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La mala broma de Javier Milei
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La mala broma de Javier Milei

Textos y Contextos

Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera

Hace una semana ya de que Javier Milei ganó las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) en Argentina, elecciones que determinan a los candidatos presidenciales para los comicios a celebrarse en octubre. A partir de ahí, la narrativa del personaje ultraderechista que aparece en las redes sociales es sofocante, pues se trata de humanizar a un sujeto que busca deshumanizar al gobierno de Argentina.

Tal vez la victoria de Milei en las PASO sea una mala broma de los argentinos o quizá el resultado de la desesperación de un país en el que francamente las cosas han salido mal, pero no precisamente por las acciones del gobierno actual; la crisis económica y la inflación del país sudamericano tiene un común denominador que le persigue desde el siglo XIX y es la deuda externa.

Desde 1824 se tiene registro del primer préstamo que adquirió Bernardino Rivadavia, quien fue el primer presidente de Argentina. Ocurrió antes de asumir ese cargo, cuando era ministro de Gobierno de Buenos Aires, en 1824, e incluso Argentina llevaba el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata. El país tardó más de un siglo en poder cancelar esa deuda con la Baring Brothers de Inglaterra por 1 millón de libras esterlinas. Así, también en los setentas del siglo XX, bajo las dictaduras militares auspiciadas por el capitalismo de potencias como Estados Unidos e Inglaterra, dicha nación adquirió deudas para sostener el modelo neoliberal y de gobiernos militares en su territorio.
Mas recientemente, en 2018, Mauricio Macri, cumpliendo con su agenda neoliberal, supeditada a los intereses de los países potencia (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá…), pidió un crédito por unos 57 mil millones de dólares, el más grande que se ha solicitado en la historia del Fondo Monetario Internacional, y el cual se utilizó, en gran medida, para pagar servicios de la deuda en moneda extranjera.

Esta fue una señal de la crisis que generó su alza en los servicios básicos como la electricidad, el gas, el agua y el transporte, donde algunos registraron subidas hasta del 300 por ciento, conocidas como “tarifazos”; por ende, el peso argentino se devaluó hasta llegar a las 60 unidades por dólar en aquellas épocas u ahora hasta el rango de las 300, lo que golpeó a las importaciones y causó una inflación desmedida en Argentina: ahí vemos entonces la receta del FMI con todo y sus resultados… “Acudir al FMI se ve como humillante, como terrible, como bajarse los pantalones”, declaró alguna vez para la BBC Mundo el politólogo Vicente Palermo.

Y es que una de las propuestas que más enaltece Milei es la de dolarizar la economía argentina y, para ello, requerirá, lo he dicho, préstamos del exterior… la misma receta que lleva siglos sin funcionar. Milei quiere debilitar lo más posible al Estado e incluso desaparecer al Banco Central, lo que implicaría que el devenir de los ciudadanos estaría en manos de la iniciativa privada: salud, educación, infraestructura pública: todo determinado por la oferta y la demanda.

Planteamientos como este, muy a lo Milton Friedman, son los que han generado una desigualdad desmesurada en países como Chile, cuya sociedad se levantó en 2019 debido al hartazgo de una vida cada vez más costosa.

Pero de Milei en redes sociales como TikTok o Facebook, donde se apela al voto de la juventud harta de la inflación en Argentina y con poco conocimiento del pasado en su país, se dicen datos como que fue portero del Chacarita cuando era adolescente, se le muestra cantando y hablando de su vida privada en programas de televisión, incluso hay videos donde se conmueve casi hasta las lágrimas con presentadores de noticieros tratando de apelar justo a las pasiones de la audiencia, misma razón por la que Milei pocas veces habla, sino que grita, así como su nula paciencia ante personas que no piensan igual que él.

Claro que cuando algo no le funciona a un gobierno el discurso de: “Es que los gobiernos anteriores dejaron un desastre” es cansado para la sociedad, pero en casos como el de Argentina son una realidad; la herencia que recibió Alberto Fernández en materia económica fue una ruina, y rehacer la estabilidad que buscan los argentinos no es sencillo.
Las ultraderechas al estilo Trump, Orbán, Bolsonaro y ahora Milei se están poniendo de moda: personajes irreverentes que no tienen miedo a decir sus ideas conservadoras y radicales de formas agresivas que apelan a las pasiones de la sociedad a la que cada uno busca gobernar. El problema es que sus políticas son funcionales sólo para un sector privilegiado, la iniciativa privada, y para un sistema mundo que lleva décadas en decadencia, pero que se resiste a morir.

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