Noticias

La doble moral del conservador
Columnas

La doble moral del conservador

La Hipocresía, entendida como forma social de comportamiento de un pequeño sector, es un culto particular. Una doctrina, o un manto protector.
Cuenta el presidente López Obrador, que hace años, platicando con el fallecido escritor Carlos Monsiváis, escuchó la recomendación que le hizo su amigo, a manera de advertencia: “Cuídate de la derecha, porque en realidad su única doctrina, es la hipocresía”.

Por décadas, la clase que se sentía dueña de México, robó, saqueó, violentó, empobreció y engañó al resto de los mexicanos, tejiendo un discurso basado íntegramente en la falsedad. En la hipocresía.

“Ni siquiera perdían su respetabilidad”, ha señalado el presidente.

Lo peor de todo, fue que los laboriosos ciudadanos de este país, dimos crédito al discurso y a las acciones hipócritas de los conservadores, avalando con eso todas las acciones que los saqueadores impulsaron para el beneficio de un selecto grupo.

Esa máscara de respetabilidad se le cayó a la clase conservadora, a la llegada de la Cuarta Transformación al poder.
Los políticos corruptos del pasado, ya no son respetados.

Lo mismo les sucede a los periodistas que formaron parte de la escuela “chayotera” del periodo neoliberal.

El descrédito los alcanzó y no les es posible mantenerse a flote, fingiendo ser personas decentes y confiables.

Hay un resentimiento enorme en este sector social privilegiado, en contra del actual gobierno y de los millones de mexicanos que respaldan al presidente López Obrador.
Los consideran responsables de su descalabro político y de la falta de respeto que se les tiene en la actualidad.

Antes, un periodista del tamaño de Jacobo Zabludovzky, e incluso del de Joaquín López Dóriga, daba dirección y sentido a la opinión pública. Lo que Jacobo decía era verdad y nadie discutía un hecho tan obvio.

Hoy en día, López Dóriga, Loret de Mola, Carmen Aristegui y demás figuras del viejo periodismo, intentan imponer a los mexicanos una falsa verdad que nadie les compra.
La Hipocresía funcionó mientras el pueblo lo permitió. Hoy es una actitud condenable que merece rechazo y desprecio.

Hace pocos días, los mexicanos fuimos testigos de un nuevo capítulo en la serie de acciones hipócritas que defiende el conservadurismo.

La Reforma Eléctrica presentada por el presidente López Obrador al Congreso, fue rechazada por los partidos políticos conservadores.

Argumentaron que atentaba contra el desarrollo de las energías limpias y que propiciaba la creación de un monopolio del Estado, al limitar la participación de empresas privadas en el mercado.
Pura hipocresía.

Lo que en realidad quería el grupo conservador, era desaparecer en el corto plazo a la Comisión Federal de Electricidad, para quedarse con la totalidad del mercado eléctrico. Un mercado privatizado, que sería controlado por empresas extranjeras.

Y es precisamente con esta acción, donde se da el momento de quiebre histórico para los hipócritas conservadores.

La sociedad mexicana, en forma mayoritaria, muestra su respaldo a la Reforma Eléctrica, que si no sale hoy, saldrá durante el siguiente sexenio.
Y hace algo de igual importancia. Llama públicamente Traidores a la Patria a todos aquellos que votaron en contra de la Reforma, así como a empresarios y partidos políticos que forman parte de una oposición que se mueve en sentido contrario al deseo del pueblo.

Las redes sociales se inundan de imágenes de los personajes más representativos del conservadurismo, etiquetados con la leyenda “Traidores a la Patria”.
Cunde el enojo, el pánico, la molestia y el rencor en las filas conservadoras, donde la defensa hacia el reproche que les hace el pueblo, es una hipócrita postura de que existe una campaña de difamación en su contra.

Se presentan en la Comisión de Derechos Humanos para hacer su denuncia. Lo mismo hacen ante la Fiscalía General de la República y hasta en instancias internacionales, como la ONU.
La vieja doctrina hipócrita, es el único mecanismo de ataque-defensa que conoce la clase conservadora. Pero ahora ya no les funciona como antes.
Es impresionante la forma en que la sociedad mexicana ha tomado conciencia de su enorme poder social. De la capacidad que tiene para aplaudir o condenar, según el caso.
Vemos entonces cómo la máscara de hipocresía en todo conservador, comienza a caer poco a poco.

Gabriel Quadri acaba de ser sancionado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por incurrir en actos de violencia política en razón de género y violencia contra las personas LGBTQ.

Quadri es un hipócrita defensor del ambientalismo, quien al mismo tiempo, se confiesa amante de la “fiesta brava”, donde la muerte violenta del toro es la culminación del festejo.
Atacó por cuestiones de género y orientación sexual a varias mujeres, hasta que una demanda lo deja marcado e impedido para competir en el futuro por puestos de representación social.
Además, fue señalado hace tiempo por alumnas de la Universidad Iberoamericana, de ser un acosados de estudiantes.

Y sin embargo, Quadri se presentaba públicamente como una persona respetable.

Francisco Martín Moreno, escritor de escasa calidad y conservador declarado, se había convertido desde hace poco tiempo, en uno de los intelectuales preferidos del grupo conservador.
Hoy por la mañana, en la conferencia diaria, el presidente López Obrador presenta un video en el que Martín Moreno declara abiertamente, su deseo de regresar en el tiempo a la época de la Inquisición, para quemar vivos en el zócalo a todos los simpatizantes y militantes de Morena.

Esta misma persona, es una de las que hipócritamente impulsan una campaña en la que piden “Parar el Odio”. No les gustó nada la calificación que les da la sociedad, como Traidores a la Patria.
Chillan como puercos (una disculpa a los puercos), al entrar al matadero. Lloran cuando su respetabilidad se ve amenazada. Protestan enérgicamente si su hipocresía es evidenciada.
Esa etiqueta de Traidores a la Patria, es un parte-aguas histórico para la sociedad mexicana.

Llamar a las cosas por su nombre, se vuelve regla. Ninguna concesión o consideración especial, habrá para la hipocresía conservadora.
No habrá respetabilidad para quien no sepa ganarla.

El cambio de mentalidad en los mexicanos va fuerte y es definitivo.

Sumar corrupción y traición, no dará como resultado, respetabilidad.

Hoy en día, la palabra conservador es entendida por esta sociedad renovada, como la definición de un político, o un empresario, hipócrita ladrón.

Malthus Gamba

Notas relacionadas

Noticias de México y el mundo, sin adornos ni filtros, directas y fieles a la realidad, ¡todo lo que necesitas saber!