La producción agropecuaria en México a pesar de la pandemia, no solamente no se detuvo en 2020, sino que creció en relación con sus niveles de 2019, gracias a los apoyos directos y a los precios de garantía establecidos por el gobierno federal. Esto nos permitió evitar una crisis alimentaria durante la epidemia que hubiera sido devastadora, empeorando sustancialmente la situación de las familias en un momento que ya por sí mismo era realmente complicado para todos.
Afortunadamente por primera vez en décadas, las buenas noticias en materia de producción en el campo continúan. La expectativa de producción nacional agropecuaria y pesquera para 2021 es de 227.9 millones de toneladas, 3.6% superior a lo registrado en 2020.
Por subsector los pronósticos son positivos, todos aumentan: el agrícola 3.7%, el pecuario 2.9% y el pesquero 1.5%. La perspectiva en comparación con 2020, es que el agrícola aumentará más de siete millones de toneladas, mientras que el pecuario incrementará 687 mil toneladas y la pesquera crecerá 27 mil toneladas.
Esto no es resultado de la casualidad, ni de que los mercados mundiales estén explotando en apetito por estos productos, o de los extraordinarios resultados de las políticas neoliberales en el occidente, ni tampoco es una herencia de los gobiernos corruptos que sufrimos hasta el 2018.
El crecimiento del Producto Interno Bruto primario, que es como se le conoce a este sector de la actividad económica, en el primer trimestre de 2021 fue de 2.8%, a un ritmo muy superior al del resto de la economía que se espera crezca alrededor de 6.3% en todo el año.
A estas fechas ya estamos viendo los resultados del trabajo realizado por el gobierno en materia de apoyos y precios de garantía en todo el país.
El programa Producción para el Bienestar de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, registró un avance de 97.9 % de la meta prevista para 2021, toda vez que, hasta el cierre de julio, se han entregado apoyos por casi 10 mil millones de pesos en beneficio de 1 millón 760 mil productores de granos de pequeña y mediana escala.
Los productores de maíz, frijol, sorgo, trigo y arroz, entre otros, representan 83% del padrón del programa mencionado. El resto son productores de café, caña de azúcar, cacao, amaranto, chía, miel de abejas apis y meliponas.
Del total de beneficiarios de granos, 54.8 % se ubica en estados del sur-sureste, 57% corresponde a municipios con población indígena y 31.7% son mujeres. El cultivo predominante es el maíz y de enero a julio de 2021, han recibido apoyo 1 millón 600 mil productores de este cereal, esto es 90.4% de los beneficiarios del programa en el rubro de granos y 75% del total del padrón apoyado hasta julio de este año.
Si a esto le sumamos el más de un millón de hectáreas que se están cultivando por medio del programa Sembrando Vida con más de 400 mil sembradores, nos damos cuenta de que hoy el campo es la principal fábrica que tenemos en el país y que proporciona el 13% de los empleos totales en México.
De esta forma, con un esfuerzo profundo de gobierno y productores, nuestro país va construyendo su autosuficiencia alimentaria de la misma forma que estamos avanzando en la energética, a pesar de los obstáculos que siguen poniendo en el camino todos los días quienes antes se atascaban los bolsillos a costa del hambre de los demás. A este ritmo en México, los únicos muertos de hambre que van a quedar, son los que no se sacian con nada.
Como dijo el teólogo español Juan de Mariana: “La codicia trae consigo voluntad determinada de hacer el mal”.