La estrategia económica del gobierno ha comenzado a demostrar su eficacia más allá de toda sombra de duda. El nivel de paridad del peso con el dólar, que tradicionalmente ha sido un foco rojo para indicarnos a todos los mexicanos que las cosas van mal, no ha sufrido variaciones mayores en los últimos 2 años y medio, manteniéndose en un rango que oscila entre los 20.50 pesos por dólar, valor que tenía cuando terminó el gobierno anterior y 19 pesos por dólar en sus mejores momentos.
Después de una caída profunda de la actividad económica experimentada a causa del cierre de los negocios por la pandemia, que implicó una disminución cercana al 8.6% del Producto Interno Bruto durante el año 2020, la economía va recuperándose en forma bastante acelerada, motivada también por la velocidad que lleva el programa de vacunación en el país, que nos permite ir reactivando los distintos sectores de negocios a un ritmo bastante aceptable.
La actividad industrial en los sectores de las manufacturas, la construcción y los servicios, ha comenzado a crecer en forma firme, el sector primario representado por las actividades extractivas y agrícolas se mantiene avanzando, tomando en cuenta que fue el único sector económico que no disminuyó su actividad durante la pandemia.
Lo anterior ha provocado que los bancos nacionales e internacionales, los organismos financieros mundiales y hasta las calificadoras de riesgo, se encuentra ya pronosticando niveles de crecimiento para el Producto Interno Bruto anual de México por encima del 6%.
La inversión extranjera directa ha aumentado, colocando a México como el noveno país del mundo en la captación de flujos financieros derivados de ella. Las remesas siguen creciendo más allá de lo esperado, con estas últimas creciendo en más de un 22% en relación con su nivel del año pasado, esto considerando que en 2020 también creció más de un 10%.
Los cambios de funcionarios que ha hecho el presidente en el gabinete económico para sustituir al actual gobernador del Banco de México, cuya tendencia es neoliberal, por un economista progresista de gran nivel técnico como Arturo Herrera y relevar a éste incorporando a Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda, han dado un muy alto nivel de certeza a los inversionistas y a la iniciativa privada, que sienten garantizado el manejo responsable de la disciplina financiera, fiscal y monetaria de parte de las autoridades mexicanas.
La estrategia fundamental, revisándola exclusivamente en el aspecto económico, consiste en incentivar el consumo interno desde sus bases, para que éste detone la actividad comercial y productiva como consecuencia y no al revés, como se hacía antes, sin que nunca haya funcionado, porque la mayoría de los fondos que se inyectaban a las empresas no se aplicaba en la creación de empleos y en la producción a la velocidad que se necesitaba, esto pensando que se aplicaran así y no que terminaran en cuentas bancarias de paraísos fiscales.
La otra parte importante de la estrategia aplicada, es impedir que el gobierno se la pase entregando contratos onerosos a coyotes e intermediarios que los recibían a cambio de pagar moches y sobornos a funcionarios, disminuyendo además el gasto corriente del gobierno que se aplicaba en conceptos superfluos y en sueldos millonarios.
Hoy fuimos informados por el INEGI, que la confianza de los consumidores creció 9.9 puntos en julio pasado respecto al mismo mes del 2020, ya que consideran que la economía se encuentra mejor de lo que estaba el año pasado y esperan que en los próximos 12 meses continúe la tendencia positiva. Esto es una consecuencia directa del manejo serio y honesto de las finanzas públicas, que permite al país seguir avanzando en la aplicación un nuevo modelo orientado a lograr el bienestar económico de la mayoría de los mexicanos.
Como dijo el escritor checo Franz Kafka: “En tu lucha contra el resto del mundo, te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo”.