24 Dic 2024

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La estrategia de mentir sobre la muerte
Columnas, Nacional

La estrategia de mentir sobre la muerte

¿Cuál era el mecanismo que usaban los gobiernos neoliberales, para engañar a la ciudadanía, sobre la verdadera situación del país?

Podemos decir ahora, sin temor a equivocarnos, que el manejo de la “percepción social,” fue el truco estelar en la representación que nos brindaron los tecnócratas conservadores, durante los últimos treinta y seis años.
Aún hoy, Felipe Calderón, Vicente Fox, Claudio X González, López Dóriga, Loret, Dresser, Pascal, Riva Palacio y toda la fauna conservadora, exacerbada por el paso sostenido de la Cuarta Transformación, nos presentan a diario cifras y estadísticas sobre inseguridad y violencia, que muestran un incremento apreciable en los números que se registran hoy, comparados con aquellos que daban a conocer los gobiernos del PRI y del PAN.

Estos números, están soportados por la información que dependencias del gobierno y organismos autónomos, manejan con pleno conocimiento de causa.

¿Qué es lo que está pasando en México, entonces?
¿De verdad, con la llegada de la Cuarta Transformación, la inseguridad y la criminalidad aumentaron?

Ese es el tema a tratar en esta nota.
Los números no mienten. Lo que dicen los conservadores, apegados a los datos oficiales con que apoyan su información, son generalmente, verdaderos.
Los registros oficiales señalan que esas cifras son reales.

¿Dónde está el truco entonces?

Porque hay que decir que todo lo que manifiesta la clase conservadora, forma parte de la guerra sucia, que mantiene contra el gobierno de la Cuarta Transformación.
El truco es evidente para quien recuerda como trabajaban los neoliberales en los gobiernos anteriores: mintiendo.
Es pública y comprobable la forma en que Miguel Ángel Mancera, maquillaba las cifras sobre delincuencia, negando que el crimen organizado hubiera sentado sus reales en la capital del país.
El número real sobre delitos y crímenes ocurridos se alteraba, para crear la “percepción pública” de una ciudad medianamente tranquila.

Los intereses políticos del anterior jefe de gobierno, estuvieron siempre por encima de su responsabilidad oficial.
Él quería ser candidato a la presidencia de la república y un reconocimiento de su incompetencia para frenar la delincuencia, obstaculizaba esa candidatura.
Lo mismo ocurría en el gobierno federal. La corrupción había infiltrado a todas las dependencias de procuración de justicia. No había policía honesta en los tres niveles de gobierno. El maridaje entre criminales y elementos de la ley era casi total.

Por eso la violencia y la inseguridad eran evidentes para todo ciudadano.
Sin embargo, los gobernantes neoliberales, acudían al mismo expediente que usaba Mancera. Maquillaban las cifras oficiales.

La mentira, como lo ha dicho el presidente López Obrador atinadamente, es la marca, o la firma de los conservadores.
El número de desaparecidos nunca se ajustó a la realidad. Tampoco los correspondientes a robos y asesinatos.
Los mexicanos de cualquier parte del país, sentían que la violencia rondaba en cada esquina. Subir al transporte público o transitar por las calles en horas de la noche, eran motivos de preocupación para todos.
Y no obstante eso, el gobierno y los medios de comunicación chayoteros, nos hablaban de un país, que vivía una etapa difícil, pero en relativa paz, considerando que la culpa de toda la violencia la achacaban a guerras internas entre distintos grupos del crimen organizado.

La violencia generalizada, se ocultó o diluyó durante muchos años.
Pero es difícil no detectar la inseguridad, cuando cada salida de casa, representa un riesgo real.
Los ciudadanos sabíamos que las cosas no marchaban bien en el país.
La intención de esos gobiernos, fue la de crear una falsa percepción de seguridad y combate al crimen, La realidad los desmentía.

Las cifras que manejaron los neoliberales, fueron siempre menores a lo que reflejaba la vida diaria del país.
Los medios de comunicación se prestaron incondicionalmente a este juego, publicando datos maquillados. Pocos fueron los periodistas que cuestionaron la veracidad de esta información oficial.
¿Qué es lo que sucede actualmente en el gobierno de la Cuarta Transformación?
Lo principal, es que no se maquillan cifras y se reconoce la gravedad del problema.
Efectivamente, los datos que este gobierno pone a disposición de los ciudadanos, muestran incrementos en la criminalidad, si se comparan con años anteriores.

Pero esto es producto de la transparencia en el gobierno de la Cuarta Transformación.
Ya no se alteran cifras, ni se oculta la verdad.

Es natural entonces que nos encontremos en este momento, ante una realidad de violencia, que está por encima de lo que nos reportaban los gobiernos neoliberales.
Ellos disminuían el número de delitos para aparentar eficacia.
El gobierno del cambio crea La Guardia Nacional y los programas de apoyo ciudadano, para ser eficaz.
La violencia en el país, por vez primera en muchos años, se está atendiendo en todos los frentes y en forma real.
No es un engaño. Todo lo que implica recuperar la paz pública, está a la vista del pueblo.
Comenzando por las cifras reales.

La campaña para desprestigiar al gobierno de López Obrador, tiene como uno de sus principales ejes, hacer creer al pueblo de México, que los niveles de violencia están creciendo y esto es mentira.
Lo único que sucede, es que ya no se paga a la prensa “chayotera”, para que difunda información alterada.
No ha crecido la criminalidad. Tan solo se hace público el tamaño real de la situación.
El problema más difícil para la Cuarta Transformación, es restituir la paz en cada rincón del país. Es un trabajo inmenso, que requiere atención y tiempo. Treinta y seis años llevó destruir el tejido social de esta nación y es ridículo exigir resultados en el corto plazo.

La Guardia Nacional y los programas de atención social, son el inicio.
Pero también es importante no creer en las mentiras y calumnias de la clase conservadora.
Ellos crearon el escenario de muerte y violencia en que vivimos actualmente. Son los responsables directos de tanta muerte.
Hoy quieren ser jueces, después de haber sido cómplices o aliados pasivos, en la mayor parte de estos delitos.
Eso es no tener vergüenza.

Malthus Gamba

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