Dada la costumbre mercenaria de ocultamiento de la verdad que practican hoy la enorme mayoría de los medios convencionales en todo el mundo, para enterarnos de la realidad y no vivir en la estupidez a la que nos quieren someter, es necesario escudriñar en todas partes y reflexionar con la información verdadera, para darnos cuenta la forma en la que los grupos de la élite financiera intentan manipular nuestro cerebro en su propio beneficio.
En medio del diluvio de mentiras publicadas para justificar lo indefendible en el conflicto de Ucrania, con únicamene estar muy pendientes de atender lo que se dice entre líneas, nos podemos enterar que el Parlamento Europeo está por legislar para legalizar el robo.
No se trata del robo común y corriente que pueden hacer los delincuentes de poca monta contra el patrimonio de los demás, sino del robo a gran escala para despojar a Rusia de sus reservas internacionales, que están en poder de bancos en países occidentales y que ascienden a unos 300 mil millones de dólares, todo con la excusa de que eso es lo que piensan que va a costar la reconstrucción de Ucrania.
En ningún momento la ONU o algún otro organismo internacional inservible para gestionar la justicia internacional en forma medianamente aceptable, ha intentado siquiera legislar para que Alemania pague por la destrucción que causó durante la Segunda Guerra Mundial, o para que los Estados Unidos y Gran Bretaña cubra los costos de los destrozos que han hecho en todo el mundo, con el único objeivo de saquear las riquezas naturales de los países.
Para los europeos y los estadounidenses eso ni siquiera existe. En su radar depredador no aparece el más pequeño vestigio de evidencia sobre las matanzas, saqueos y delitos de lesa humanidad cometidos por ellos a los largo de la historia reciente, salvo cuando se trata de presionar a los rusos, a quienes nunca han dejado de percibir como una amenaza en contra de sus trapacerías por el mundo.
Pero no sólo es eso; si queremos evidencias de la profunda estupidez y carencia de interés por los derechos humanos, podríamos voltear hacia el Perú, donde su nuevo gobierno usurpador está a punto de legislar para legalizar el genocidio.
Aunque parezca una locura, el congreso peruano pretende emitir una ley que le permita a la policía disparar contra quienes se manifiestan por el golpe de estado que perpetraron, sin que exista ninguna causa legal para enjuiciar al que dispare.
En México se nos está olvidando como legisla la derecha, porque afortunadamente ya llevamos 4 años de no permitirles pasar leyes que perjudiquen a la mayoría; pero sin ir mucho al detalle de todo lo que hicieron, hay que recordar sus legislaciones sobre la condonación fiscal, donde todos los mexicanos estábamos obligados a pagar impuestos, salvo aquellos que los generaban en grandes cantidades, a ellos se los condonaban o se los devolvían por instrucción directa del corrupto presidente en turno.
Recordemos como legislaron para retirar la corrupción de la lista de delitos graves, en el mayor de los descaros que podríamos imaginar, para evitar que todo su grupito de ladrones mafiosos fueran a prisión por robarse el dinero de los mexicanos.
Y nos enteramos solamente porque el actual gobierno que ha estado destapando la cloaca. Ninguno de los respetables medios de información tradicionales que dominaban el mercado, publico ni una breve línea sobre los robos millonarios y otras aberraciones, que los delincuentes en el poder dejaron establecidas en la ley para disponer con libertad de lo que no les pertenece.
Así es la derecha en todo el mundo, diseña su estructura para saquear a los demás en beneficio de un grupúsculo de delincuentes facinerosos y paga cantidades industriales en sobornos a los medios de comunicación y políticos, para que guarden debajo de la alfombra la porquería, hasta que la peste es tál, que es indispensable hacer una limpieza profunda, sin que ellos puedan hacer nada para evitarlo.
Como dijo la escritora inglesa Mary Shelley: “¡Cuántas cosas estamos a punto de descubrir si la cobardía y la dejadez no entorpecieran nuestra curiosidad!”.