso de selección democrático.
Pero lo que buscan las encuestas aparecidas en el Reforma, El Universal y el Financiero, es precisamente debilitar la unidad dentro del grueso de la sociedad que respalda a la Cuarta Transformación. Crear batallas internas dentro del Partido y externas en la sociedad que es quien va a definir al candidato.
Los datos de estas mediciones opositoras son poco transparentes y fiables. El Financiero solo hace encuestas y sondeos, vía telefónica, por lo que sus resultados no son representativos de la opinión general.
Del Reforma ya mejor ni hablamos. Todo es farsa y mentira ahí.
Señalar que tal candidato de Morena está por encima de otros en este momento, persigue un solo fin. Crear desencuentros entre funcionarios públicos que forman parte del gobierno del presidente López Obrador. Dividir al sólido bloque social que respalda al presidente y a su gobierno, en facciones en favor o en contra de determinados candidatos.
Y en una de esas, acercar a los partidos políticos conservadores, a candidatos que se sientan desplazados o derrotados anticipadamente.
Los conservadores buscan fracturar la unidad de respaldo al gobierno. Falta mucho para el proceso electoral, pero en el ajedrez de las encuestadoras, se ha puesto el tablero y comienzan a moverse las piezas.
Las encuestas que interesan, son las que en su momento aplique Morena para seleccionar a sus candidatos. No las que publican medios reaccionarios que darán un día como puntero al canciller, a la Jefa de Gobierno, o al senador, al día siguiente.
Esas encuestas están manipuladas y responden a intereses de la derecha.
Esa derecha a la que debemos impedir que regrese al poder.
No hagamos caso de esas mediciones cien por ciento adulteradas.
Entendamos que todo lo que sale de manos conservadoras, es falso y corrupto.
Malthus Gamba