La unidad en la 4T
Durante más de 4 años la mayoría de los mexicanos hemos estado convencidos y respaldando el desarrollo de un proyecto al que llamamos la 4ª Trasformación, cuyos principios y lineamientos básicos han sido aplicados por el gobierno del presidente López Obrador, entre los que se encuentran una serie de preceptos fundamentales y de acciones derivadas en las que casi todos estamos de acuerdo.
No mentir, no robar y no traicionar al pueblo, son la piedra toral a partir de la cual se construye la transformación. Por el bien de todos primero los pobres, no solamente es una idea o un concepto, es una directriz de actuación que se ha establecido como prioridad en el presupuesto federal del gobierno y que lo está haciendo realidad a través de la entrega de fondos de los programas sociales, de los apoyos a pequeños productores, de las becas a estudiantes y aprendices, de las pensiones para adultos mayores y discapacitados.
Al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie, es otro principio que le ha costado al gobierno entre otras cosas, tener que soportar a una caterva de imbéciles, a quienes cualquier otro mandatario ya hubiera por lo menos metido a la cárcel. Sin embargo éstos inútiles, aunque se pasan la ley por debajo de las suelas de los zapatos, siguen ahí ejerciendo su derecho de mentir, insultar y decir estupideces todos los días sin que nadie los moleste.
Este principio también ha logrado aterrizar a los que se sentían una élite dorada flotando en el Olimpo, evitando pagar impuestos, llevando a cabo contratos amañados con sobreprecios insospechables, robándose el dinero del erario, quedándose con riquezas del país en todas partes, presumiendo además de decentes.
Ha llevado incluso a la cárcel a gente que el mismo presidente había colocado en el gobierno, como los de Segalmex, que abusaron pensando que los principios de los que hablamos, eran letra muerta.
Y así, a partir de otras reglas de juego emanadas de estos principios, hemos evitado seguir haciendo que crezca nuestra deuda pública, hemos invertido en grandes proyectos de infraestructura, estamos optimizando nuestros sistemas de salud y educación. Y aunque parezca increíble, estamos logrando abatir los índices de delincuencia, como muchas otras cosas. Todo a partir de estos preceptos.
Como no vamos a estar unidos alrededor de todo esto la mayoría de los mexicanos, que fue nuestro sueño inalcanzable durante décadas.
Sin embargo como todo es un proceso, hoy que comienza la competencia para seleccionar a la persona que deberá administrar esta transformación a partir de 2024, dentro de los lineamientos que ya tenemos muy claros, no faltan los despistados que se comportan como lo más rancio de la ultra derecha, para descalificar candidatos que consideran que no les convienen o que son contendientes fuertes para su favorito, logrando con sus acciones solamente revolver el agua para crear desunión y mala vibra.
En este momento lo menos importante es quien de los tres precandidatos punteros ya sea Ebrard, Claudia y Adán Augusto resulte ganador del proceso de encuesta. Los 3 representan el proyecto y cualquiera de ellos garantiza su continuidad, aunque su desempeño pueda ser acorde con estilos diferentes de hacerlo.
Lo único que los mexicanos debemos tener en cuenta, es que el proyecto de la 4T no puede ser detenido o cancelado para dar paso otra vez a preferencias o intereses personales. La unidad en torno a la trasformación tiene que superar los intereses de precandidatos, simpatizantes o personajitos mezquinos muy afanosos, que a través de buscar generar desunión, intentan conservar una chambita.
Como dijo el político estadounidense Patrick Henry: “Unidos resistimos, divididos caemos. No nos separemos en facciones que deben destruir la unión de la que depende nuestra existencia”.